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Nelly y el Sr. Arnaud

Drama. Romance Nelly, una mujer que acaba de divorciarse, conoce casualmente al señor Arnaud, un magistrado retirado cuya mujer vive en Ginebra con otro hombre y cuyos hijos apenas le hablan. Arnaud le ofrece a Nelly un trabajo: mecanografiar el manuscrito de la novela que ha escrito. La relación laboral resultará enriquecedora para ambos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2005
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El veterano Sautet logró con esta película uno de sus éxitos más reconocidos, con la historia entre un vetusto ex-juez (Serrault) y una hermosa señora (Béart) en crisis matrimonial. La película no cuenta gran cosa y destila un aire de intrascendencia, que luego no es tan marcado, pues bajo su superficie quedan el reflejo de dos almas humanas, realizado fría pero sobria y más o menos acertadamente, apoyado en las interpretaciones de la pareja protagonista.
kafka
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3 de diciembre de 2023
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Nelly y el señor Arnaud (Nelly et monsieur Arnaud, 1995) es un ejemplo brillante del sutil arte de este cineasta que algunos consideran anclado en la tradición novelística, un cineasta discreto sin opulencias expresivas, calificado, peyorativamente, como académico, siempre escondido tras la figura del actor-personaje (por lo tanto, supeditado a su figura) cual dramaturgo en el sentido clásico del término, cuyas elecciones formales y expresivas son meramente funcionales, sin advertir la rigurosidad de su observación de la representación clásica, de la relevancia de la complexión arquetípica de personajes y de acciones. Sautet intenta hacer partícipe al espectador del mundo como representación, a través de la minuciosa observación y plasmación de las conductas de los personajes enfrentadas a sus actitudes e intenciones: lo intencional desestabilizado por lo no-intencional .En las iniciales secuencias de Nelly y el señor Arnaud queda patente que la relación de Nelly (Emmanuelle Béart) con su marido Jérôme (Charles Berling) está en punto muerto, como él parece inmovilizado en una vida de inacción desde que un año atrás perdiera el empleo. No hace nada particular con sus días sino disfrutar de una mullida inercia, como representa su diálogo, ella presta para irse al trabajo, en una panadería, y el instalado en la cama, leyendo el periódico, como quien no espera realizar mucho más (el plano se dilata, tras que ella se marche, sobre su mirada suspendida en el vacío). Durante su conversación, en un café, con su madre, una irrupción determinará un giro en su vida, o será decisiva para que ella tome la decisión de romper con esa inercia de relación. El encuentro fortuito con Arnaud (Michel Serrault), un magistrado retirado, que mantuvo una breve relación con su madre quince años atrás, posibilita que él le proporcione un dinero que pueda cubrir sus deudas, pero también la propuesta de un trabajo: Arnaud necesita a alguien que sepa utilizar un ordenador para la transcripción de sus memorias, y Nelly será esta persona, así ella podrá devolverle el dinero prestado. Ese cruce de caminos que propicia que ambos compartan un periodos de su vida será más determinante de lo que pueda parecer, aunque no se explicite, desde luego no entre ambos, y que sobre todo queda sugerido en miradas o gestos.

A diferencia de la anodina vida organizada de Stéphane en la previa Un corazón en invierno (1992), en su monástico refugio, a salvo del caos desestabilizador de las emociones porque teme su falta de control, Arnaud sí posibilita cambios en su vida porque no hay nada peor que el aburrimiento. Nelly también, inicia la relación con Granec (Jean-Hughes Anglade), el editor de Arnaud, pero no quiere que se afiance, con la convivencia en un mismo piso. Ella se siente en transición, como quien se siente aún vacilante tras liberarse de una inercia. La relación entre Nelly y Arnaud se establece sobre la ambiguedad, pero, como se irá insinuando, no es sino indefinición e indecisión. Y se resolverá finalmente con la renuncia a la pasión. Para Arnaud (así como para Nelly), la renuncia es la consecuencia del miedo, una incapacidad por acabar, materializar, la historia (para que tome otra dirección, la que de modo no dicho se desea). Arnaud, tras contemplar la espalda desnuda de Nelly mientras duerme (quien al despertar no se siente molesta sino que le dice que no se vaya cogiéndole la mano para dormirse), optará por refugiarse, figuradamente, en una escapada precipitada con su ex-esposa, para sorpresa de Nelly. Su abrazo de despedida es más que elocuente, como la mirada perdida de Arnaud en el aeropuerto, junto a su ex esposa. Nelly queda como un cuerpo que erra por las calles de la ciudad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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18 de octubre de 2022
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ella es una joven de veintitantos que abandona a su marido por desocupado (gran escena, están cenando en silencio y le suelta de repente, te voy a dejar, sin preámbulos ni haciendo drama), cualidad que lo convierte en una compañía aburrida. Su situación económica es delicada. Viene a visitarla su madre, que también está en proceso de separación y en el reencuentro con un antiguo amante suyo en una cafetería (van las dos) en lo que la progenitora va al baño, el apuesto caballero maduro ofrece a la protagonista hacerle un préstamo para afrontar sus deudas, un crédito que da a entender que no espera recuperar. Pide que no se le malinterprete, que no busca ninguna clase de pago a cambio. Incide en ello, e igual seré yo, pero tengo la sensación de que cuando alguien se preocupa tanto de dejar claro lo bello y desinteresado de sus intenciones es porque sí hay una detrás, quizás oculta o soterrada, una que a lo mejor no va a ver la luz por decoro o el tacto que implica una buena educación recibida, pero haber algo hay. La joven se cierra en banda, se niega rotundamente, aunque dentro de poco (días) sucumbe al ofrecimiento. No contento con ese favor, el veterano juez y hombre de negocios la contrata para que mecanografíe sus memorias, una empresa que se siente una mera excusa para disfrutar de su compañía, pues aparte del hecho que él mismo comenta en más de una y de dos ocasiones que no tiene mucho sentido la creación de su biografía, que es algo tedioso y que nadie va a querer leer, que no sabe para qué lo está haciendo, aprovecha a la primera de cambio para irse por las ramas y contarle su vida a la joven y a inquirirle por la suya. Ella está casi inexpresiva, por lo que no comparto la opinión de aquellos que ven una interpretación brillante y delicada. Es él el que está hablando todo el rato y si consigue tirarla un poco de la lengua es por qué ésta ya se ve obligada a responder más que con un monosílabo, abrumada por la insistencia. A la hora del metraje, él se siente enfadado al oír que tiene citas con hombres, obviamente está celoso, la echa de su casa aludiendo que 'no pone suficiente interés en la obra cosa que sí al principio', pero luego quedan en continuar otro día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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