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Renoir

Drama La Costa Azul, 1915. Auguste Renoir, en el ocaso de su vida, está atormentado por la pérdida de su esposa, los dolores artríticos y la noticia de que su hijo Jean ha sido herido en la guerra. Sin embargo, cuando una joven entra en su mundo, el pintor se siente dueño de una nueva energía. Radiante de vida, bellísima, Andrée se convertirá en su última modelo. Jean regresa a casa para reponerse y también cae bajo el encanto de la estrella ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
6 de agosto de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Renoir’ es un bucólico retrato familiar con complejo de fénix al resaltar el atardecer vital de Auguste Renoir y asistiendo al renacimiento entre las cenizas pictóricas en forma de fotogramas del que sería un afamado cineasta, Jean Renoir.

La fotografía es impecable. El espectador sentirá que está en un museo contemplando cualquier obra del renombrado pintor francés y siendo partícipe de la búsqueda de su inmortalidad a través del lienzo. Además, debe tenerse en cuenta su valor histórico y documental más allá del visual.

Al mismo tiempo debemos hacer una mención especial al casting, fundamentalmente acertado en la elección del terceto que encabeza el reparto, el cual hace gala de una cadencia interpretativa sin desafinar.

A lo largo de la película podemos observar como Renoir está rodeado en todo momento de los protagonistas de sus retratos: desde platos y frutas hasta las propias mujeres que con el paso de los años cambiaron la quietud del posado por el ajetreo de las tareas domésticas pero siguen teniendo una importante influencia en la residencia Renoir, especialmente cuando los dos “hombres de la casa” están impedidos y son las mujeres quienes capitanean la nave.

De igual forma es remarcable la ambición del Renoir pintor, a pesar de su edad y la gravedad de su enfermedad quería fallecer “en la orilla” con el pincel y la paleta en la mano, pues siempre hay algo más que aprender. Un mensaje positivo para cualquier persona especialmente el colectivo de la tercera edad que podría ver en él artista un modelo a seguir.

La cinta es también una secuencia de citas célebres como: “Ya hay cosas tristes en la vida, no necesito fabricar más” y “hay que dejarse llevar por la vida como un corcho por la corriente”. Asimismo no sólo podemos ver al genio durante la creación de sus cuadros sino que ‘Renoir’ es también una tragedia costumbrista, de alegría triste y alborozo melancólico.

Por último, ‘Renoir’ es un viaje disfrutable de carácter verídico e instructivo encuadrado en un caleidoscopio de imágenes de bella factura y paisajes idílicos.
AriasGSergio
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22 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Renoir retrata los últimos años en la vida del célebre pintor Auguste Renoir (Michel Bouquet), sin poder reponerse a la pérdida de su esposa y aquejado por malestares físicos propios de su avanzada edad, todo esto mientras sus dos hijos mayores pelean en la Primera Guerra Mundial.

Andrée, una bella chica que llega para trabajar con el pintor como modelo, se convierte en su musa que lo lleva a realizar sus últimas grandes obras, y también se convertirá en el objeto de deseo del hijo Jean, que ha vuelto a casa herido en la guerra.

Abusando por momentos de un esteticismo y preciosismo nada sutiles, la película avanza con una efectiva construcción dramática y sobre todo, con una constante tensión sexual con una Christa Theret desbordando erotismo en cada plano, mas allá de que se la ve desnuda en prácticamente toda la película.

La película se toma su tiempo para contarnos los momentos de creación del artista, la relación del pintor con su musa, así como también con sus hijos, descansando gran parte en la gran actuación de Bouquet dando vida a Renoir padre.

Promediando el metraje, el drama se centra en la relación que florece entre Andrée y Jean, donde se lo ve con su incipiente interés por el arte cinematográfico, donde años después se convertiría en uno de los grandes directores del siglo XX.

Renoir es una película con cierto aire importante, “cine de qualité” lo llamaría Truffaut, pero que tiene buenos momentos que la hacen disfrutable.
Quique Mex
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11 de julio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película admirable en cuanto a su fotografía, su vestuario, el preciosismo de sus planos, las ideas pintadas al máximo Naturalismo de un Renoir ya entrado en la ancianidad con su modelo Andree Heuchling de soltera, y de casada Catherine Hessling, la que fuera musa de cine mudo.

Sería una necedad decir que la película trata sobre los avatares del pintor de mayor y de sus hijos. En realidad la película narra la experiencia y el choque entre Andree con el viejo pintor, y sobretodo con sus hijos Coco y Jean Renoir, el prometedor director de cine.

La historia se construye sobre un bucolimo propia de las "Geórgicas" pero las tablas son el verde prado silvestre preñado de flores que no se ven, y las luces del teatro la luz natural que ilumina los desnudos de Andree mientras su hijo Jean se enamora sin remedio de la musa rebelde que le humillará más tarde.

Buenas actuaciones y ritmo lento, como las películas que me gustan a mí, donde todo se sucede en el trance de una tarde, de un domingo. Amor a ritmo lento, miedo a algo extraño, dirección justa, demasiado justa para una película de gran belleza con diálogos que no están a la altura de los personajes ni de las escenas, "Renoir" es una fusión extraordinaria de la que Kevin Reynolds sacaría más de una idea, como la de los amantes poniéndose la ropa bajo un naranjo....
barbara12
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8 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los argumentos, al igual que las armas, se gastan a fuerza de usarlos. Antes que la obsolescencia programada, existía el simple desgaste, no está de más recordarlo. Los argumentos usados a modo de arma, obviamente no escapan a dicha ley. Si al gobierno español le hubieran dado, tan solo durante los dos últimos años, un céntimo por cada vez que alguien esgrimió aquello de que ''los artistas parecen vivir en otro mundo'', seguramente ya habría recuperado la totalidad de aquella grotesca millonada que tiró al retrete en forma de rescate a sus queridas entidades financieras. Del mismo modo, los motivos artísticos, a fuerza de echar mano de ellos, también se gastan. Mejor dicho, acaban cansando. Más pronto que tarde.

Para ir directos al trapo, si el año pasado era comprensible el estado de irremediable desesperación por parte de los que acabaron hasta el gorro de Blancanieves, los siete enanitos y la manzana que los parió, esta temporada va a tocar compadecerse de aquellos a los que les salgan sarpullidos por toda la piel la próxima vez que entren en una sala de cine para ver otra película de pintores y musas. La -muy- alocada cronología de la cartelera de nuestro país nos habla, primero, de un tal Fernando Trueba que vuelve a la imagen real bajo un título la mar de elocuente: 'El artista y la modelo'. De momento, ninguna pregunta al respecto. Imposible perderse. A continuación, la línea temporal nos presenta por enésima vez a Jean Becker, quien con 'Mi encuentro con Marilou' nos habla de un pintor cuyo enfermizo fastidio causado por el mundo en el que le ha tocado vivir se revierte radicalmente por el descubrimiento casual de una jovencita gravemente afectada por la rebeldía adolescente.

Por último, y sin apenas tiempo para reponerse del segundo plato, llegan unos postres que tampoco parecen ayudar demasiado al a estas horas maltrecho sistema digestivo. Después de su fallida aventura en las Américas, Gilles Bourdos regresa a casa para completar ese particular menú de filmes que usan . En este caso, una peligrosa mezcla entre drama familiar, triángulo pseudo-amoroso y, cómo no, ''una partida de campo'' para otra muestra del normalmente exquisito cine rural francés. En este caso, la acción, si es que puede considerarse como tal, nos lleva a un lugar y a un momento (vitales ambos dos) peligrosamente conocidos: 1915, Costa Azul, el maestro Pierre-Auguste Renoir, mortificado por la artritis, por la muerte de su mujer y por las noticias fragmentadas que llegan de su hijo Jean desde las trincheras, se va hundiendo, cada vez más rápido, en un pozo de amargura del que ni la pintura puede sacarle... hasta que -¡tachán!- conoce a Andrée.

Curvas mareantes, carácter peleón, ojos ideales para perderse durante toda la eternidad, melenaza besada por el fuego (sí, Christa Theret es un amor)... La chica lo tiene todo para quitar el hipo en casa de los Renoir, donde además de convivir las raras inquietudes y preocupaciones de esa gente tan rara que ''parece vivir en otro mundo'', hacen lo propio dos maneras de entender / plasmar el arte a través, primero, de un soporte más viejo que la tos, y después, de otro que apenas ha empezado a dar sus primeros pasos (y que por ello todavía tiene que soportar las burlas de los círculos más carcas, que se refieren a él como algo todavía impuro). Como era de esperar, Andrée, que ejerce de modelo para la pintura pero que en realidad aspira a convertirse, ni más ni menos, que en la más prestigiosa actriz del séptimo arte, está justo en medio.

En definitiva, llega a nuestras salas otra cinta con la fórmula de ''artista y modelo'', sólo que aquí el primer factor se ha duplicado... si es que esto implica un cambio realmente relevante. En definitiva, sin excesivas novedades en el frente. Cabe esperar pues, que la introducción de nuevos factores que eviten el déjà vu total corra a cuenta de Monsieur Bourdos, a quien a estas alturas se le presupone la experiencia suficiente como para sacarle a sus historias un mínimo exigible de jugo. Pero no. Desde el papel, 'Renoir' se revela como una película demasiado fiel al objeto de estudio. En efecto, su tratamiento denota que éste es un trabajo claramente concebido por alguien que ''parece vivir en otro mundo'' (de hecho, lo mismo podía aplicarse a la teóricamente mucho más comercial 'Premonición'), y que por esto no siente el peso de las concesiones a su audiencia. En apariencia (demasiado en apariencia) difusa, confusa, incluso conquistada por una profunda sensación de dejadez y -peor aún- de antipatía... lo que sucede en realidad es que el ''qué'' (para entendernos, la historia en cuanto a narración clásica) pasa a tener una importancia secundaria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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23 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada más empezar la película, prácticamente en el primer fotograma, puedes percibir la alegría de color, la espléndida luminosidad y viveza, pigmentación exquisita exhibida con enorme elegancia, la belleza estética que tus ojos van a disfrutar, un recrearte maravilloso y ansioso que pide más; gozo para unos sentidos que se percatan de la pasión y frenesí de un pintor consagrado. Se respira arte, genio e inspiración por todas partes, cada imagen es un desfilar por cada unos de los cuadros del artista, una armonía y belleza de gran delicadeza y fragilidad que se complementa con una sensibles y tiernas interpretaciones, una perfecta, exquisita puesta en escena y un ideal de entorno y contexto de gran mérito -es uno más de los personajes-. La hermosura de una naturaleza sin estructuras ni corsé, que se refleja en la manifestación de una rutina artística que devora toda la pantalla, único planteamiento que sostiene y sustenta todo tu posible -si no decae- interés y motivación. Porque, la verdad, después de todos estos merecidos piropos y aplausos, para ser honestos, la trama y la narración no tienen mucho aliciente, no despiertan entusiasmo alguno, más-tarde-que-pronto tu disposición y apego por el desarrollo y desenlace de la historia disminuye sin evidenciar esperanza alguna de revivir el apasionamiento y admiración que sentiste al empezar el relato. Un impedimento no superable, obstáculo que no impide merecer todos los halagos ganados. Confórmate -o saca el máximo partido- a un admirar, saborear el desfile de lienzos, bocetos, cuadros, una magnificencia escenográfica sin contenido ni volumen más allá de la percepción sensorial. No pretendas encontrar lo que no hay, no intentes ir más lejos de lo que la fotografía ofrece, de esta forma podrás disfrutar parte de ella; en caso contrario, te estrellarás sin ser capaz de apreciar nada.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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