El perfecto anfitrión

Nick Tomnay nos adentra en un mundo que juega con la realidad y la ficción dentro la mente humana.
En "El perfecto anfitrión" encontrarás una inhóspita situación de intriga con un acertado toque de humor negro que nos hará bajar la guardia en nuestra butaca mientras los giros de guión, los cuales están bastante acertados, se suceden en la pantalla.
A mi parecer estubieron muy acertados en la elección de David Hyde Pierce para un papel con tanto peso en la pelicula, ya que nunca sabes por donde puede salir o cual será su siguiente movimiento y mantiene al espectador con una sensación de intranquilidad continua, de un estilo similar al de Cassey Affleck en sus miradas y gestos.
Con todo esto os animo a disfrutar de esta película a todos amantes de los thrillers psicológicos.

Película tan (a priori) interesante como insulsa, que juega al despiste y la sorpresa y acaba con tres finales para confundir más al personal, cuando con el segundo final bastaba.

En conclusión, una pelicula para pasar la tarde sin muchas pretensiones y que tiene su aquel pero todo se diluye rápidamente por la obsesión del director por contar demasiado en poco tiempo e impresionar al espectador.

Fantástico David Hyde Pierce.

Imagínate que acabas de atracar un banco. La policía conoce tu cara, te busca y, lo peor de todo, sabe, aproximadamente, dónde encontrarte. ¿Qué hacer? Malherido, desesperado y sin pocas opciones entre las que elegir, la salida parece sólo una: esconderte entre los urbanitas que habitan el residencial barrio en el que agonizas durante tu fuga.

Nick Tomnay debutaba en el mundo del largo de la mano de un anfitrión muy peculiar, el tal Warwick. Para quién haya visto la violenta y exasperante 'Funny games' (1997), de Michael Haneke, encontrará que 'The perfect host' le resulta familiar, aún con un planteamiento del todo opuesto. La fórmula, de todos modos, acaba fatigándonos la vista. El cineasta no consigue trasmitir el punto aflictivo, en toda su dimensión, por el que está pasando su protagonista. Además, su originalidad se requebraja a partir del momento en que Tomnay decide sacar la acción del claustrófobico y delirante universo en el que ha metido al pobre desgraciado para introducirse ya en una senda más estándar como es la del botín, la trampa y el policía ¿alocado?.

Todo termina en caída libre. Lo que parecía una cosa, resultó ser otra. El condimento del amor fallido, sumado al de policía con doble personalidad, acaba por estropear la transgresora y arriesgada propuesta inicial. Con todo, no molesta perder noventa minutos de tu vida viendo 'The perfect host'.

Buen recibimiento por parte de la crítica y espectadores recibió El Perfecto Anfitrión -basta con ver las críticas de Filmaffinity-, el debut en largo de Nick Tomnay adaptando y alargando un corto que él mismo escribió y dirigió en 2001. Presentada en el Festival de Sitges de 2010, es un thriller con toques de comedia negra que tiene como principal reclamo la presencia de David Hyde Pierce (Frasier), el único actor reconocido en la hora y media que dura El Perfecto Anfitrión. Le acompañan, para quien le interese, Clayne Crawford (Ases Calientes 2) y un grupo de intérpretes con experiencia en cine de serie B (o Z).

El ladrón de un banco (Crawford) está en busca y captura por la policía tras el asalto. Herido y sin saber a dónde ir, da con una urbanización de chalets y con la casa de un tal Warwick (Pierce), al que llama haciéndose pasar por el amigo en común de una chica que se encuentra en Australia (de la que encuentra una postal en el buzón). Lo que empieza como una invitación cordial acaba con el anfitrión secuestrado a merced del invitado criminal... aunque no tardan en cambiarse las tornas.

Solo hay un par de motivos por los que vale la pena darle al play y ver el debut de Nick Tomnay. El primer acto, con la presentación de los personajes y el involuntario juego en el que van a participar el captor y la víctima (si bien el cazador pasa a ser cazado). La otra razón es David Hyde Pierce. Ambos casos son echados a perder, el primer acto porque nudo y desenlace no están a la altura, Hyde Pierce porque a medida que avanza metraje acaba resultando forzado y cansino.

El catalizador de la debacle es un guión que empieza como si de una nueva versión de La Huella de Mankiewicz se tratase (la parte interesante), tiene un giro brusco hacia la comedia con momentos de un humor bizarro fuera de lugar (el baile, el vídeo en Super 8), y lo acaba de rematar una errática vuelta de tuerca final que trata de llevar El Perfecto Anfitrión al género policíaco.

El cortometraje en el que se basa, The Host, que he visto con inmediatez después del film que reseño, no contiene trama policíaca alguna. He de decir que no hace del producto algo memorable, pero en conjunto es más sensato y coherente que la versión alargada. Parece que para estirar El Perfecto Anfitrión hasta una duración estándard hubieran metido mucho relleno mediante incontables falsos finales y multitud de flashbacks que pretenden hacer del debut de Nick Tomnay una película rompecabezas, esas donde hay que encajar las piezas que nos van dando a medida que avanza película para acabar dejándonos boquiabiertos. No lo consigue.

El Perfecto Anfitrión se pasa tratando de rizar el rizo. Les hubiera bastado ceñirse al corto y enfatizar el duelo interpretativo entre un aprovechable David Hyde Pierce, y un desconocido (y así seguirá siendo) Clayne Crawford. Seguiría siendo floja pero mejoraría el despropósito.

Seguro que ahora... no. Seguro que el protagonista es... tampoco. Imposible. Por más que intentaba adelantarme a lo que iba a pasar en la película, la película siempre me sorprendía, siempre tomaba una dirección diferente a la predecible. Y sorpendiéndome pasé una de las mejores horas de cine que he pasado ultimamente, la hora que dura la cena. Pero terminada la cena... la película devora su esencia y se convierte en un CSI cutre, en el hermano pobre de "Sospechosos habituales". Y aunque sigue resultando entretenida, uno no puede sino preguntarse: ¿por qué no habrán tomado el postre?

Lo mejor: Warnik (Clayne Crawford) y su particular forma de cenar.
Lo peor: la trama policiaca.