El perfecto anfitrión

Tras una buena acogida en el festival de Sitges, se estrena comercialmente en España (bienvenidas sean estas repentinas inspiraciones de los distribuidores) "El perfecto anfitrión", filme cuya máxima aspiración es sorprender continuamente al espectador en lo que se refiere a desarrollo y personajes. Objetivo arduo de conseguir teniendo en cuenta lo manido de ciertas estructuras argumentales, pero el guión es lo suficientemente hábil como para atrapar a un espectador expectante por asistir a la próxima pirueta, aunque a veces sea a costa de forzar la máquina, saturar el relato de detalles e historias paralelas (los flash-backs desentonan un poco) y abrumar, en definitiva, al respetable.
Lo que en principio parece una historia de huida pronto deriva en thriller psicológico, comedia negra y, a continuación, retorcido delirio macabro, aunque el realizador prefiere finalmente destensar un tanto la narración con la enésima vuelta de tuerca, disminuir el riesgo de la propuesta para a cambio satisfacer a un mayor número de espectadores.
Ingeniosa y siniestramente simpática, "The perfect host" gana bastantes puntos gracias a la extraordinaria interpretación de David Hyde Pierce, capaz de meterse en la piel, con la misma entrega y convicción, de diverosos personajes en uno, aunque lo mejor es no desvelar nada, asistir a la proyección con la mínima información posible y disfrutar, en definitiva, de esta malévola "muñeca rusa".de sorpresas.

Los giros...cómo odio los giros en las películas. Cambian demasiado la percepción que hasta ese momento el espectador tiene de los personajes y el tono de una película y esto, si no se hace y explica muy bien, es altamente peligroso.

El perfecto anfitrión tiene muchos. El primero de ellos, desvelado en el trailer, funciona, pero es, como digo, sólo el primero. Es posible que ese giro no sea tan original que no se haya visto nunca en otras películas, pero la composición del personaje de David Hyde Pierce y su interpretación son destacables y ponen en funcionamiento toda la película.

El actor que interpreta a Niles en Frasier es la principal virtud del filme pero no la única. Los diálogos y las situaciones demuestran cierta habilidad para combinar violencia y humor, thriller psicológico con comedia delirante. Hay escenas memorables, como una en la que interviene una máscara, y que es casi de comedia clásica (y negra).

Ya en esta parte aparecen unos molestos flashbacks del otro protagonista, el inexpresivo pero funcional Clayne Crawford, que sabes que intentan llevarte a algún otro giro final, pero que son más bien aburridos e interrumpen la claustrofobia y el interés de las escenas con Pierce. Perdonable defecto de lo que venía siendo una cinta bastante original e ingeniosa.

Pero héte aquí que , cuando falta media hora, llega el giro mayúsculo, nuevas vueltas de tuerca que se basan en improbabilidades y casualidades demasiado injustificadas y el personaje de Hyde Pierce termina por resultar un lío, si antes ya era excéntrico, es completamente increíble cuando llega al final. Encima en esta parte el filme pierde su humor y se pone extrañamente serio, como si el director quisiera ser más listo que nadie y de repente el producto deja de ser fresco para parecer casi pretencioso.

No obstante consigue terminar con algún apunte acertado y no destroza totalmente lo conseguido hasta entonces, debido a que el protagonista mantiene algunos de sus rasgos definitorios.

En resumen, una película que podría haber sido mucho más si sus responsables hubieran optado por el clasicismo frente a la tentación de ser sorprendentes y originales en todo momento.

Sorprendente hallazgo el de esta película de la que supe a través de su trailer en el cine.
Sin idea del argumento me puse a verla y quedé bastante contento con ella, pues esperaba otra cosa realmente.
Los trailers engañan muchas veces.
Gran actuación del "Anfitrión" en una peli correcta, entretenida sobre todo en sus primeros minutos y que, a pesar de un final un poco enrevesado merece la pena.

Nick Tomnay escribió junto a su amigo Krishna Jones “The Host” (cortometraje) en 1999.

En el 2000 rueda el corto.

En el 2001 empieza a enviarlo a diferentes sitios.

En 2002 hace el circuito a través de diferentes festivales. El corto resulta premiado por la Academia de Cine Australiana, en el festival de Seattle…

Hasta el 2007 aproximadamente Nick Tomnay trabaja en el guión (en la primera versión le ayuda Krishna Jones) de “The Perfect Host”, que finalmente su propia representante y socia deciden producir.

En el 2008 buscan un buen actor conocido, capaz interpretar a Warwick, que quiere arriesgarse en un proyecto de bajo presupuesto. David Hyde Pierce es el elegido. La película se rueda en tres semanas.

En el 2009 se monta la película en Nueva York.

En el 2010 se estrena en Sundance.

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Es casi seguro que en esa evolución el director diera tantas vueltas en su cabeza al guión y visualizase mentalmente tantas secuencias que al final se convierte en una peonza sin rumbo. Tiene secuencias de montaje muy competentes, una historia con personalidades comunes a “Mad Detective” y envuelta en un thriller que se basa en el duelo psicológico de sus dos principales roles. Le falta riesgo, le sobran giros.

La película habla sobre la mentira y nos miente tanto a la cara que precisamente acabamos pensando que es una farsa. Porque las películas con giro hacen replantearse que un mínimo fallo cambia el completo camino.

Agradable sorpresa que apareció en mi farruquito por arte de magia, otra vez, el no conocer la sinopsis y no haber recibidio la trepanación del trailer han hecho el resto.

Creo conveniente no desvelar nada, y por supuesto que nadie acuda a sufrir una tragedia solicitando el trailer.

Los primeros 45 minutos los he gozado en mi cojín dando voleteretas gracias a un apoteósico David Hyde Pierce, que firma un papel memorable, sin duda alguna.

Pero como era de esperar, no tarda en visitarnos el calzador, el rizo y el nuevo rizo para un final algo forzado.

Recomendable, de todos modos.

Se despide desde las montañas.

El hombre que esta vez quedó sin habla, Amador Mohedano, con los huevos en la mano.