El bosque mágico de Tuck

Historia de fantasía basada en una novelita que debe ser mucho más buena porque la película me decepcionó muchísimo, me resultó aburrida con una historia floja y los actores bastante pésimos. Una pena porque la trama prometía. Como siempre han debido destrozar la novela.

...ésta andaba que si bebe o no de la fuentecilla. Por lo demás, igual de petardas son. Ahora bien, a la de James Cameron se lo perdono más porque "Titanic" no deja de ser entretenida y a mí Kate Winslet me gusta mucho. En cambio esta Alexis Bledel es mona, aunque tiene una frente muy grande, pero ya está. Y la película es demasiado blanda, pausada y tonta como merecer más consideración. Como decía, la heroína, rica por supuesto, se encuentra una vez más encorsetada entre formalismos, etiquetas y rigideces. Por cierto, que manía con atacar el corsé, con lo bonito que es. Volviendo a ella lo que desea llevar la vida de una pobretica, lo cual me hace bastante gracia. Como los progres no pueden hacer que los de las clases bajas se hagan millonarios pues hacen que estos quieran ser como los primeros. He aquí donde ha llegado la izquierda del siglo XXI en su delirante "lucha de clases". Pero en el colmo de la hipocresía, obsérvese que el "pobre", en este caso Jesse (Jonathan Jackson) tiene la vida que sólo un adinerado puede llevar. No sólo no trabaja, sino que se pasa la vida viajando, visitando París y lugares exóticos. O sea las licencias del "pobre" y la pasta del rico.

"El bosque mágico de Tuck" con su filosofía moderna supone igualmente una inversión completa de la impartida, por ejemplo, en los cuentos clásicos. Muchísimos de ellos, por ejemplo, "Caperucita Roja" o "Los siete cabritillos y el lobo", hacen de la obediencia a los padres una valiosa enseñanza. Aquí se trata precisamente de revelarse contra la autoridad paterna. Con productos tan negativos como este, no me extraña que los jóvenes, entre otras cosas malas, se dediquen a consumir drogas por la manía de experimentar, vivir cada momento y desobedecer las normas. Claro que los muchachos precisamente lo que desean es esto, tener licencias para disfrutar y unos padres que no les den la vara. Lo curioso es que, en el fondo, la nueva mentalidad supone un deterioro irreversible de lo femenino. En una conversación la madre le dice a su hija, que del colegio X donde la quieren llevar "salen señoritas perfectamente formadas" y ésta le responde "pero yo no quiero ser como esas chicas". Pues si no es una señorita tendrá que ser una tía, cosa a la que aspira, por lo que se ve. Al menos, siempre nos quedará Cher de "Fuera de Onda". Ella sí que es una señorita y orgullosa de serlo.