Una historia verdadera

"Una historia verdadera" es simple y llanamente un disparo al corazón. Abruma por su sencillez, emociona por su autenticidad y reconforta por su calidez. Esta película intenta transmitir sentimientos humanos, buenos sentimientos y eso es digno de elogiar.
Con un estilo plácido y sosegado, David Lynch te va introduciendo en una historia que te llegará hasta el alma y que te hará comprender que nunca hay que rendirse, porque el valor de la perseverancia, merece la pena cultivarlo.
Muchas veces lo importante de un viaje no es el destino. A veces lo que cuenta es el camino, el trayecto. Pero en esta película todo importa y a través de una interpretación memorable del gran Richard Farnsworth, no dejamos de descubrirlo desde el comienzo hasta el final de la cinta.
La vida es mucho más sencilla y fácil de lo que nosotros la imaginamos. Seguro que llegas a esta conclusión después de ver "Una historia verdadera".
Aunque bueno, lo que es realmente fácil, es recomendarla. Un valor seguro sin duda.

Advertencia: el texto que aquí reza es fruto de esta cinta inolvidable. Me descubrí de pronto en un rincón de tu memoria y quise rescatarnos. La sensación de euforia triste me persigue desde entonces.

CARA A

Más que una película, se podría decir que The Straight Story es un estado de ánimo: el de la emoción pausada y sostenida.

Dice Bolaño, por boca de Amadeo Salvatierra: "Ay, qué lástima que ya no hagan mezcal Los Suicidas, qué lástima que pase el tiempo, ¿verdad?, qué lástima que nos muramos y que nos hagamos viejos y que las cosas buenas se vayan alejando de nosotros al galope."

Farnsworth, Salvatierra, tanto da.

El viento se levanta y nos conduce, muy despacio, desde la grúa del inicio a las estrellas.

Yo quiero ser ese viaje en cortacésped.

CARA B

Quisiera contestar a la pregunta que da título a estas líneas: ¿por qué filmaffinity?

- Por la elegante esgrima de Tomine.
- Por la navaja de Txarly.
- Por el bisturí de Bloomsday.
- Por el alfanje del sabio Talibán.
- Por los colmillos de Archilupo.
- Por el hierro inglés del padre Gilbert.
- Por el floret cinéfilo de Quim.
- Por el brillante puñal de Listo Entertainment.
- Por la espada láser de Maldito Bastardo.
- Por los mandobles y el humor de Sines Crúpulos.
- Por la estocada certera de Emilio Cappa Segis.
- Por la daga original de Dromedario.
- Por el acero toledano de Amor perro.
- Por la katana de Chago.
- Por el agradecido cincel de Álvaro Nuño.
- Por el estilete guasón de Macarrones.
- Por los dos alabarderos (Burton y Miquel) que guardan el pasaje al santuario.
- Por las armas blancas que circulan en la web y que yo aún no he descubierto.
- Por la amistad de Blanca y Guille: uno para todos...
- Por Hermione, siempre por Hermione.

CARA C

Ya quisieran los santones de la crítica oficial y sus penosas servidumbres.

CARA D

Lynch, lo has conseguido, al fin me he dado a la sensiblería.

Tempo narrativo lento, ritmo pausado, ideal para gente con gusto por la contemplación. Puede emocionarte de la misma manera que lo puede hacer un cuadro. Pero también hay gente que presupone al cine una mayor velocidad de estimulación.
Buena música y buena fotografía al servicio de un particular y minimalista estilo de contar una historia que irremediablemente gustará a unos y aburrirá a otros.

Un usuario (Tomine) lo definió perfectamente con tan sólo una frase: “La velocidad es la adecuada por el mismo motivo por el que el Camino de Santiago hay que hacerlo andando.”
El mismo argumento puede servir también de advertencia: No veas esta película si en ningún caso serías capaz de hacer el Camino de Santiago andando.

Una vez más, es una simple cuestión de gustos y formas de percibir.

Mi amigo Esteban vive a quinientos kilómetros de mi casa. Más o menos, la distancia que tiene que recorrer Alvin para reencontrarse con su hermano. Esteban y yo no estamos separados más que por esa distancia de kilómetros, porque no hay obstáculos de soberbia, egoísmo o tozudez que nos separen. Somos amigos. A mi me gustaría poder sentarme con él, habitualmente, para mirar las estrellas; o que tuviéramos un porche con una silla vacía para que el otro pudiera venir a hablar o a pasar un rato. Que pudiéramos contarnos nuestras historias pasadas y nuestros proyectos futuros. O cómo ha sido el día de hoy. Tal vez, algún día... De momento, Esteban, a falta de su compañía, que es lo que yo añoro, me hace regalos. Como esta película. Me la ha mandado, como si tal cosa, junto con su música. Todavía no le he contestado para decirle que ya la he visto. Que me ha parecido preciosa la historia de un hombre que, a fuerza de años y de vida, ha conseguido la paz consigo mismo y con los demás. Y ha aprendido a perdonarse y a comprender. A escuchar y a ayudar. A separar el grano de la paja. Y sin más herramientas que una voluntad capaz de mover un cacharro inverosímil a través de un camino imposible. Y llegar.

Tengo ganas de verte, Esteban. Tengo una vieja silla y un cacho cielo para que nos pongamos debajo... Tenía muchas más cosas pero las he ido perdiendo, o tirando, por el camino. Ya soy poco más que ésta que ves. Una persona que te quiere. Nada más...

Cuando uno se hace viejo, la perspectiva que tienes de la vida da un vuelco, sobre todo aquello a lo que le das importancia. Como dice Alvin Straight “aprendes a separar el polvo de la paja”

Cuando a un achacoso anciano le dicen que su hermano, al que no habla desde hace 10 años ha sufrido un ataque al corazón, decide dejarlo todo de lado, su orgullo, su malestar y su enfado por ir a verle. No quiere hacer las paces, todo lo que pasó está ya olvidado, sólo quiere volver a tumbarse y mirar las estrellas con su hermano.

Sin otro vehículo que una vieja cortacésped, atraviesa el estado para ir en busca de su hermano. Un viaje que dura nada más y nada menos que seis semanas. Seis semanas acampando en los bosques, con la única compañía de su vieja segadora John Deere. Seis semanas sin saber el estado de se hermano, seis semanas sin saber si su viaje habrá merecido la pena, seis semanas desafiando a sus enfermedades, seis semanas...

Una historia que te encoge el corazón, una historia que como dice su título es de verdad, una historia que hace plantearte las cosas importantes de la vida, una historia que da sentido a nuestra propia vida.