El misterio del collar

Como película genial, tiene una buena trama, interpretaciones y puesta en escena.
Pero, basada en hechos reales? sucedió, y entre los implicados, ciertamente fueron ellos (y más).
Pero, el padre era un alcohólico, la madre, sirvienta y prostituta, y de los 6 hijos que tuvieron, ella desde muy pequeña vivió de la estafa.
Para nada fue una familia idílica, como se retrata al inicio, ni lo hizo por las razones tan nobles que se relatan.

Ya desde la voz en off con la que comienza la película, se tergiversan la historia y La Historia, falseando las biografiás de los personales reales

¿Cómo se atreven a afirmar que la familia Valois aspiraba a dar en el futuro un rey a Francia? ¡Si los Valois ya eran parte de una dinastía de reyes de Francia desde el siglo XIII!.

Que pésima traducción de la palabra francesa “Affaire” por “misterio” cuando en todas las escuelas, gramáticas y diccionarios de traduce por “asunto” o “caso”

Nada ocurrió así, y el entorno está totalmente viciado para representar una época, no ya maquillada sino torcida.

El cardenal De Rohan fue el estafado, o mejor dicho, timado. Y Jeanne Valois (de sangre real, muy venida a menos, a quien el propio De Rohan le consiguió el titulo de condesa) fue la estafadora.

La reina Maria Antonieta fue ajena, aunque la creencia popular era que había tomado parte en dicho affaire. Pero como era odiada y se le acusaba de lo peor, este asunto afectó muchísimo al prestigio de la monarquía, por tomar cuerpo la versión de que ella estaba involucrada.

Según la historia, el padre de la protagonista (un “santito” siguiendo moldes rooseveltianos) obligó a su hija a mendigar de niña. Aquí es un defensor de los pobres y las autoridades le perseguen por ello.

Es una película para el público norteamericano. Para que continúen pensando y creyendo que los EEUU nada tienen de imperialistas. Que los malos son la nobleza, hasta el punto que en los juicios de Nuremberg se queria que resultasen condenados gente de la nobleza europea, como causantes del nazismo y ascension de Hitler, y no los crapulas verdaderos, muchos de ellos "socialistas".
Y Los EEUU, por medio de sus soldados muertos en la guerra, "salvaron las democracias europeas" que es el justificante.

Hoy, día extraño en el que se junta la eliminación de España del mundial de Brasil, lo que demuestra que ni de lejos éramos tan buenos como nos han querido convencer y que sólo en el mediocre fútbol actual pueden pasar unas cosas que serían inconcebibles 20 o 30 años atrás, con la proclamación de Felipe VI como rey, espectáculo mendaz que sólo produce bochorno y hastío, aparece "El misterio del collar", como si quisiera sumarse al escarnio hacia la realeza que nuestros políticos, señores que ocupan el trono, me niego a llamarles reyes, periodistas y opinión pública en general se regodean en someterla. Lo digo otra vez, una monarquía parlamentaria no es un tal sino una república disfrazada. Ceremonia falsa porque estos pelotas creen en la constitución y la democracia pero no en la realeza, cuya razón de ser sólo radica en camuflar la democracia bajo el mascarón real, para que el pueblo, antaño monárquico, se sintiera deslumbrado por esta figura y siguiera creyendo que no se había mudado de régimen.

El asunto del collar existió realmente y la película recoge con acierto los distintos episodios que jalonaron una de las estafas más originales y famosas de la historia. Ahora bien, Charles Shyer imprime a su obra un sesgo revolucionario tergiversando la historia de la protagonista, Jeanne Valois de La Motte (Hilary Swank), lo que la convierte en una difamación abyecta de la monarquía francesa del Antiguo Régimen. Es miserable inventarse crímenes para dañar a un régimen y ocultar los reales para beneficiar a otro. En la Francia del XVIII, que es también la de la monarquía absoluta, no existían las ejecuciones políticas pero sí en Suiza, Suecia o Inglaterra que eran repúblicas o sistemas parlamentarios, y por supuesto, en cantidades masivas durante la I República de Francia (¡Y la II y la III!). El padre de Jeanne no fue asesinado ni le robaron sus bienes por orden real sino que murió arruinado por sus propios vicios, motivo por el que a sus hijos les dieron una pensión y una educación, a cargo del Rey. Y luego, ¡así se lo pagaron!