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Vivir para gozar

Comedia Adaptación de una obra de Broadway. Johnny Case (Cary Grant), un hombre poco convencional, se enamora de Julia Seton (Doris Nolan), una chica de buena familia; así que debe adaptarse a la alta sociedad neoyorquina. Además, su novia quiere que trabaje en el banco de su padre, actividad incompatible con su carácter. Sólo Linda (Katharine Hepburn), la vivaz hermana de Julia, es capaz de comprender que Case desee vivir una vida diferente. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
2 de octubre de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Idealista y noble película, e incluso algo inocente, dirigida por George Cukor, con Katherine Hepburn y Cary Grant en los papeles protagonistas y que prácticamente lo bordan. En un mundo de lujo, a la vez que decadente, vemos a una familia clásica adinerada y con todo el confort (con ascensores en la mansión además). En ella se integra, sin saberlo en un principio Johnny Case, un joven con ardor aventurero e idealista: "Ya trabajaré de mayor. Ahora quiero saber quién soy y quiero disfrutar de la vida". Se enamora de una de las hijas ricas de la familia Seton. Sin darse cuenta ve cómo va perdiendo el control de la situación, cuando él tiene las ideas muy claras de lo que quiere en la vida, y todo se va complicando. Poco a poco se va dando cuenta que la hermana de Julia, Linda (Hepburn), merece más la pena, se parece mucho más a él, vive en su mundo de grandes ideales, nostalgia, y que su padre prácticamente la ningunea, aduciendo que tiene una mentalidad infantil.

Se produce entonces una lucha entre bandos: entre gente bohemia, preocupadas por cosas más gratificantes y menos materiales, y burgueses casi aristocráticos, mal encarados forjadores de fortunas, que no reparan en sentimientos humanos. En la fiesta del futuro enlace, mientras que toda la clase alta de la ciudad se concentra en los grandes salones de la mansión, escuchando el Danubio Azul, el grupo de personas más humanas, se encuentra disfrutando de la vida en la sala de juegos de cuando eran niños, con Cary Grant haciendo "cabriolas" y dando volteretas, y dando un portazo al mundo adulto, hipócrita y frío que se encuentra tras la puerta. Aquí vemos al que para mí es el personaje más conmovedor de la película que es Lew Ayres: un hombre destrozado por el nombre de la familia, y en concreto por su padre, un hombre poderoso en cuanto a carácter empresarial y rudo en cuanto al trato familiar. Se ve abocado a la bebida por no poder soportarlo, y nos encontramos a una persona lúcida cuando más borracho está y que detesta a su padre y su forma de ser.

Más información en spoiler, por no tener más espacio aquí. Se puede leer tranquilamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bogartiano
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1 de mayo de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo también lo hubiera reconocido enseguida, Linda-Katherine, linda. En cualquier lugar que lo hubiera visto, sabría que Cary-Johny, cari, es un hombre especial. Lo tiene todo: es guapo, simpático, alegre, inteligente y tiene ganas de vivir, de encontrar sentido a su vida y de disfrutarla. De gozar.

Vale que es el novio de tu hermana, y que eso no está muy bien visto, pero tu sabes, y él lo descubrirá pronto, que en realidad ha nacido para ser el cuñado de tu hermana. Ya sabemos que ella lo vio primero, pero tu fuiste la que lo descubrió y lo supo mirar en lo que valía. Y no hablamos de dinero, que de eso saben más los otros que tu. Y que él. Sois dos loquitos por vivir. El solo existe cuando está contigo en tu refugio, en la habitación de los niños, en el único sitio de ese panteón helado donde hay una chimenea calentita, un sofá para hacer confidencias, recuerdos, historias, calor y una alfombra enorme para dar volteretas. Un lugar donde reunir a los amigos. Donde reír, charlar y vivir. Y gozar.

¿Tú crees que cambiará todo eso por el dinero? ¿Por tu hermana? ¿Pero tú te has mirado? Si hasta te lo ha dicho tu hermano borrachito en perfecto estado de ebriedad. Eres mucho más guapa y lista. Y tienes ganas de vivir. Y de gozar. Y estáis igual de locos. Solo tú, Johny, cari, serías capaz de rechazar una oferta como la de tu novia rica. "Tu no sabes lo divertido que puede ser hacer dinero". Y lo dijo tan seria, la tía. Y solo tú, Kate, linda, podrías dejar a Papá Gilito con sus millones para irte con el hombre más guapo, listo y divertido del mundo.

Ya te digo, dos locos de atar. Cambiar "business" por "holidays", o sea vivir para trabajar o vivir para gozar... porque tú lo has visto primero, que si no...
paki
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22 de octubre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así era la comedia de George Cukor, un director apreciable, excelente incluso, dotado de inequívoco buen gusto y eficaz capacidad de observación. Aunque en el fondo, su mejor cualidad era la discreción. El film es una adaptación estupenda de la obra teatral “Holiday”. Liderada por Cary Grant y Katharine Hepburn, dos actores que pertenecen por meritos propios a ese Olimpo imaginario de los dioses de la comedia. En “Vivir para gozar”, dan buena prueba de ello, pues ambos realizan un trabajo excelente. La película se instala en una zona intermedia, siempre muy estimulante, entre la comedia sentimental y el drama romántico, un lugar genérico en el que ambos podían explotar mejor su amplios recursos.

Una buena muestra de película con reminiscencias de fábula social, ingeniosa y divertida, adornada con todos los elementos de la comedia elegante y romántica que se postula como una diatriba contra la codicia y la ambición materialista. En el relato se establece una alianza entre la burguesía disidente (Linda – Hepburn) y el joven con nuevas ideas vitales (Johnny – Grant). En contra del ideario reaccionario del millonario Seton, plenamente compartido por su hija Julie.

Para la Hepburn era un modelo de personaje que ya había ejercitado en “La fiera de mi niña” y que cristalizó mucho más en el personaje de Tracy Lords de “Historias de Filadelphia”, en “Vivir para gozar” resulta encantadora y entiende el papel de Linda a la perfección, tan pronto conmovedora como divertida, según la situación lo exige. Grant por su parte perfecciona su papel de hombre seductor, romántico y soñador, despreocupado por la ambición del dinero. En cambio, para Julie (Doris Nolan), la hermana de Linda y prometida de éste, hacer dinero es la mayor emoción del mundo. Para el padre de las dos muchachas, el acaudalado sr. Seton (Henry Kolker), la actitud de su futuro yerno es antiamericana. Por el contrario, Linda piensa que en su familia anidan conceptos no muy distintos de los que han llevado a Hitler al poder en Alemania. ¿Quién dijo que una comedia en el Hollywood de finales de los treinta no podía ser también política?

Pero yo me quedo con esa habitación que la difunta madre de Linda, diseñó para que la gente pudiera pasarlo bien. Es una estancia, sin mármol en oposición al resto de la mansión, gélida y rocosa. Hay en ella bicicletas, trapecios, peluches, libros, títeres, lienzos, caballitos, un piano, una batería, un ukelele, un globo terráqueo y un gran ventanal por donde siempre entra la luz del Sol, un refugio de los sueños de infancia y juventud donde Ned (Lew Ayres), el hermano de Linda y Julie, pudo ser músico antes de convertirse en una marioneta alcohólica; el lugar donde todos jugaban y la madre se refugiaba del mundo exterior. Un edén en el corazón del capitalismo más feroz, eso es en el fondo “Vivir para gozar”. Una de las mejores comedias que conozco.
Antonio Morales
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17 de abril de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de las mejores películas de la historia, porque siendo una comedia avanza hacia una auténtica lucha típica del ajedrez, en la que el equipo de las blancas, esto es, de los buenos, los adinerados, los previsibles, los rígidos encabezados por su rey, un padre viudo Edward Seton (Henry Kolker) que sólo vive para los negocios, y que, creyendo conocer el verdadero amor, espera que sus dos hijas se casen con cualquier príncipe azul, también banquero para nadar juntos en ríos de dinero-, lucha contra el equipo de las negras, en el que se encuentran la hija díscola, divertida Linda Seton (Katharine Hayworth), la oveja negra de la familia, y el hijo bebedor Ned Seton (Lew Ayres) pero con las ideas muy claras sobre quién es quien en su propia familia; estos dos hermanos representan el deseo de vivir no esclavizados por el dinero, sueñan con un viaje que les saque de ambiente claustrofóbico del palacio y la vez cárcel donde viven, en el que la habitación de los juegos es su único refugio, pues les recuerda a su infancia, cuando vivía su madre y único momento en que fueron felices.
En medio de tal confrontación, está la hija obediente, Julia Seton (Doris Nolan), que tras un brevísimo noviazgo se piensa casar con el ingenuo, soñador, bondadoso y divertido Johnny Case (Cary Grant), que duda entre proseguir sus verdaderos sueños, vender cacahuetes y después que pasen unos 20 años más, ponerse ya a trabajar en algo más serio, o dejarse embaucar por el plan de vida que le ofrece el equipo de las blancas, pues su futuro suegro ya le ha puesto en bandeja un puesto de banquero.
La película se desarrolla en tiempo real, con la inminente llegada de la fiesta de Nochevieja, en la que anunciará el enlace matrimonial, por lo que a éste se le acaba el tiempo para decidirse y acaba teniendo un gran parecido con el dilema también de Cary Grant en la genial Encadenados (Notorious) de Hitchcock.
Haciendo bulto en el equipo de las blancas, hay un primo repelente y clasista, que no paran de decir a Doris Nolan como se va a casar con tan mal partido, y a su hermana, de modo cínico, que a ver si algún día ella da la “sorpresa” y se casa; y apoyando a las negras, el divertidísimo matrimonio formado por los amigos de Cary Grant, Nick Potter (Edward Everett Horton) y Susan Potter (Jean Dixon).
¿Quién de nosotros no ha estado alguna vez en alguna fiesta más o menos oficial y aburrida, en la que lo más divertido y atractivo se encuentra en algún lugar apartado, -normalmente la cocina-.
Contiene la mejor definición de para que sirve emborracharse, dicho por el personaje del hermano de la novia (Ley Ayres), a petición de su alma gemela Katharine Hepburn.
Las cabriolas y volteretas de Cary y Katharine son tan divertidas como en La fiera de mi niña.
Nota: 10 sobre 10.
El final en el spoiler –no lo lean si no quieren saberlo-.
Así que, música maestro, apaguen esta crítica y enciendan el televisor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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18 de febrero de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Busco y rebusco, y encuentro entre las películas almacenadas en mi ordenata esta joya, de la que, hasta ayer mismo, no había podido disfrutar. A priori, el principal atractivo de la cinta es su magnífico reparto, encabezado por dos de los mejores actores de toda la historia del cine:Cary Grant y Katharine Hepburn.¡Señores, vamos a quitarnos el sombrero!.Y, efectivamente, se confirman nuestras impresiones. La elegancia de Grant, o el rostro de Hepburn en esos primeros planos sublimes son CINE, con mayúsculas.
Pero la película es algo más que sus espléndidas interpretaciones, y la mejor prueba de ello es que después de ese añorable The End de las películas clásicas, no tenemos más remedio que pararnos un rato a reflexionar. Porque George Cukor, lejos de presentarnos una comedia ligera, nos inquieta, sin renunciar al buen humor, con cuestiones profundas que nos zamarrean el alma, como la valentía necesaria para ser un auténtico rebelde, frente a la actitud cómoda de quien se refugia en sus aficiones, tornadas en vicios, ante una vida vacía.
El aburrimiento de la solemnidad y de las relaciones basadas en la hipocresía social, frente a la frescura del talento, de la cultura, del que tiene arte.
La renuncia de las aspiraciones personales cuando decidimos compartir la vida con la persona amada, que tiene que afrontar la persona noble, en contra de quien, con una falsa astucia, considera posible llevar a cabo sus sueños manipulando o engañando a quien, realmente, no ama.
El choque escandaloso que se produce en nuestra conciencia cuando impactan en ella el amor fraterno y la pasión conyugal...Y muchos otros aspectos
Todo esto, que con mi pobre verbo parece árido, nos lo presenta George Cukor en una historia sencilla, graciosa, entrañable, que contrasta con la profundidad del mensaje, que perdurará algún tiempo dentro de nosotros para que sigamos pensando en él. ¿No es esto el buen Cine?
AdolfoOrtega
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