Una historia verdadera

"Una historia verdadera" comienza en las estrellas, icono de todo lo que añora Alvin Straight, cuando en su juventud se tumbaba junto a su hermano en el rancho de sus padres en verano y soñaban con los sitios a donde irían y las cosas que harían en la vida. Poco a poco bajamos de ellas a través de los maizales de Iowa para toparnos con que el tiempo de cumplir dichos sueños ya ha pasado, estamos en el ocaso de la vida de nuestro protagonista, donde otras películas terminarían, dando por supuesta la felicidad en la vejez por el hecho de poder vivirla. Aquí no es así.

Cuando Alvin sufre un ataque y posteriormente recibe la noticia del grave estado de salud de su hermano Lyle, con el que lleva enemistado diez años, comprende que ha de concluir esto de un modo mejor que el de resignarse a esperar en su jardín cambiando de dieta y dejando de fumar. Es por ello que, aunque paradójicamente el tiempo no abunde, se embarca en una última odisea interior y solitaria en la búsqueda de su hermano, de la manera más lenta y agónica posible: subido, solo, en una cortadora de césped con la que recorrerá los 500 kms. que los separan. Que nadie espere montaje acelerado y acción frenética: acompañamos a Alvin a su pausado ritmo, con la serenidad de quien está de vuelta de todo y no tiene prisa por nada. El silencio es lo que predomina y es así como las escasas frases cobran más sentido que nunca y suenan tan demoledoras. Su peregrinación es un simbólico repaso final a su vida de principio a fin: cuanto mayor es su interlocutor, más se retrotrae al pasado.

El viejo Alvin, en su vieja cortadora de césped, cruzando el viejo Missisipi. Y es que esta historia esta llena de viejas historias (hermanos separados por viejas disputas, recuerdos de tiempos mejores, problemas de familia…). Un viaje lejos de ser épico u onírico, pero que nos deja un sabor de boca agradable. Desde mi punto de vista, creo que es una película amable y “simpática” para el público sensible. Richard Farnsworth hace uso de sus años y su cara de “abuelo entrañable” en la que seria su ultima gran película. Las conversaciones pueden parecer planas y sencillas con pequeñas moralejas al estilo vaquero que un perro viejo puede ofrecerte sobre la vida. Ni mucho menos es la obra maestra que esperaba según la crítica que he leído por aquí. El tiempo cobra gran importancia en esta película y me explico. Las imágenes son muy reposadas sin brío ni dinamismo para que disfrutes del viaje como Alvin. Los diálogos son lentos para que prestes mucha atención aunque traten de trivialidades. Los movimientos tanto de cámara como de los personajes que intervienen en la historia son muy pausados y con esto puede pecar la película de aburrimiento, pero dota a la película de estilo propio. Melancolía mezclado con campos de trigo acompañada de una buena banda sonora.Una película donde las pequeñas cosas cobran importancia. Mi nota, un 6,8.

Pues eso, bonita película de David Lynch que abandona todos sus trucos mágicos y oníricos para contarnos de forma muy convencional una historia de personas sencillas.

PAra los que dudasen que era incapaz de contar historias de forma normal, ahí va eso.

Estupenda fotografía, los actores y personajes son fantásticos.

Muy emotiva en algunas escenas, no abusa para nasa de sentimentalismo. Está muy bien contada y es muy amena.

En mi opinión lo que falla es que la historia tampoco me pareció nada especial, no termina de ser un drama y el ritmo es algo lento, con una cierta moralina muy clásica.

Prefiero al otro David Lynch.

-Una película de David Lynch que no parece de David Lynch, aunque por otra parte es perfectamente reconocible como suya.

-La historia, enternecedora (basada en hechos reales y con guion ajeno, supongo que por eso las fantasías están limitadas a su mínima expresión), lineal, ajustada al canon de presentación, nudo y desenlace, sin saltos en el tiempo ni flashbacks, en la que la realidad está diáfanamente clara en todo momento y en la que no hay un omnipresente sentimiento de inquietud, es lo que no parece lynchiano.

-Sin embargo muchas cosas en la película son claras firmas: ese sentido del humor momentaneamente absurdo (dejando de lado lo absurdo del medio de transporte para más de quinientos quilómetros, cuando le pega un tiro a la primera cortadora casi me da algo, la ironía de ver el cortacésped junto a un tractor en plan “padre e hijo” mola, y la pobre señora atropellaciervos con banquete, invitados inesperados y regalito final no tiene desperdicio), ese recrearse en lo cotidiano observándolo como algo maravillosamente nuevo (el padre y la hija sentándose a ver la tormenta como solemos ver la televisión), ese fetichismo por algunos objetos (ver cuando compra el agarrador la reacción del tendero, o cómo pregunta al comprar el cortacésped a quén había pertenecido “porque son cosas que ayudan a entender estas máquinas”) e incluso momentos un puntito oníricos aunque, insisto, sin confundir nunca sueño y realidad, como el niño con su pelota entre 15´40” y 16´13”)... y por supuesto la música de Angelo Badalamenti.

-Además la fotografía y la composición de imagen (y los increíbles paisajes) nos regalan fotogramas maravillosos, y la película toda respira calma (demasiada según alguna crítica que no comparto) ayudada por el pausado andar de la cortadora.

-En resumen, una película muy recomendable, y si le tienes miedo al Lynch indescifrable puedes ver ésta sin temor.

Debo decir que David Lynch no es uno de mis directores favoritos. Es más, aborrezco todos esos cortometrajes surrealistas que tiene en su filmografía, y también aborrezco sus peores largometrajes, "Inland Empire" y "Dune". Por su belleza visual apruebo "Mulholland Drive" y "Lost Highway". Y además, reconozco que tiene obras que me han gustado como "Blue Velvet", el maravilloso episodio piloto de "Twin Peaks" y, sin duda, este peliculón.

Aunque haya momentos en los que la película se haga pesada y aburrida (son pocos, no dejéis de verla por este simple apunte), es un hermoso recorrido a través de las emociones y los temores de un anciano llamado Alvin Straight, aquí interpretado por un inolvidable Richard Farnsworth, que recorre nada más y nada menos que quinientos kilómetros en una máquina cortacésped para visitar a su hermano, quien ha sufrido un infarto.Durante este conmovedor viaje, Alvin se encuentra con numerosos personajes que le ayudarán, le aconsejarán y, obviamente, le admirarán.

Gran parte del mérito se lo lleva, como ya he dicho antes, Richard Farnsworth con su conmovedora, tierna y maravillosa actuación. Merecía llevarse el Oscar al mejor actor, como también se lo mereció Kevin Spacey interpretando a Lester Burnham en American Beauty. Uno de los dos tenía que ganar. Fue Spacey, como perfectamente pudo haber sido Farnsworth.

El mérito también se lo lleva Angelo Badalamenti, quien nos muestra con su prodigiosa BSO que es un gran compositor, como ya nos ha enseñado otras veces con "Mulholland Drive" y "Twin Peaks". Se merecía haber ganado el Globo de Oro con esta BSO, que, sin duda, es la mejor de su trayectoria.

Pero esta crítica quedaría vacía si no hago mención a su director. Lynch, te he criticado, me he burlado de ti, simplemente porque pensaba que con tus películas únicamente querías hacer lo mismo, burlarte de mí. Que si si surrealismo por allí, que si thrillers / dramas psicológicos por allá. Pero gracias a "The Straight Story" he aprendido algo, David. Que tú filmas porque te gusta. Y te gusta porque el cine es ARTE.

Gracias por este viaje, Lynch. Irrepetible, inmenso... e increíble.