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El secreto de Mary Reilly

Drama. Terror. Thriller. Romance Mary Reilly es una fiel sirvienta, atenta siempre a las necesidades de su patrón, el doctor Henry Jekyll. Aunque es una joven tranquila e inocente, esconde un carácter fuerte, gracias al cual ha podido superar un pasado marcado por el dolor y la violencia. Jekyll, que está inmerso en un nuevo experimento, confía en que Mary sea discreta con su ayudante Mr. Hyde. La joven, siempre dedicada en cuerpo y alma a Jekyll, se siente atraída por ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
19 de mayo de 2013
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran reparto, bajo la tutela de un notable director, para trasladar al cine nuevamente la tormentosa historia del doctor Jekill y Hide, solo que en este caso queda enfocada y presentada a través de los ojos de una de sus sirvientas.
Es el único punto de distinción que otorga al resto de la obra, que cuenta con una gran ambientación, con unas calles pobladas por densas capas de niebla, por donde cualquier sujeto puede pasearse por los rincones más oscuros.
La ambientación y la interpretación de John Malcovich, son los puntos mas destacados de toda la película, donde hace aguas en lo referente a la solidez del argumento y en el tratamiento de algunos personajes secundarios, donde no se saca el máximo partido de Glenn Close, una pena.
La relación que pretende mostrar a través de los protagonistas, se pasea demasiado por los sueños y fantasías, no quedando desarrollada con claridad.
Uno de los puntos mas débiles de toda la película, recae en la pobre interpretación de Julia Roberts, que se limita a presentar un aspecto físico menos agraciado de lo que nos tiene acostumbrados y cree que con poner cara triste, ya consigue hacer creíble su personaje, muy pobre su aportación la verdad.
Jon
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7 de septiembre de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba mas de esta película, las actuaciones estan bien, sobre todo la de John Malkovich y Glenn Close aunque no salga tanto, Julia Roberts no me sorprendió tanto, es verdad es buen drama, muy buena la recreación de las calles de Londres, con las carnicerias largando la sangre por las calles.
lazaro89
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23 de febrero de 2006
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perfecta la ambientación de esta película. Los actores creo que encajan muy bien. Destacaría el uso de la niebla en ella, creando esa sensación de opresión y angustia que siente Mary Relly, y también, su curiosidad.
Falken
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7 de octubre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena época de revisiones de los monstruos clásicos de la Universal y la Hammer, le llegó el turno al Dr. Jeckyl y su alterego, Mr. Hyde. Debido al enorme éxito que supuso la (libre) adaptación de Coppola de la obra de Bram Stoker, rápidamente el engranaje fílmico se puso en marcha para actualizar todos aquellos personajes que poblaron la literatura universal, así como las pantallas de cine y que, produciendo espantos aquí y allá, forman parte del imaginario colectivo. A Drácula le siguió el "Frankenstein" de Branagh, adaptación de la novela de Mary Shelley con un reparto desatado y operístico que fue un relativo logro artístico para todos los implicados.

Pero esas pretensiones de dar al público la adaptación definitiva de las obras magnas del fantástico, empezó a decaer rápidamente con sus nuevas entregas, si "Lobo" de Mike Nichols ya supuso un sonado fracaso, fue con el film de Frears que se fue al traste todas las nuevas posibles entregas, consiguiendo incluso sendos premios en los Razzie tanto para la actriz principal como para el propio director.

El film adapta la novela de Valerie Martín, "Mary Reilly", que a su vez es una reinterpretación en clave femenina de la obra clásica de Stevenson. Se aleja del relato de sobras conocido para presentar una visión en segundo plano de los acontecimientos del texto original, a través de los ojos de una sirvienta en la casa del doctor, que es testigo directo de los extraños sucesos que esconden las paredes de ese laboratorio. El elemento romántico había funcionado excelentemente en las anteriores adaptaciones, por ello no era de extrañar que el film apostara por ello, edulcorando la historia cruenta original con la consabida relación amorosa.

Interesante resulta ese contrapunto que supone el doctor a ojos de la protagonista, representando esas dos clases de amores que experimentamos los seres humanos, el platónico o puro, y el carnal o sexual. La creciente atracción que el personaje experimenta hacia el lado oscuro esconde unas pasiones sexuales reprimidas de las que Freud, sin duda, haría buen uso.

Pese a la excelente representación de ese neblinoso y siniestro Londres del siglo XIX, el problema deviene de la poca inventiva del director para desarrollar todo ese entramado emocional, desperdiciando todo ese material, cayendo en una lánguida reiteración de los hechos, restando fuerza y vitalidad al relato, tocado de muerte por unas interpretaciones totalmente desacertadas y la huída por la tangente de esa violencia que un film de estas características requiere.

Frears, completamente incómodo con el material que maneja, es incapaz de levantar una historia que se desangra con cada nueva escena y, al final, las pretensiones son demasiado altas para un material tan mal contado y eso, al final, pasa factura.

Lo mejor; El turbio juego sexual que supone el personaje del desaprovechado Malkovich.

Lo peor; Julia Roberts, extremadamente compungida, no aguanta el peso de un personaje que se le escapa de las manos, naufragando todo el film con ella.
did79
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12 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un eco melancólico se abre camino por la niebla de Londres, hasta el jardín donde trabaja Mary Reilly.
Casi se puede notar el frío, el duro madrugar y los ruidos secos de la mañana, pero la jovencita trabaja concienzudamente, como si quisiera quitarse otras cosas de la cabeza, hasta que es sorprendida por su empleador.
El doctor Henry Jekyll deja caer cierto interés en ella, levemente difuminado por el encuentro fortuito, borrado casi definitivamente por la relación criada-amo que ambos respetan escrupulosamente hasta sus límites, y el intento de conocerse se desvanece, tan rápido como ha aparecido y tan frío como el alba.

'El Secreto de Mary Reilly' cuenta conque ya conocemos la historia, desde el mismo momento en que vemos el nombre del doctor en su placa.
Teniendo eso presente, elige centrarse en la figura de Mary, siempre orbitando alrededor de Jekyll, curiosa de sus horarios y maneras, a la vez que fascinada por su aparente buena intención.
Porque el bien y el mal se aprecian mejor cuando uno toma dos pasos atrás y observa desde la lejanía, y si bien conocemos la historia de este hombre, nunca hemos conocido cómo afectó a aquellos con los que se relacionaba.

Mary elige transgredir su relación profesional, queriendo llegar más allá de la coraza social del buen doctor, y cuando se revela su motivo tiene todo el sentido: esas cicatrices de los brazos fueron causadas por abusos de su padre, alcohólico y consumido, aún atormentado sus pesadillas mucho después de haberse ido.
Los tímidos pero firmes avances de Mary hacia Henry Jekyll son por tanto una especie de prueba, quizá un chaleco salvavidas, para conocer por fin a un hombre bueno, en tiempos en los que abundan monstruos masculinos.
Sin embargo, hay algo más: gritos en la noche que calan hasta los huesos, movimientos misteriosos en la madrugada, y un hombre, Mr. Hyde, que se pasea impunemente por ahí como ayudante del doctor que es.

Ya sabemos lo que está pasando, y por eso esto no es una historia de misterio: no, esto es la progresiva revelación para la tierna y dulce señorita Reilly de que existe un monstruo dentro del hombre que ama, y al que es posible que ella también ame, de la manera irracional y agresiva que nos consumen los dilemas del alma.
Tal vez habría que lamentar que John Malkovich haya confiado tanto en su interpretación, y no tanto en un efectivo maquillaje, pero él no es el centro de esta historia, sino la conciencia oscura que habla de nuestros traumas y secretos, solo para decirnos, susurrando al oído, que por mucho que se intente borrarlas las oscuridades se quedan contigo.
Mary, no la pulcra señorita Reilly, acaba pensando más de la cuenta en ese extraño que la manosea y somete, inevitablemente guiada por su sexualidad a flor de piel, y acaba descubriendo que le gusta ese monstruo vicioso que se deshace de sus pecados al llegar el día, si es que eso tiene sentido.

Puede que sea porque ella nunca ansió algo diferente: sin saberlo, las perversiones de su padre la siguieron en sus noches y desvelos, convirtiendo el sufrimiento y dolor en una posibilidad, ya desde una tierna infancia en la que ella nunca supo su repulsividad.
Por eso el Doctor Jekyll y Mr. Hyde es un doble hombre que sirve a sus deseos, y a la vez la impide alejarse demasiado de sus familiares demonios: a veces, es imposible no sentirse atraído por la misma corrupción que ya llevamos dentro.

En esta intoxicante y romántica versión del mito, bajo madrugadas de víctimas con huesos rotos y sufrimientos enquistados, bajo una pulsión de violencia tan temible como un Jekyll ausente reprimiendo los instintos de Hyde, late una reflexión de preciosa decadencia, que habla en voz suave sobre esos anhelos oscuros que todos deseamos erradicar nuestra alma, sin darnos cuenta de que son parte de lo que somos.
Tan solo basta observar el arco de Mary Reilly, al final hermanándose con esos monstruos masculinos que la acosaban, dándose cuenta de que era tan fuerte (y tan débil) como aquel que, en concreto, amaba.
Charles
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