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Black Mirror: El himno nacional (TV)

Thriller. Drama Cuando la joven y querida princesa Susannah es raptada, el primer ministro Michael Callow se enfrenta a una difícil y delicada situación. Para ponerla en libertad, el secuestrador exige que el primer ministro tenga relaciones sexuales con un cerdo y sea retransmitido en directo... Primero de los episodios independientes de "Black Mirror", serie creada por Charlie Booker, antiguo crítico televisivo de "The Guardian" y artífice de "Dead Set" (2008). (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
10 de marzo de 2013
56 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Black Mirror: El Himno Nacional” (pretenciosa desde el título) es un alegato manipulador contra las redes sociales y nuestro tiempo -siglo XXI, era twitter, posmodernidad, actualidad, o como queráis llamarlo.

Parte de la idea de la “Primera Obra Maestra del Arte del Siglo XXI”: un hombre coacciona al primer ministro a follarse a una cerda -literalmente- para demostrar la degeneración de la sociedad, la volubilidad de las masas, los peligros de las Nuevas Tecnologías de la Información y el morbo que impera en toda comunicación de masas. Para ello secuestra a la princesa -el cómo no importa- y la suelta antes de que el primer ministro cumpla sus exigencias, todo esto, por supuesto, tras haberse arrancado un dedo y hacerlo pasar por el de ella sin que nadie se dé cuenta.

Le pese a quien le pese, no tendría problemas en afirmar que ese hombre de ficción es un artista y su obra digna de reconocimiento, pero tengo más dudas respecto al capítulo. En su pretenciosidad pretende hacer pasar este capítulo basado en premisas ridículas y con un desarrollo que sigue la misma línea por la obra de arte de la que trata la ficción. Un: “os la habéis tragado entero”, “queríais ver la escena del cerdo”, “sois unos morbosos”, “la sociedad está corrupta, ¿veis?”, “las redes sociales una enfermedad”, “los medios unos traficantes de pornografía morbosa”, “¿os preguntabais se seríamos capaces de mostrar la escena sobre la que gira toda la película?”. Por supuesto, no son capaces de hacerlo, ni si quiera de forma elegante e indirecta, mediante un fuera de campo visual (que no sonoro), como si harían artistas de verdad comprometidos con la sociedad y el consumo de violencia (véase Haneke), nada que ver con este gamberrete con cierta gracia. De ser así las cosas serían muy, muy distintas, pero requiere de huevos y talento y no tantas ganas de una rápida fama.

Pero el bueno de Charlie no se da cuenta de que para que todo su alegato satírico contra la sociedad actual, las redes sociales, la posmodernidad, y todo lo que pretende criticar, tenga un mínimo de sentido y no sea simplemente un cúmulo de absurdos -con ritmo, eso sí- manipuladores y con un significado falso: un mito sin pies ni cabeza que los consumidores se creeran, su obra debería ser -o fingir- la realidad, como la de su loco antagonista. Esas escenas de Londres vacío, y de presión hacia el presidente para que sacrifique su dignidad por la supervivencia -mucho más importante que la humanidad- de la princesa, y el morbo de los espectadores, que a algunos les resultaran alucinantes, no son más que un manifiesto demasiado superficial, estereotipado, simplista y manipulador de la sociedad actual. Y no seré yo quien la niegue sus defectos, que son infinitos, o su falta de ciudadanía, que es total, pero no alabaré un abordaje tan burdo.

Todo esto, sin entrar en la dimensión cinematográfica, donde la habilidad con el lenguaje fílmico no sale del telefilm y el ritmo se sostiene decente pero con un gran apoyo en el morbo. Al final el creador de esta “brillante” serie digna de telecinco, peca absolutamente de aquello que quiere criticar, de los peores vicios de la posmodernidad que estereotipa, de la era twitter.

Sí, como thriller político sobre premisas negrísimas funciona y merecería dos puntos más. Probablemente la culpa sea mía por tomarme este chiste demasiado en serio, pero es que se vende como tal, y todas las críticas que he leído y la ponen por las nubes así lo hacen. ¿”Fiel reflejo de la realidad”? Señores, la realidad es mucho más cerda, y no tan simple, no vivimos en un estereotipo.
Hernando
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30 de enero de 2012
32 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 1952. En plena postguerra española aparece un nuevo semanario llamado "El Caso". El contenido de dicho folletín se centra en sucesos escabrosos y crímenes de los más desagradable. Empieza con una tirada de 10.000 que consigue decuplicar en poco tiempo. Cuanto más sangriento y macabro es el suceso que se cubre, mayor es la tirada y la rapidez con que los ejemplares desaparecen del quiosco.

Año 2012. Era de la revolución digital. El papel impreso ha sido relegado a un segundo plano por aplicaciones como Facebook, Tweeter o YouTube. La información fluye al instante y el papel que sale de las rotativas está obsoleto cuando la tinta continúa fresca. Está claro que los medios y el acceso a la información han cambiado... ¿Pero cuáles son los intereses de la gente que accede a esa información? ¿Qué buscan blogueros incansables, searchers de You-tube y tweeter-adictos que pelean por ser los primeros en hacerse eco de la actualidad?

El desafío de la inclusión de estas tecnologías y las consecuencias del acceso a la información en vivo que permite a los ciudadanos ser parte activa (y no solo pasiva como hasta hace poco) del proceso de difusión son los temas que trata el primer capítulo de esta excelente miniserie. La acción parte de una extraña petición pública so chantaje a un personaje político relevante (en este caso merece la pena ser impreciso para no estropear la sorpresa). En unas pocas horas dicho político tendrá que tomar una decisión, pero no está solo: en pocas horas millones de internautas se han hecho eco de la noticia, buscando en gran parte saciar su sed de sensacionalismo e influyendo de manera decisiva en el devenir de los acontecimientos.

Puede que la pregunta que estaríamos tentados a hacernos fuera: ¿Ha incrementado el auge de las nuevas tecnologías el afán voyeur de la gente por presenciar la desgracia? Pero la respuesta es no. Rotundamente no. Hace 60 años el ansía de lo macabro, del sufrimiento ajeno, del morbo era probablemente el mismo que ahora... pero los medios eran mucho menores. Es decir, la tecnología no ha cambiado el sentir de la sociedad, simplemente le ha dado alas para sacar sus instintos más reprimidos. La verdadera pregunta es: ¿Dónde está el límite de esos instintos? Y es eso lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de ver esta (sólo en metraje) pequeña película.

Sigo en el SPOILER
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
mufrasa
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24 de diciembre de 2011
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ejercicio brutal de suspense de principio a fin. Pocas películas de 90 minutos te tienen apretando el reposabrazos la décima parte que este capítulo magistral, al que no le sobra ni un segundo. Dejando aparte la ironía final, digna de un joker en estado de gracia o, mejor pensado, sorprendentemente lúcido , en la que toda la sociedad (toda, a ambos lados de la pantalla) queda retratada como un rebaño víctima del morbo, la popularidad o el deber llevado al extremo absurdo, me encuentro con uno de esos guiones que surgen de la inspiracion espontánea que todo hijo de vecino ha tenido alguna vez, y que empieza con un "¿Y si...?" que tantas veces es llevada a la práctica de manera vulgar, gris y subdesarrollada. Nada más lejos. Si la premisa inicial se diese en la vida real, dudo mucho que sobrase una sola escena de esta joya. Imprescindible.
rheam
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3 de mayo de 2013
38 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es creíble, es infantil, y por eso para una persona medianamente inteligente se cae por todos lados; desde el punto de vista psicológico, sociológico, de política nacional e internacional, periodístico, etc., el comportamiento de los protagonistas es absolutamente forzado e increíble y el comportamiento de la sociedad absolutamente burdo y falsado. Está claro que el cine no debe perseguir la realidad, pero sí debe tratar con respeto intelectual al espectador para que éste se interese por el melodrama y lo haga suyo; cualquier capítulo de los Simpson tiene más acidez y acierto en el retrato de la sociedad ¿Se podría haber hecho mejor? Sin duda, haciendo menos morboso y más creíble el dilema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dabicitor
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18 de marzo de 2014
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recomiendo para nada ver este capítulo si se espera algo excepcional de él. Si se quiere ver como un ejercicio social totalmente imposible, mal llevado (argumentalmente) y repleto de lagunas puede resultar incluso entretenido. Para mi no lo ha sido y doy todos mis porqué en la pestaña de spoiler y la cantidad de lagunas, mares, océanos argumentales que tiene la serie:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
QuienTuSabes
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