El patio de mi cárcel

Película de la directora debutante Belén Macías, que ha llevado con mucho pulso la dirección, y que ha conseguido una película buena, pero que no llega a brillar. Guión realista que te mete de lleno en la pantalla. Música correcta. El apartado técnico es aceptable, sin excesos, ni limitaciones. Lo que hace que esta película funcione, es, sin ninguna duda, el reparto femenino, increible. Por ello hablaré detenidamente sobre el reparto:
En primer lugar, Verónica Echegui, asombrosa, borda el mejor papel de su carrera.
Blanca Portillo, sin novedad, perfecta.
Candela Peña, algo más reservada de lo que está acostumbrada, pero aun así, correcta.
Ana Wagener, IMPRESIONANTE, es una delicia haberla elegido para el papel de Dolores, porque le viene como anillo al dedo.
El resto de actrices ayudan a sus compañeras a forjar una historia real, donde los sentimientos, son lo primero.
La verdad es que le falta profundizar mucho, pero está bastante bien. Además no le vamos a exigir tanto a una directora debutante, porque es una propuesta arriesgada y ha sabido llevarla de la mejor manera posible. Recomendable.

Interesante película de mujeres en un microcosmos carcelario.
Sigo enamorándome de Candela Peña cuando la veo actuar, además de hacerme creíble sus papeles, aporta una personalidad a los mismos que no se observa en otras actrices, ni Blanca Portillo ni leches. Sí me ha gustado el trabajo de Verónica Echegui "La Juani", cómo va creciendo esta chica, a ver si el próximo papel rompe un poco con la línea de "perra callejera" y nos demuestra de una vez por todas que es una de las actrices más prometedoras del cine español.
Por lo demás, el guión cojea mucho, y la dirección..., no quiero ser cruel por ser una ópera prima, es plana.
Se deja ver bastante bien y me parece una película digna y que situaría entre las diez más interesantes del año en el cine español.

La sociedad del bienestar nos asegura la atención médica, una formación reglada y unos mínimos económicos. Y, sin embargo, no resuelve todos los problemas. Y, sin embargo, siguen existiendo prisiones. “El patio de mi cárcel” supone la aportación a tan interesante temática de Belén Macías, debutante en la dirección con el apoyo de “El deseo”, la productora de los hermanos Almodóvar.

El punto de vista de este drama carcelario femenino es genuinamente español. Como en aquel “Entre rojas” donde se encontraban unas incipientes Blanca Portillo y Penélope Cruz, la directora profundiza en los sentimientos de las presas, decidida a entender sus razones. Su propuesta nada tiene que ver con la querencia del cine estadounidense por la acción, en el que cárcel es sinónimo de lucha por la evasión.

La trama está situada en la España de los 80’, años del SIDA y la heroína. El grupo de mujeres nos es presentado sin edulcorantes. Son gitanas, prostitutas, drogadictas, atracadoras e incluso asesinas cuya integración social se muestra prácticamente imposible, que festejan su continuado regreso a prisión y lloran cuando salen libres. Mientras, dentro, las navajas actúan libremente.

En el transcurso del metraje, la cámara les va tomando cariño. Descubre cómo en una isla desierta una de ellas limpiaría porque nunca tuvo otra expectativa y parece clamar para que alguien en esta sociedad del bienestar les eche una mano.

Esa finalidad tienen las actividades complementarias del penal. Un grupo de teatro puede ser la oportunidad de sentir la propia valía, de interaccionar sin conflicto, de representar en un presidio de hombres y de competir en igualdad de condiciones con otros grupos que no estén formados por reclusas. Es en este momento, cuando presenciaremos los prejuicios de que serán objeto y, aún más importante, lo difícil que pueden llegar a ponérselo los compañeros a aquel funcionario que se salga de la horma.

Belén Macías da voz finalmente a sus personajes culminando con una lista de reivindicaciones en pos de la mejora de las condiciones carcelarias. La serie es realmente veraz y efectiva y provoca el sonrojo de los que formamos esta sociedad y permitimos el estado denunciado.

A la eficacia de la denuncia contribuyen las actuaciones de Ana Wagener, Natalia Mateo y Verónica Echegui. Sin embargo, a partir de cierto momento, el guión se deja llevar por el entusiasmo. Entonces, todas las protagonistas, incluso la directora del centro, se tornan excesivamente buenas, abocando al público a ser mera hinchada del grupo, lo que limita el buen resultado final.

“El patio de mi cárcel” nos muestra uno de los márgenes de nuestra competitiva sociedad. Por ello recibió justamente el premio a la Solidaridad dentro del Festival de San Sebastián 2008. Ayuda a que seamos más sabios, más tolerantes, más solidarios.

Interesane historia sobre vidas truncadas y el afán de superación en circunstancias adversas. Una película sencilla y con fundamento. A destacar el vestuario y las impresionantes interpretaciones en general, destacando Candela Peña y la deslumbrante Verónica Echegui.

Como bien dicen los acérrimos crítico-usuarios de filmaffinity, “El patio de mi cárcel” es un proyecto que podría tener bases suficientes para ser una película trascendental en el cine enfocado a lo social en España; ese que bien pudo señalar las múltiples irregularidades vividas dentro de un penal femenil en 1985 o de la actualidad, sin caer en los dramas edulcorados que la directora ha elegido para conformar su cinta, los cuales son los típicos en el relato de la gente que habita estos lugares.

Ignoro los motivos de la cineasta para llevar a la pantalla grande una historia sin desarrollo, previsible, con personajes a la deriva, hechos que no apuntalan el interés del espectador y lo dirigen al aburrimiento o en el peor de los casos, a divagar sobre proyectos mucho más afortunados con respuestas positivas en la audiencia. Capadocia, serie de televisión mexicana con trece capítulos de 60 minutos y bajo la misma temática e incluso algunos de los personajes, rompen con todo aquello que Belén no pudo lograr con su metraje, “El patio de mi cárcel”, al mostrar los hechos maquillados de la terrible situación de las mujeres en prisión.

En conclusión “El patio de mi cárcel” es la visión light de un penal en décadas pasadas, que no rompe ilusiones; la comparación con la serie de televisión podría ser invalida, pero existe la posibilidad de encarar por lo menos a tres personajes dentro del metraje y no a un grupo del cual no hay dominio y el elenco tampoco esta bien asignado en los papeles a interpretar. ¿Qué tal una Candela Peña, en rol de presidiaria? Por supuesto que es una actriz capaz, en cambio nos la han puesto como una custodia tibia y sin vida propia.

Décadas atrás se escuchaba que las tendencias en cualquier aspecto se marcaban en Europa; hoy veo que en México se realizan proyectos más audaces con talento de primera calidad y no siempre Europa dará las pautas.

El patio de mi cárcel es bastante leve con respecto a la tan temida comparación; por cierto León de Aranoa hubiese sacado mucho partido a estas presas.