El hijo

El, es el principio de la eterna pesadilla, el artífice del brutal desvisceramiento de unos padres huérfanos de abrazos, la causa de que el invierno se haya instalado para siempre...... Es, no obstante, el único capaz de despertar pasiones, aunque sean bajas e iracundas. Francis desfallece bajo su propia sombra heladora.

Olivier es el carpintero paciente, el que busca calor entre las virutas, el que dejó de tener prisa porque ya no tiene hogar al que regresar. Busca, aunque han pasado cinco años, un puñado de aliento del hijo desaparecido; un mínimo pestañeo, suspendido como una telaraña de los ojos del último que le vió con vida; una brasa para cauterizar la herida que sangra cada día.

Los hnos Dardenne trasladan, casi exclusivamente con gestos, dolorosas sensaciones; pero atisban en lo más profundo del grito la única y escalofriante posible solución.
Profunda tesis sobre el comportamiento humano, que como en otras ocasiones, hubieran firmado con orgullo sesudos psicólogos expertos en educación especial y catedráticos conocedores de las reacciones de las personas ante lo imprevisible e inevitable.

Durante casi una hora solo se ven escenas carentes de lógica, alargando un planteamiento ausente de rumbo. Miradas que no trasmiten, gestos que no dicen nada. El abuso de primeros planos y el manejo de cámara oscilante, convierten su realización en un extraño trabajo, que de no conocer a sus directores, pudiera pensarse de aficionado.

El guión es oscuro, sin dirección ¿Qué es lo que sucede realmente, entre el profesor de taller, y su alumno?
Debo reconocer que he aprendido mucho de tablones de madera, así como la mejor manera de transportarla, pulidos con lijadora, ajustes, mediciones, cortes... etc.

No encuentro sentido a un final que te deja estupefacto. Entiendo lo que quisieron transmitir pero... Aguanté hora y media para ese apoteósico resultado que a los críticos impresiona...

Cautivadora y sencilla. 'El hijo' es una película que consigue sensibilizar a través de una interpretación fabulosa (Olivier Gourmet mata con la mirada), merced a la tensión que transmiten la mayoría de sus escenas, y gracias al grito constante de unos silencios interminables. En esta atrevida producción belga, los hermanos Dardenne enlazan toda una serie de planos-secuencia larguísimos para extraer lo mejor del drama psicológico. Pausada. Desgarradora. Genial.

Como siempre. Los hermanos Dardenne saben hacer buen cine y hacer que el espectador sea un observador de las rutinas de otros, pasando a ser un personaje más de sus dramas descarnados, empatizando con las vidas que les toca vivir para no siempre, llegar a un final que sólo es un punto y seguido.
Actuaciones impecables, un cine muy cercano al Dogma pero sin ser tan pretencioso.
Cine de gente anodina para hurgar en nosotros mismos, tan anodinos también...

El director de una película (Larga o corta) siempre tiene el mismo propósito inicial. El de la identificación del espectador con la historia o los personajes. Los hermanos Dardenne vuelven a hacernos sentir el cine como si de una mirada a la calle tras el cristal de nuestra ventana se tratase.

Es imposible pasar desapercbido ante este filme y la historia que plantea que obviamente no desvelaré ni debiera desvelarse en ningun escrito sobre esta película.

La información se va abriendo paso a paso. La planificación es impresionante. Las actuaciones (El protagonista ganó al palma de oro en Cannes) no es que sean inmejorables. Son reales, como si de un documental se tratase. Dignas de la apasionante historia que copa todo el relato.

¿Qué haríamos nosotros ante una situación similar? El objetivo de los Dardenne es el cristal de nuestra ventana. A través de esa ventana nos harán vibrar, sentir y reflexionar.