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El barco de los locos

Drama En 1931, un barco de pasajeros alemán zarpa de Veracruz, México, con rumbo al puerto alemán de Bremerhaven. Los pasajeros son personas muy distintas entre sí, y durante el trayecto comienzan a mostrarse no solo sentimientos como el romance o la insatisfacción vital, sino otros tan peligrosos como el antisemitismo y la xenofobia, propia de esos años en Alemania.
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La he visto en la tele con la etiqueta de "clásico". Estoy de acuerdo. Cumple todos los requisitos, es decir, es intemporal. O de un tiempo que se fabricaba un cine para durar. Películas de Duralex irrompible. Empezando por el guion, en este caso un cuento de Katherine Anne Porter. Una gran escritora. Y con guionistas que amaban la literatura porque es la única forma de desaparecer para que brille esa historia. Un buen director. Y un reparto enorme, empezando por ese enano, antecedente de otros enanos pasmosos en inteligencia y sarcasmo. Los diálogos son aforismos, clases de metafísica, fragmentos de lógica o de locura. Porque ellos son locos, reconocibles en nosotros. Todo un repertorio de situaciones y personas en blanco y negro con tanta carne, hueso y sangre que nos sorprenden continuamente.

¿Cómo hace el cine esos milagros? Leo que tuvo el Oscar al mejor decorado cuando en ningún momento sentimos que estamos en un barco y la mayor sensación de claustrofobia aparece en un "puerto" que parece un callejón sin salida con el hormiguero de personas que van a subir a él. El agobio está en cubierta con esa muchedumbre imposible y sin embargo votarías a ese premio por saber inventar un lugar donde te ha parecido estar alguna vez.

Hay tantas historias y tantos personajes donde poner los ojos; incluso las lagrimas por esa hermosa flor Escarlata O'Hara deshojandose en su último vaso. El americano bruto. El alemán de precuela nazi. Esos bailaores flamencos, prostituyendo a sus mujeres. Todo tiene el aire del peor tópico pero con unas gotas justas de fatalismo y fragilidad. Todo relativo, como ese barco que no lo parece pero que te marea con los movimientos que no existen.

Y luego, claro, la historia de amor. De las que más me han gustado últimamente. Simone Signoret está luminosa, imperfecta y adorable y Oskar Werner, condenadamente guapo. Y su amor es el regalo sorprendente que no esperaban y que ilumina la pantalla hasta donde tú estás.
En fin, una gran película. Un clásico. Un barco de esos donde no hay tiempo ni espacio pero tú también llevas billete...
paki
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13 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante panoplia de personajes en una película de situación, con algunas estrellas consolidadas: Vivien Leigh y Simone Signoret en los papeles de estrellas femeninas, y Oskar Werner en el papel del médico del barco, José Ferrer, y Lee Marvin en las masculinas. Con secundarios de lujo: Elizabeth Ashley, George Segal, Michael Dunn como bajito simpático, casi como siempre, José Greco, Charles Korvin como capitán del barco, Heinz Rühmann, Lilia Skala, Barbara Luna, la cantante argentina, Christiane Schmidtmer, Stanley Adams muy conocido por Desayuno con diamantes, y Henry Calvin, un cantante lírico americano.
Suena raro el sarao flamenco a bordo del barco. No sé muy bien qué pinta aquí.
Me ha gustado mucho Simone Signoret, con una mirada muy peculiar, sin embargo no me ha gustado tanto Vivien Leigh, aunque, la verdad, no me ha gustado nunca, me parece una actriz limitada y, sobre todo muy encasillada en su papel estrella, que le devoraría toda su carrera.
La galeria de personajes abarca todas las clases sociales, y todos los tipos de personas. Judíos, enanos: inigualable el diálogo entre ambos cuando el judío le pregunta al enano si es judío, porque les han sentado a la misma mesa, y el enano dice: no, estoy seguro, tengo mi propia minoría protegiese. Fantástico...!!!
La rapidez en la muestra de los personajes hace que no te centres demasiado en ninguno. Las situaciones pasan de la adolescente con la que nadie baila, a la pareja con diferentes caracteres que va descubriendo que para la convivencia no sólo se requiere cariño, sino algo más... Es una forma de presentar las situaciones peculiar, que luego construye las series tan populares, como, por ejemplo, Vacaciones en el mar, o Hotel... Retratos esteriotipados, rápidos, pero concentrados de emotividad en algunas ocasiones. La historia de amor que subyace en la relación entre el médico del barco Oskar Werner y la condesa expatriada Simone Signoret es estupenda, muy tierna, sobre todo porque esconde su verdadera identidad detrás de su adicción a las drogas. Parece que le quiere para que la ayude con su adicción, pero en realidad le agrada el médico y su vida.
La locura de Lee Marvin con esa intensidad americana que aborda a la chica española, bailarina y prostituta, es interesante, pero siempre desde el borde del personaje, sin matices.
La chica de 17 años sobrina del hombre pro-alemán que edita una revista de pensamiento no sé quién es.
La cinta es un poco larga, 150 minutos es demasiado, un poco más y se hace una serie.
Kramer es un director muy comprometido, con grandes películas, interesantes y comprometidas. Un grande.
- La hora final (1959), muy larga también y que no me gustó demasiado.
- ¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg) (1961), que es una obra maestra, se mire como se mire.
- Adivina quién viene esta noche (1967), una preciosidad de cinta, tan revolucionaria en su época como actual ahora.
- El secreto de Santa Vittoria (1969), que de las que he visto es la que menos me gusta.
- R.P.M. Revoluciones por minuto (1970), que me parece una auténtica joya.
ÁAD
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25 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La frase: Cuando el pequeñito (Michael Dunn) mira al público y dice: se preguntarán ¿y todo esto qué tiene que ver con nosotros?... nada

La actuación: Un José Ferrer que se hace odioso en su racismo y dos viejas glorias del cine, Vivien Leigh y Simone Signoret encarnando papeles atormentados, conflictivos.

La escena: El capitán al médico: ¿puede entenderlo?, un hombre salta al mar de noche para salvar a un perro y se ahoga, el medico: Sí, puedo entenderlo.

El momentazo: Un Lee Marvin tosco, borracho, se queja con el enanito porque no puede batear las bolas curvas y abiertas del beisbol y éste le dice: ¿sabes qué encuentro más divertido de la gente cuando viajo? Las culpas que acumulan solitos, por ejemplo, calculo que debe haber al menos 873 millones de personas en el mundo que ni siquiera saben qué es una bola curva y abierta así que veo bastante excesivo que te sientas arruinado por no poder golpear una pelota con el bat. (el inglés no tiene tanto colorido pero bien podría haber dicho una pinche pelotita).

La película de 1965 y ambientada en 1931 es dirigida por Stanley Kramer (recordémoslo en su monumental juicio de Nuremberg) se desarrolla todo el tiempo a bordo de uno de aquellos barcos que hacían la ruta Veracruz-Habana-puertos europeos a principios y mediados del siglo XX. En él, una infinidad de personajes de todas las condiciones desarrollan sus dramas (y alguna tragedia) y nos muestran un enorme catálogo de emociones, sentimientos, anhelos, abajo los emigrantes que viajan como ganado en los entrepuentes y aun así se dan el tiempo de alguna sonrisa, arriba los de primera clase que, con excepción de un judío maduro y encantador (Heinz Ruhmann) y un enanito filósofo y también alegre (Michael Dunn a quien recordará el lector por ser el villano de la muy exitosa serie de TV de los 60s “Wild, wild, west” con Robert Conrad), son todos unos pobres diablos atrapados en sus dramas. Destaca el papel del médico de a bordo (Oskar Werner), un alemán decepcionado de todo, familia, país, trabajo, que por breves momentos vislumbra el amor con una condesa ya madurita (Signoret) y que va en calidad de deportada de Cuba a España, es un amor imposible y por ello trágico.

Basada en un sólido e inteligente guion del libro de Katherine Anne Porter (ganadora de premios Pulitzer mientras residió en México donde se hizo amiga del pintor Diego Rivera), con excelente fotografía en blanco y negro (Oscar para Ernest Laszlo) y actores de primer nivel. Quizás el grupo de bailadores españoles es algo estereotipado y despectivo pero es que la historia gusta de crear tensiones nacionales y raciales en todo momento, por ejemplo:

1. Los oficiales que se alegran de dejar Veracruz (¡este país esta a punto de estallar!) cruel ironía pues quienes estaban a punto de estallar eran España (1936) y Alemania (1939), destinos del viaje y aquí quien esto escribe juega con ventaja, mi abuelo que vivió mucho residió en los años 30s en Veracruz y cuando a sus mas de 90 yo le pregunté, ¿abuelo, si pudieras elegir a qué fecha y lugar volverías en tu vida? No lo dudó un instante ¡A Veracruz en 1930!
2. Un Lee Marvin que desnuda la crudeza, ignorancia e ingenuidad de buena parte de los norteamericanos (aquí viene el simio dice Vivian Leigh y ojo que son compatriotas)
3. Varios alemanes rígidos, racistas y también ignorantes de muchas realidades (¡que raza tan difícil son! de nuevo en palabras de Vivien Leigh)
4. Incluso el judío, el único personaje sensato y amable al final resulta ingenuo y trágicamente equivocado (hay un millón de judíos en Alemania, ¿Qué nos pueden hacer?)
FILMoFAN
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