Las brujas

Terror británico de los años sesenta. Interesante y algo enigmática. Me ha gustado mucho Joan Fontaine, aunque es cierto que la película está hecha para ella. No saca menos de veinte modelos, me gustaría saber de qué diseñador, y la cámara se centra en ella más que en cualquier otro actor o actriz. Es su última película de cine, aunque luego hizo dos o tres cosas para la televisión, seguramente poco recordables.
La brujería es una creencia entroncada en el más profundo ser del hombre. Y esta cinta explota lo más profundos ancestros del ser humano.
Goza de una cierta intensidad, pero queda un poco coja, proyecta bien el miedo y el horror que persigue a la protagonista, pero no llega a conmover del todo. Está bien, se puede ver, pero nada más.

Mala película de terror en su momento, y comedia involuntaria con el paso del tiempo.

La película es totalmente ridícula de principio a fin, tiene una historia simple narrada de forma torpe, una ambientación inexistente que le proporciona un insufrible tufo a telefilm de media tarde, una banda sonora que va a su aire, un guion repleto de inconsistencias, chorradas y diálogos patéticos. Naufraga en su intento de terror o misterio, consiguiendo en su lugar bostezos y risas.

No faltan tampoco unas interpretaciones esperpénticas, muy, muy malas, de todos y cada uno de los integrantes del reparto, pero en especial de Joan Fontaine, cosa más insoportable. Toda la parte con el ritual y la gente bailando en trance y comiendo a saber qué mierda, lejos de resultar inquietante, provoca altas dosis de vergüenza ajena.

Brujería dulcificada para niños de cinco años, desesperante e insustancial, aunque puede dar para unas risas dentro de su mediocridad.