Dos seductores

A ver siempre se ha dicho que segundas partes nunca han sido buenas, pero aquí no se cumple (entiéndase que la del 1988 no es la segunda parte sino un remake)
Para mi esta película me resultó sosa de ver, no tiene los aditamentos del remake, no tiene música en momento claves, está mal dirigida, brando no me gusta actuando (por no hablar de que no me lo imagino como un seductor, de momento no me parece ni medio atractivo). David Niven es quizá el único que se salva de la quema y hace perfectamente el papel que en el remake haría el genial Michael Caine. El final de esta película no me gusta.
Veredicto final: entre esta y el remake hay bastantes semejanzas, pero también demasiadas desigualdades. Lo cierto es que en ambas se cuenta una historia muy amena (prácticamente calcada en el remake), sin embargo se nota que la de 1988 tiene más medios y se aprovecha mejor la comicidad entre los dos protagonistas. En ésta en cambio Brando no pega, hay muy pocos momentos de tensión, se hace aburrida, el final es sumamente peor que el del remake. En fin que no es porque esta tenga 25 años menos, a mí eso en una película nunca me ha importado, es que sinceramente hay que reconocer la verdad; que contando una historia similar humana, sin efectos ésta está peor aprovechada que el remake.
No es mala película y siempre estará David Niven, pero me da la impresión que la película no tiene mucho más que eso. Hay que ver lo mal que se puede llegar a contar una historia tan divertida como esta. Se puede recomendar para pasar un rato aunque siempre preferiré prácticamente todo del remake de 1988 porque además la pareja de protagonistas me gusta más y, aunque tilden a Steve Martin de payaso que no sabe actuar, lo cierto es que en el remake está mil veces mejor que Brando en ésta.
En fin queda dicho se puede recomendar, más que nada por Niven.

A pesar de tener a dos actores de la talla de Brando y Niven, la película casi no hay por donde cogerla, es tan tópica y relamida que empalaga. Brando bastante patético y Niven en el papel de casi siempre, de gentleman.
Por no tener no tiene ni glamour, es descaradamente simplista de principio a final.
Para pasar "medio" rato haciendo otras cosas.