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Walesa, la esperanza de un pueblo

Drama Durante las represiones de las autoridades comunistas contra los trabajadores en Gdansk en 1970. Lech Walesa, un obrero del astillero, decidió no seguir las normas marcadas y empezó una revolución, que no sólo significaría el final de la dictadura en Polonia, sino que además haría tambalear la Unión Soviética. La película narra a través de una entrevista de Oriana Fallaci la lucha revolucionaria que emprendió Lech Walesa, Premio Nobel ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La próxima vez que algún listillo (porque son lo que son) se le acerque y le diga que Hollywood está acabado, que la fiebre de remakes, reboots, secuelas, precuelas, spin-offs y biopics en la que está inmerso es un síntoma inequívoco de lo acabada que está su industria en tanto que a Factoría de Sueños con una creatividad desaparecida en combate, recuerde que lo que en realidad le está pidiendo (a gritos) este individuo, es un guantazo que le devuelva, de una puñetera vez, a la realidad que abandonó hace tanto tiempo. Lo que sea, antes de enzarzarse en otra estúpida batallita en pos del honor herido de una manera de hacer cine donde prima más la personalidad, el riesgo, la valentía... en definitiva, el gusto por lo auténtico. Europa Vs USA, luchen a muerte. Por enésima vez... mientras los que todavía guardan unos pocos gramitos de cordura observan el espectáculo, cada vez con más indiferencia, cabe añadir.

Y... ¿De qué hablábamos? De cómo de los biopics no se libran ni en Polonia, por ejemplo. De esto mismo. Importante, no lo vean como signo de debilidad, sino más bien como otra manera de (re)escribir la historia, tan lícita como podría serlo (y es sólo un ejemplo), una serie de artículos periodísticos. Al fin y al cabo, si los malditos yankees usaron el séptimo arte para construir el cuerpo mitológico que la época histórica (en la que se dio tanto su nacimiento como posterior desarrollo) parecía haberle negado a su amada nación, ¿cómo no íbamos a probar suerte, sus súbditos, con la misma táctica? 'Walesa, la esperanza de un pueblo', empieza con un cara a cara registrado (entre la estrella principal de la función y, precisamente, una periodista) que va a dictar el repaso de los episodios más relevantes en la vida del famoso político polaco Lech Walesa, y que al mismo tiempo va a estructurar la narración de la propia película. Suena complicado, pero realmente es una jugada de lo más conservadora.

Estamos, para entendernos, ante otro biopic. Uno más. Y nada nuevo (al menos desde la perspectiva estrictamente cinematográfica) bajo el sol que nunca entra en la sala de proyección. Así pues, estamos de nuevo ante los peligros de casi siempre que nos aventuramos en estos territorios tan familiares. Primero, el de la pérdida total de una objetividad sacrificada en nombre de una causa (normalmente, la de la oda) dedicada a una persona a la que inmediatamente se le priva de dicha condición para convertirse, también en un abrir y cerrar de ojos, en el personaje más estereotipado. Segundo (y no último), el que el narrador, que seguramente habrá llevado un trabajo de campo encomiable antes de atreverse a abrir la boca, haya perdido por el camino una de las nociones más básicas. Esto es, la de tener en cuenta, aquello que la audiencia puede / debe saber sobre la temática desarrollada.

Lo nuevo de Andrzej Wajda parece que esté siempre a punto de caer en ambas trampas. De hecho, en varias ocasiones el que no esté familiarizado con la fundación y consolidación de Solidaridad, corre el riesgo de sentirse apartado de una exposición que da cierta información demasiado por sentada. Además, asoma también, constantemente (y a la coletilla del título que nos ha llegado aquí nos remitimos), la tentación por parte del director de acomodarse en la cara más amable de su protagonista, dejando así poco tiempo para pasar (muy de puntillas) sobre todo aquello que podría llegar a incomodar. Los vicios de fábrica son, pues, un defecto con el que toca lidiar de nuevo. No obstante, Wajda compensa estas cojeras con sendos aciertos. Discretos, todos ellos, pero igualmente contundentes. Por una parte, el jugo que saca a la excelente caracterización y trabajo actoral de un omnipresente Robert Wieckiewicz, por otra, la buena comprensión del género, plasmada en una fusión más que convincente del material de archivo con la recreación dramática.

Terreno de juego, éste último, ideal para que reluzca, por encima de todo, la mezcla entre la lección de historia y la radiografía íntima, ambas igualmente amenas. En otras palabras, el resultado se traduce en un más que aceptable acercamiento tanto a una época como a uno de los muchos seres humanos (ahí está la gracia, así como el verdadero reto) que la poblaron. Como era de esperar, la lucha social esconde la que verdaderamente importa a escala más pequeña (aunque no por ello menos importante, todo lo contrario): la resultante del choque entre la esfera pública con la privada. Es ahí cuando 'Walesa, la esperanza de un pueblo', adquiere más interés, al atreverse a explorar la faceta más desconocida de la celebridad, deteniéndose en los capítulos no recogidos en los libros de historia, sin complejos (que suficientes había en aquellos tiempos) y probablemente con licencias que, en cualquier caso, no desentonan en el conjunto. Como se ha dicho, sin especial gusto por la novedad. No por falta de ideas, sino por compromiso con una manera de hacer cine que, fronteras aparte, hace de lo correcto (en la presentación, en el desarrollo, en la finalización...) su más orgullosa seña identidad.
reporter
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12 de octubre de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el cine de Andrzej Wajda, su compromiso y calidad. "La tierra de la gran promesa" es la mejor clase de historia sobre la revolución industrial a la par que una obra compleja y emocionante. Desgraciadamente no se puede decir lo mismo de "Walesa". Esta biografía que explica sus orígenes en el sindicato "Solidaridad" hasta la consecución de su premio Nobel, no deja de ser una crónica correcta que carece de la complejidad que se le exige a un producto con semejante personaje.
No por ello esta exenta de una calidad aceptable y contiene escenas que demuestran la enorme personalidad su director ya octogenario. Hay una escena que demuestra su mala leche. Es la que Walesa está retenido por la policía y lleva su recién nacido consigo, éste se ha cagado y piden un pañal para cambiarlo; lo único que encuentra disponible es un trapo que han utilizado en un interrogatorio y está manchado de sangre. Todo esto contado con humor denota una malicia que resulta más incisiva que una explicación dramática. Ojala toda la película estuviera al mismo nivel.
waldeker
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31 de julio de 2015
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He podido ver ésta cinta en versión original porque nací en la Polonia de Lech Walesa. Viví los primeros años de mi vida rodeado de personas con ganas de cambiar no solo el sistema sino el mundo entero. Quizás alguien piense que este sea el motivo por lo que le doy una nota por encima de la media, pero lo que yo intento valorar es la dirección de Wajda y la interpretación de Robert Wieckiewicz.
Walesa era y es un hombre sencillo que habla como los chavales de la calle de la generación perdida de nuestros días pero tiene dos cosas que han hecho de él uno de los personajes más influyentes del siglo XX: liderazgo y valentía. Wieckiewicz se mete en su personaje de manera formidable desde el principio hasta el final, sacando estas dos cualidades que brillan en todo momento sin dejar de ser un electricista con una familia numerosa a su cargo.
Llevaba mucho tiempo esperando ver una película sobre este hombre y no me siento defraudado.
Rouden
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4 de noviembre de 2013
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD. Esta es la historia de un hombre comprometido con su pueblo que luchó por la justicia y la igualdad a través siempre de la verdad, de la razón y de la paz.

SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD. Esta es la historia del líder político y sindicalista Lech Walesa que cambió con sus ideas la manera de pensar de mucha gente y que contribuyó al crecimiento y al progreso de su pueblo estancado o mejor dicho sumergido en una gran crisis económica y social allá por los años 70 a pesar que ya habían transcurrido 25 años desde la finalización de la 2ª Guerra Mundial.

SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD. Esta es la historia de un hombre sencillo, casado con una mujer y padre de seis hijos, que en muchas ocasiones estuvo en la cárcel pero que finalmente era puesto en libertad pues no había razones para su estancia en dicho lugar ya que nunca armó ninguna trifulca y siempre se manifestaba de una manera pacífica a través del poder de la palabra con argumentos convincentes llenos de fuerza, entrega e ilusión por la causas que estaba luchando que no eran otras que la igualdad social y la desaparición de la clases dominantes.

SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD. Esta es la historia de un hombre que a lo largo de veinte años, concretamente el período que abarca de 1970 a 1990 estuvo al frente y apoyando a las clases obreras desde la cruentas manifestaciones de 1970 que llevó al arresto por parte de las autoridades comunistas y las represalias policiacas con más de ochenta muertos; que a pesar de perder también su trabajo en el astillero de Gdansk por recoger firmas para la petición de construir un monumento en memoria de los trabajadores asesinados siempre luchó por su nación con el apoyo de sus amigos y de su familia; que consiguió la legalización del derecho a la huelga general y fue Presidente del Comité de Coordinación Nacional del Sindicato Libre en 1980; que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1983 aunque lo tuvo que recoger su esposa Danuta por estar preso; que contribuyó al nacimiento del sindicato Solidaridad y a la libertad de más de diez millones de personas y que el 9 de diciembre de 1990 logró su sueño ganar en las elecciones presidenciales con mayoría absoluta y ser Presidente de Polonia a lo largo de un lustro (1990-1995)

SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD, SOLIDARIDAD. Esta es la historia dirigida por Andrzej Wajda que nos presenta también con hechos documentales históricos la lucha y la entrega de un hombre para algunos revolucionario y conflictivo, para otros, pacifista y luchador pero que realmente pasó a la historia del resurgir de Polonia en aquellos años de auténtico caos.

En definitiva, una película correctamente hablando buena aunque sí es cierto que la gran cantidad de datos, hechos y acontecimientos que vivió Polonia a lo largo de esas dos décadas es realmente difícil resumirlos en poco más de dos horas pues es posible que algún hecho relevante o no, haya pasado desapercibido.
DAVID FARIÑA
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