Los viajes de Gulliver

Habrá quien piense, yo mismamente, que “Los viajes de Gulliver”, aunque no sea una obra maestra literaria, sí es una notable, vanguardista y visionaria novela de aventuras (recordemos que se escribió casi trescientos años) que coloca a su autor Jonathan Swift a la altura de Julio Verne en materia de imaginación. Y hay, por otra parte, gente con dinero que piensa que la obra y su autor son unos mediocres obsoletos que necesitan ajustes y actualizaciones… y gastan ese dinero en plasmarlo en forma una película. Para estas situaciones, cuando hablamos de violar clásicos universales, suele ser necesario recurrir a gente con pocos escrúpulos culturales sin miedo a ser etiquetados como iconoclastas (¿a que no nos imaginamos a Fernando Fernán Gómez o Lawrence Olivier zurrándose cuescos o diciendo “oye, tronco, venga, paso de tu culo” en adaptaciones de Cervantes o Shakespeare?) por lo que las elecciones de Jack Black , Jason Seagal y Rob Lettermen eran más que prevsibles.

La versión de Jack Black de “Los viajes de Gulliver” no es tan soez como nos podríamos imaginar a poco que revisemos la trayectoria del colega. Por increíble que parezca, no han recurrido a mostrarnos liliputienses volando disparados cuando Black eructa ni pitufos muertos por asfixia cuando se rufa un cuesco. Lo más escatológico es que apaga un fuego meando y hace una lluvia dorada a medio Liliput, o sea casi como un anuncio de Lancome en la escala Black, Pero tampoco es plan de alabar a toda esta tropa por el hecho de NO ser desagradables. La película olvida el espíritu aventurero de la obra original (que se reduce a un par de peleas) y tan solo aspira a una comedia infantil donde los niños se rían de las patosidades de un gigante torpe en una especie de ciudad de los minijuegos. Todo lo que se aleje de ahí, es el humor de brocha gorda al que pueden aspirar Black y un desmotivado Seagal (toda la película con cara de aburrimiento y de querer volver a “Cómo conocí a vuestra madre”). En el otro extremo, son dignas de mención Emily Blunt y Amanda Peet, viendo como se toman en serio papeles claramente menores y por debajo de sus posibilidades.

Típica película de Black. No es un truño, pero es una mala adaptación y una mala película. Hay adaptaciones mejores (aunque ninguna tan buena como el libro) y películas mejores (casi cualquiera en la que podais pensar). No era necesario tanto preámbulo licencioso para justificar que Black llegue a Liliput, ni tanta licencia en la historia para meter con calzador un par de gags sobre la historia de la humanidad reinventada a la manera Black (en realidad lo único salvable), ni tanto enrevesar el desarrollo para mostrar a Black disfrazado de niña o Black con pañales (el campo del humor en el que Black se siente más cómodo). En realidad, la película en sí misma es completamente innecesaria.

No se cómo, pero aparecí en un multicentro abarrotado. Dentro, ya en la sala de cine, a oscuras, comprobé que estaba viendo Gulliver... buen me dije: me recordará mi infancia, abre tu mente y disfruta.
Hacía mucho tiempo que no buscaba mil excusas para salir de la sala, pero gracias a dios las encontré. Se me hizo eterna.
Que película tan mala, por Dios. Burda, sin sentido del humor, con la moralina típica americana, falsa, sinsentido, absurda, mal enfocada, aburrida, pesada y así podría seguir durante toda la noche, pero ya no tengo más ganas.
Mi consejo: no se gasten dinero ni tiempo en ir a verla.

Esta película tiene dos puntos de vista diferentes. Depende de lo que busque cada uno puede ser pasable o mala.

_La película será pasable si el espectador lo que busca es entretenimiento y un par de risas en una hora y media.

_Si lo que el espectador busca es una película basada a la perfección en la obra de Jonathan Swift, publicada en 1726, no solo saldrá muy decepcionado, estará incluso enfadado al ver como se han saltado a la torera el argumento de la obra.

Esta película no busca basarse en la obra de Jonathan Swift con gran fidelidad y exactitud. Al contrario, ya que para empezar la trama se desarrolla en el siglo XXI cuando la del libro se desarrolla en el siglo XVIII. Tres siglos de diferencia. Y respecto a los mundos retratados en el libro, aquí solo se visualizan dos: el de Lilliput (que aparece en casi todo el film) y muy por encima (no llegara a los 7 minutos de visualización) el mundo de los gigantes. Eso es todo. No hay más. No busquen más mundos como el de los caballos sabios porque no los hay.
La película busca desde un principio entretener al público y crear un par de carcajadas para que cuando salgan de la sala sientan que han pasado un rato entretenido. Eso es lo que quiere la película, crear entretenimiento. Nada más.
Desde mi punto de vista este objetivo lo cumple. No es un film de 5 estrellas, pero entretiene y te hace pasar un rato agradable, además de sacarte un par de risas. Yo cuando fui a ver la película estaba con esta mentalidad, que no iba ser una adaptación de la obra sino una película de entretenimiento.
Por ello los amantes del libro no vayan a ver la película ya que les decepcionará. Y los que busquen entretenerse una hora y media esta película cumple su función. Pero solo eso, entretiene, nada más.

La verdad es que esta película, sin llegar al nivel de mito, ni mucho menos… me ha sorprendido gratamente, como suele decirse.
La cogí el otro día de la biblioteca, sin demasiado interés, estoy intentando ver mucha película en versión original y necesito para empezar algunas que no tengan mucha “chicha”, así que suelo decantarme por las películas para niños.
Como decía, no separaba gran cosa ¿y cual ha sido mi sorpresa cuando me he dado cuenta de que me estaba riendo a carcajada limpia?!
Los detalles están muy cuidados, la historia aunque no es original es una versión con un montón de guiños a la década actual, y aunque pronto quedaran obsoletos ahí seguirán para que podamos compartirlos en un futuro con nuestros hijos.
Hay muchos detalles que aunque podrían pecar de frikis creo que a más de uno nos encantaran.
El papel de Gulliver parece adaptado para Jack Black, un tío sin complejos que lo borda. La película está muy bien hilada y el desenlace no la desmerece.
La banda sonora es muy buena… y en fin, aunque igual no son los ingredientes que debería tener una película para recomendarla, creo que puede ser para pasar un buen rato en familia en una aburrida tarde de domingo.
Si os apetecen unas risas, no dejéis de verla.

Creo que hasta los niños se aburrirían con esta película. Quien vaya a ver esta pelicula va a tirar el dinero. Cuando se marcan el bailecico del final me dieron ganas de salir corriendo del cine y arrancarme los ojos. Lo único bueno que tiene es la banda sonora de Kiss y Guns and roses. Fueron los dos únicos momentos de alivio en toda la tortura.