Cowboy de asfalto

Con "Cowboys de Asfalto", Netflix continúa apostando por adaptaciones en sus productos originales. Con su nueva película, la plataforma intenta tocar el lado más humano del espectador narrando una historia real de la ciudad americana de Filadelfia, pero falla en el intento ya que quiere abarcar tanto que finalmente termina por no ofrecer nada concreto.

El principal escollo con el que se encuentra esta cinta es que quiere contar tres historias en una, y esto hace que el espectador termine por no saber a lo que atenerse. No podemos asegurar si lo que quería el director con su película es mostrar el drama social vivido por los cowboys de la ciudad de Filadelfia, la preciosidad de los caballos y el amor de los humanos por ellos, o la redención de un joven con problemas de ira en una familia desestructurada.

Parece ser, debido a que es cómo comienza y termina la cinta, que la línea principal de ésta es la redención del protagonista, y, además de que la historia en muchos momentos se vea desbordada por las otras dos líneas argumentales y no consiga tener fuerza autónoma suficiente como para sostener casi dos horas de metraje, hay que afirmar que la propia historia de redención tiene sus propias lagunas, ya que falla en sus elementos clave; el protagonista, y la relación que éste tiene con su entorno.

La historia de redención es similar a tantas otras que ya hemos visto en la gran pantalla. Un joven ciertamente perdido en la vida se ve obligado a enfrentarse a una situación nueva y complicada. En este caso, el protagonista debe volver por vacaciones a la casa de su padre, y retomar así una relación paternofilial que ciertamente nunca ha tenido, ya que su progenitor entró en cárcel cuando era un bebé. Aquí reside el primer problema de la película.

La relación entre el padre- un Idris Elba bastante desdibujado-, y el protagonista resulta ser bastante superficial, y en ningún momento parece demasiado creíble. Esta relación debía ser un punto fuerte de la trama, ya que representa propiamente la redención del protagonista, pero de forma contraria a lo esperado la relación entre ambos es fría, apenas tienen un par de escenas juntos sin que aparezcan otros actores, y cuando esto ocurre, el director opta por hacer recitar a Elba lo mucho que su personaje se siente culpable por no haber estado en la infancia de su hijo para hacer así más evidente si cabe que el foco de la redención reside en la relación paternofilial, en vez de aprovechar para crear cierta intimidad entre ellos para otorgar a la cinta un toque de realismo.

Además de este hecho, también falla la actitud del protagonista. No creo que sea un problema de cásting, ya que Caleb McLaughlin- que muchos y muchas conocerán por la serie Stranger Things- está solvente como principal, si no que más bien es problema de cómo está dibujado el personaje. El conflicto del protagonista reside en esa redención, y se desarrolla entre dos extremos, el bien y el mal. Hacer el bien y optar por una cura emocional y casi existencial siguiendo los consejos de su padre y todo su entorno, o seguir con la actitud que tantos problemas le ha causado, acompañando a un amigo de la infancia en sus actos delictivos.

La cinta se limita a girar como una peonza desorientada entre estas dos marcadas situaciones, pero se echa en falta un poco más de presencia del protagonista, ya que en esa representación del mal que narra peligro únicamente observamos lo que piensa y quiere el amigo del protagonista, y en la curación, la fase del bien, presenciamos el amor que el padre y su entorno tiene por los caballos más que el acercamiento que el protagonista tiene hacia todo ello.

Sin duda esto último era lo que se podría haber desarrollado en mayor medida, y es que los sentimientos del protagonista por los caballos y su atracción incipiente hacia ellos era un nexo clave para entender su crecimiento y conectar con sus sentimientos. Pero en vez de observar esto, lo que vemos es cómo éste se enamora a marchas forzadas y se hace con el cariño del caballo más salvaje de toda la cuadra, y con esto parece que queda cubierta la redención de nuestro protagonista, ya que ni si quiera la situación que la hacía estar en peligro le pone en una tesitura de peligro real, y por tanto, la redención, que además como, ya habíamos anunciado, tiene el aroma de historia que ya nos han contado en muchas otras películas, no termina ni siquiera de desarrollarse como debería.

Por último, vemos como el drama social también tiene cabida en la cinta, y casi termina siendo lo más destacable del metraje, ya que la ambientación está lograda y el espectador puede empatizar con lo que realmente ocurre en esa zona de la ciudad. Por ello, y a pesar de que, al menos previsiblemente, no era la intención principal del director, con la visualización de Cowboys de Asfalto lo que se logra es acercarse a una historia verídica de amor y cuidado por los animales, sin que se pueda disfrutar de una trama lineal y desarrollada ni de un descripción creíble y empática de los personajes que la hacen posible.

Es una especie de drama familiar en donde la relación padre e hijo intenta ser el eje argumental.

De todas formas por la simpleza del guión, la falta de "timming" del director y el poco carisma de los actores la película se transforma en un discurrir de situaciones inverosómiles que llevan al espectador al letargo.

Típica bazofia de Netflix, distribuidora que debe estar empeñada en ofrecer películas y series cada vez peores.