Inland Empire

Increíble, Lynch lo ha vuelto a hacer, ha vuelta a superarse a sí mismo y a desafiar el mundo interior de cada persona. Porque si una cosa está clara, a no ser que no tengas alma o aún pienses que la vida es tan simple como nos la quieren dar a entender, es que el cine de Lynch es ese oscuro mundo interior que llevamos dentro, los sentimientos y sueños que nos atormentan, perderse en el laberinto de nuestra conciencia interior provocada por las experiencias de la vida, porque hay momentos que pasamos por pesadillas en nuestra vida y creemos que no hay salida, que todo se desmorona a nuestro alrededor, pero a veces, seguir los tormentos y nuestras más oscuras pesadillas, puede servir para encontrar una solución y rehacer nuestra vida. Si Mulholland Drive era de alguien que huía de la pesadilla de su realidad, INLAND EMPIRE es el contrapunto, es alguien que se adentra en esa pesadilla de su realidad.

INLAND EMPIRE es la cumbre de ese mundo interior, el espectador y el interprete y los sentimientos que despiertan en ellos enlazadas con momentos de su vida personal y las malas experiencias que le ha dado la vida, porque ahí hay una conexión que sienten como una espina clavada en el corazón... todo tiene sentido, pero el sentido que tiene es más claro para la persona que lo siente, en ese caso la polaca que se identifica con la actriz o la actriz que se identifica con el personaje, que para alguien ajeno a ella, es su mundo interior, sus sentimientos, su vida personal... de la misma forma podemos crear una alternativa con relación a nuestra vida, abriendo nuestro imperio interior, que parece que para muchos aún sigue cerrado y no encuentra una puerta que lo abra. El alma y conciencia interior es muy importante, no sólo para entender a otras personas o saber percibir una escena, sino también para encontrarnos con nosotros mismos y conocer nuestro mundo interior. Hay dos tipos de cine, el que retrata el mundo exterior y el que retrata el mundo interior, INLAND EMPIRE es de ese último tipo, hay que verla con ese mundo interior que llevamos dentro, el mismo en que se adentran los personajes... solo así se puede ver lo que oculta las escenas más allá de las imágenes, sino, es normal que se puede caer en el error de pensar que sólo son escenas incoherentes.

Las interpretaciones son sublimes, los efectos que crea la cámara digital y las situaciones tienen una fuerza devastadora y terrorífica, cosa que me crea mucha más tensión y miedo que cualquier película de Terror que haya visto. Los mundos adversos y la facilidad para pasar de un plano interpretativo a otro son impresionantes como impactantes... un nuevo episodio se abre en el Séptimo Arte nunca antes explorado tan intensamente. Lynch! por tu alma! no te mueras nunca y dadnos muchas más vibraciones directas al alma y a nuestros más profundos y oscuros deseos interiores con muchas más obras maestras como esta!

De eso va Inland empire, ¿Qué no? Ni de coña.
Carretera perdida es una obra maestra. Esa es la razón que define una buena de una mala película. De lo mejor que se hizo en los noventa.

De modo que cuando sobrepasa la hora y media de metraje el disentimiento es absoluto.
Hacer cine es contar una historia. Imágenes, sonido, guión.

Ni de coña, no es un video clip, es el último y esperpéntico acto de la obra. Da igual.

Se trata de que el espectador se involucre, se sienta inmerso. Sensaciones.
Si veo un barranco tengo miedo a caer. Si soy ciego no tengo miedo.
Intriga, emoción, percepción.

No comprendí prácticamente nada la primera vez que vi Lost Highway.

Si hubieras salido en el video clip de la negra bailando con una pandereta me hubiera tirado cuatro días riéndome. Que lástima.

Resolver un rompecabezas no hace buena a una película.
Crear un rompecabezas no hace de un director un genio.
Carretera perdida es una obra maestra.
Intriga, emoción, miedo, percepción, desconocimiento. Inquirir.

Lynch aplaudo que hagas lo que te salga de los huevos. Saturación.
Ni de coña, no te involucra ni de coña.
Mi mente no esta activa. No es mi culpa. Es tú culpa.
Y no hay mas señores, Mulholland drive es una gran película.

Todo esto ya lo he visto y mucho mejor hecho.
Si no me gusta el rompecabezas no quiero resolverlo.
Por ti.

Si el rompecabezas es una basura, no se vuelve bueno una vez resuelto debido a mi pedancia, orgullo, inteligencia.
¡Tres horas!

El crepúsculo de los dioses es otra obra maestra. Sí lo es.
No es descabellado pensar que te ríes de nosotros.
No soy yo, sino tú el que me tienes que acercar.

La primera conversación de Laura lo mejor la película.
Fantásticos los primeros planos, como siempre Lynch, como siempre.
Estrambóticas caracterizaciones, magnífica utilización del color, como siempre, D.L.
Magnética utilización del sonido, como siempre. ¡Tres horas!
No importa.
Brillantísimas interpretaciones, como siempre señor Director. Es igual.

Una pena que no hicieras lo de la pandereta. Lynch.
No me importa de que trata Inland Empire. David.

Sin acritud. 辞别.

Y a eso lo llaman, no ya arte, aún más, poscine. Cágate.

Esta película no es Dune, no es el Hombre Elefante, no es Terciopelo Azul, no es Twin Peaks, no es Cabeza Borradora... no es Lynch, no señor. Esta película es un tostonazo pedante y mal hilado, fundamentado en la creencia de que el espectador merece pasar tres horas (que parecen nueve) boquiabierto ante una sucesión desmesurada de escenas absurdas porque yo soy Lynch y valgo mucho y cavila a ver si descubres lo que tan magistralmente intento transmitirte, pedazo de memo.

Lynch era un cineasta visionario, capaz de transmitir con muchísima fuerza una serie de emociones y conceptos difusos y fascinantes, que quizá no se entendiesen, pero que algo tocaban, gustaban. Ese era Lynch.

Lo que veo ahora debe ser obra de otro hombre. Un hombre que se gusta mucho a sí mismo, se adora. Viendo esta película era incapaz de evitar imaginármelo dictando posiciones de los actores, llevando la cámara, este plano es bueno, aquí metemos un fundido, aquí ríete y ahora pasamos al primerísimo primer plano en el que te pones a gritar y que volvemos a fundir con el primerísimo primer plano de la tipa que nadie conoce llorando frente al televisor (que en su pantalla lleva incorporado su propio fundido con la lámpara y primer plano del polaco, que te pensabas). Ahora un genialísimo diálogo inconexo con otros treinta cortes de primerísimos primeros planos de los interlocutores que volvemos a fundir para sacar a la cuadrilla de putas que oye, nadie sabe que pintan pero ya que las hemos contratado por lo menos que se marquen un par de bailecitos. Y fundimos en negro.

David Lynch ha pasado de ser un director genial (con sus más y sus menos, pero genial) a un director pretencioso que se entusiasma a sí mismo y debe creer que eso es suficiente para entusiasmar al espectador. Pues mire, no. Hasta aquí hemos llegado. Es una auténtica lástima, pero esto no es Lynch. Esto es una gilipollez que cualquier idiota pretencioso con un mínimo de interés por lo bizarro es capaz de perpretrar. Lynch era un genio. Esto no es obra de un genio. Esto es un videoclip a mayor gloria de la pedantería, pedantería muy abstracta, eso sí. Qué onírico ni qué surrealismo ni qué leches. Eso parece al principio, parecía que Lynch seguía vivo. Hasta que ni en llegando a la mitad de la peli consigue sacarte completamente de ella, consigue que te la sude lo que le pueda ocurrir a todos los idiotas que van desfilando con sus misteriosos silencios y sus miradas de paisaje. Eso sí, en primerísimo primer plano. Ahora volvemos a fundir con la subnormal que llora viendo la tele... cómo me molo, ¿eso lo entendeis? ¡Pues entonces sí habéis pillado el significado de la peli!

Inconsciente, inevitablemente busca uno paralelos entre "INLAND EMPIRE", la última, y "Mulholland Drive", la anterior película del genial director David Lynch. Los paralelos son pocos, haciendo la salvedad de que ambas películas son producto de la misma mente enferma. Si en Mulholland Drive el desarrollo de los personajes es paulatino y confuso, en INLAND EMPIRE es precipitado y decididamente incomprensible; si aquella nos presenta dos grandes planos narrativos, esta nos atropella con varias y complejas dimensiones simultáneas e interconectadas; si la primera nos pareció larga, la segunda nos resultará interminable.

Lynch trabaja para un público adulto, capaz de ejercer su derecho al raciocinio y su derecho a la emoción por partes iguales, plantea interrogantes que sabe que podremos resolver por nosotros mismos y acepta nuestras conclusiones y nuestros sentimientos, sean estos cuales fueran; es decir: respeta nuestra libertad e individualidad. No nos teme y por eso no se molesta en explicar nada.

Sus películas son difíciles; pero solo un poco: sucede que estamos demasiado maleducados en la explicitud. Entonces, no todo lo que aparenta ser una inconexa sucesión de imágenes es realmente una inconexa sucesión de imágenes. El Imperio Interior de Lynch es el más interno de todos, en donde conviven nuestra memoria, nuestros sueños, nuestros demonios y nuestros deseos. Un imperio surrealista pero naturalista, que ocurre por debajo de la realidad y sin embargo es parte de ella. Y constructivista, en el cual la percepción es recipiente de su propia creación, un imperio simbólico y explícito, individual y colectivo a la vez.

Para entrar al imperio, debemos ir desarmados: desarmados del vicio de la explicitud, desarmados de la distorsión de la memoria, desarmados hasta de la comprensión del lenguaje: por eso la imagen es borrosa y pálida, sin dar explicaciones; por eso las dimensiones son muchas y muy complejas, sin que las podamos recordar; por eso una gran parte de los diálogos están en polaco y sin subtítulos. Entramos al imperio confundidos y cansados, sin voluntad para la discusión, pero con la percepción agudizada: la única manera de construir el Imperio Interior que Lynch nos está mostrando. INLAND EMPIRE es un alucinógeno que se mira; cannabis sin THC.

Y a la vez, es un pesadísimo paquete de detalles, una genial composición rompe-cabezas, como demuestra la inscripción, a primera vista críptica, “AXX°NN ——->“, que podemos ver, siempre escrita con tiza blanca, insistentemente, marcando la entrada a los portales interdimensionales del universo lyncheano, los innumerables túneles que nos transportan de una percepción y de una realidad a otra.

INLAND EMPIRE es una película para ver en soledad y construir en compañía. ¡No se la pierdan!

Texto completo en: http://www.clubdelsilencio.com.ar/2009/05/12/inland-empire-2006/

Los acostumbrados a ver cine de David Linch sabemos de su gran capacidad de las escenas sin sentido o de las explicaciones incoherentes. En esta concretamente y personalmente, me ha hecho aburrirme; no sé si es por el excesivo metraje o por el caos de no poder explicar casi de que va esta película. El rodaje de un film (ficción) se va mezclando paulatinamente en la realidad; centrado en el personaje de Laura Dern; llevándonos a una confusión plena en el que no hay nada con sentido. Es una buena temática, pero, para mi Mr Lynch no ha acertado en esta ocasión.