Si la cosa funciona

Después del "Interrail" que Woody Allen se pegó por Europa, con subvenciones de la Generalitat y el ayuntamiento de Barcelona incluídas, por fin vuelve a su hogar... gracias a Dios...Porque Match Point no está mal, es un remake de "Delitos y faltas" pero está bien, "Scoop" flojísima,"El sueño de Cassandra" pasable, pero la de Bardem y Pe es directamente infumable. Con lo cual podemos extraer la conclusión de que Europa es para sus fieles y Nueva York para él. Y es que Woody Allen es Nueva York y Nueva York es Woody Allen, al menos para un servidor que nunca tal lugar ha pisado y la conoce sobre todo por este señor; son dos realidades indisolubles. Volvemos, por tanto, con este film al puente de Brooklyn en Manhattan, a los psicoanalistas de la quinta avenida, a los musicales de Broadway y a pasar el fin de semana en Atlantic City en lugar de hacerlo en Oviedo. Y es que volver a casa es un gustazo y sobre todo es un gustazo que nos damos sus incondicionales al sentir esa nostalgia de sus clásicos (se nota que este guión lo escribió hace unos treinta años) y paladearlo una vez más paseando desde nuestra butaca por las calles de la Gran Manzana disfrutando de ese negro sentido del humor. Para colmo el sustituto que ha buscado es posiblemente el que más se le parece (Larry david) de entre todos sus alter egos. En resumen, una película desternillante y evocadora de un cine que pensaba que ya no se hacía.

Tengo que admitir que no soy un gran admirador de Woody Allen, sus comedias de romances locos nunca me han llamado demasiado. Y eso que he visto unos cuantos. Pero no se que ha cambiado en mi que de repente llega esta película y me gusta, me encanta. El personaje interpretado por Larry David podría ser el mismo Woody Allen el que la interpreta porque son casi iguales. No se puede que si me pusiera a ver películas de Allen otra vez igual me gustarían más ahora. Pues bueno, a los amantes del Woody Allen de sus grandes obras esta es vuestra película porque está hecha como las suyas de antes. Allen, en mi opinión hace su mejor largometraje en años.

Cuando uno espera algo concreto supongo que la cosa ya empieza regular, pero con una película de Woody Allen esto resulta casi imposible, y más aún si a viento y marea han anunciado que esta película tiene su toque particular de siempre. Es decir, estaba predispuesta a ver una película en la que la ironía, los monólogos, y su hipocondría son algunas de las protagonistas (además de su gusto por tontear con alguna que otra chica joven). Si, esto estaba ahí, pero faltaba la frescura de siempre. Me ha dejado totalmente indiferente, y ya solo me faltaba el final feliz a todas bandas. No resulta creible en ningún momento, es todo tan artificial. Pero lo que más desagradable me parece es que se dirijan a mi como espectador, eso elimina para mi cualquier posibilidad de meterme en la historia que está contando de una manera fluida.

Si la cosa funciona es otra comedia romántica que nos regala Woody Allen y que supera las expectativas. En realidad, es una comedia que ya hemos visto y unos personajes que estamos acostumbrados a ver en sus obras, pero esta fórmula sigue funcionando. Boris Yellnikoff (Larry David) encarna al típico personaje de Allen, neurótico, pedante, cascarrabias, enfadado con el mundo y nihilista. No podemos dejar de imaginarnos este personaje interpretado por el mismo director porque parece estar a su medida, teniendo en cuenta otras películas suyas. A pesar de ello, Larry David consigue hacer un buen papel y le da un toque bastante original. Es una comedia llena de diálogos inteligentes y bastantes divertidos, un rasgo presente en casi todas las obras de Woody Allen. Un personaje misántropo e infeliz que se enamora de una chica que considera intelectualmente inferior es la columna vertebral de la película. Esta relación es simplemente pasajera, mientras la cosa funcione, ya que la existencia para Boris carece totalmente de sentido. La línea entre los personajes queda muy bien definida entre el genio Boris y los cretinos, el resto de los seres humanos. Por el medio de esta drástica división hay otros personajes que van alimentando las tumultuosas relaciones amorosas de que se compone la película. Junto a toda la trama argumental amorosa se van intercalando los diálogos, al más puro estilo de Woody Allen. Da igual de qué vaya la película: Woody Allen siempre encuentra el lugar exacto para criticar lo criticable, ya sea la cultura americana, la religión, el ser humano del siglo XXI, la discriminación, etc. Vemos que este director todavía tiene fuerzas para estos proyectos. En este caso el guión lo tenía escrito desde hacía tiempo y lo ha recuperado. Pronto veremos su nueva película, Conocerás al hombre de tus sueños.

Nada nuevo bajo el sol: Allen y sus fobias más clásicas.

Y la cosa, efectivamente, funciona. Larry David es un sosias de Woody brillante, las parrafadas del protagonista sobre el sinsentido de la existencia están llenas de verdad y todo discurre con amable tranquilidad.

Aunque es cierto que el dèjá vu es abundante durante todo el metraje.

¿La sorpresa? Evan Rachel Wood.