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Eyes Wide Shut

Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
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Críticas 232
Críticas ordenadas por utilidad
28 de febrero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra obra maestra de Kubrick, cuidada al detalle y con unas pretensiones que no nos dejarán indiferentes. La película más oscura del director es problable que sea la mejor.

Dirección magnífica, ritmo apabullante, fotografía exquisita, música excelente, argumento absorbente o actores sensacionales son algunos de los puntos a favor de este film. Eso sin mencionar el enigmático trasfondo, que nos hace sentir como Alice(nunca mejor dicho) dentro de la madriguera de conejos.

Uno de los máximos exponentes, y uno de los últimos, del séptimo arte. Y la definición gráfica perfecta de la palabra CINE.
polonas
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23 de marzo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Eyes wide shut la paciencia es todo. El casi “somnoliento” recorrido con el que Kubrick va colmando al espectador de una incertidumbre cada vez más poderosa, se ha visto traducido en una exasperación no soportable por todos. Pero Eyes wide shut merece todas las oportunidades posibles: el aroma que la recorre produce escalofríos, inquietud. Las máscaras, claves en toda la simbología de lo oculto, no solamente son partícipes de ese desconcierto, sino que además ayudan a crear ese clima que hace de la película una obra cargada de tensión ante los deseos del inconsciente, ante lo desconocido.
Como en la mayoría de sus films, Kubrick volvió a centrar su visión sobre la figura masculina de la cinta. Sin embargo, lo curioso es que es la confesión de Alice el detonante esencial de la historia, y de nuevo es la mujer, siempre exquisitamente hermosa, sensual -y desnuda-, el símbolo del pecado, de la tentación de Bill que mueve todo. Meticuloso y perfeccionista, Kubrick no disponía nada por casualidad. Luces navideñas, colores cálidos y fríos, estrellas, máscaras… Todo tiene un significado, siempre. Kubrick ensayaba milimétricamente cada toma, lo que debía mostrar y lo que no, componiendo un film repleto de simbolismos en el que cada plano daría para un amplísimo análisis por sí mismo.
Kubrick no pudo encontrar título más certero para la que él catalogaría como su mejor obra: “Ojos fuertemente cerrados”, uno de las más complejas y enigmáticas obras de toda la carrera del neuyorkino, tanto delante como detrás de las cámaras. Inspirada en Traumnovelle (Relato soñado), de Arthur Schnitzler, Kubrick dejó a un lado el poco pudor que pudiera quedarle en un sombrío y erótico drama que ahonda en la tentación carnal y en los valores de la pareja, corriendo incluso mayores riesgos cuando a su vez se atrevió a introducirse en el mundo de las sectas, en el poder oculto de las grandes élites y en las corrompidas aficiones de este, a pesar del peligro que ello entrañaba.
Esencial en ese efecto misterioso que envuelve el film resulta igualmente la música, que puede llegar a estremecer incluso más que las propias imágenes. En Eyes wide shut la música es determinante, sobre todo y principalmente gracias a las imponentes y fúnebres melodías genialmente compuestas por Jocelyn Pook y que no pasarán desapercibidas por ningún espectador.“Una noche no es toda la vida, y un sueño no es solo un sueño” resumiría la esencia de Eyes wide shut, una de las más grandes de Kubrick, una obra maestra que mejora en cada visionado, una obra que solo aquellos con los ojos bien cerrados no son capaces de vislumbrar.
Para encarnar la pareja protagónica, Kubrick eligió a la que por entonces también lo fuera en la vida real Tom Cruise y Nikole Kidman, y si bien ambos se muestran considerablemente correctos en sus respectivos roles, lo cierto es que quedan inevitablemente eclipsados por el trabajo del director, y quién sabe hasta qué punto no los eclipsaría también en la que fuera su posterior ruptura. Drogas, orgias y rituales satánicos quedan retratados bajo la mirada de un Kubrick que en cada imagen deja indicios de saber muchísimo más de lo que parece o -mejor dicho- le dejaron contar.

Por Vicarmonica, historiadora del Arte y amante del Séptimo Arte.
Blog de cine Cinarmónica http://vicarmonica.blogspot.es/
Vicarmonica
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3 de febrero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era niño vi esta película, los primeros 20 minutos en la fiesta me aburrieron, y los siguientes 20 también, por lo que no la terminé. Ahora, con más años y amor por Stanley Kubrick, decidí volver a verla.

La historia trata sobre una pareja a la que todo lo va bien, pero que después de una fiesta en la que ambos se propasaron, la esposa le confiesa al marido unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de dejarlo por un desconocido. A causa de esto, se va en busca de lujuria y pasión.

Bueno, la historia es algo aburrida en si, excepto cuando el doctor entra en aquel selecto club, ahí es donde las cosas se ponen realmente interesantes.

La primera parte de la película nos introduce a los personajes, de una forma magistral a lo Coppola en una fiesta, con buenos diálogos, excelente escenografía y una gran dirección y fotografía. Tom Cruise realiza una actuación magistral, pero Nicole Kidman le supera con creces, aunque el doblaje al castellano no sea el mejor.

La segunda parte es cuando la mujer le confiesa sus fantasías, en esta parte encontramos el mejor guión de la película, una Nicole Kidman mejor aún y un Tom Cruise también mejor.

La tercera parte es cuando el doctor se marcha en busca de alguna aventura, y aunque el argumento mejore a partir de aquí, el guión pasa a un segundo plano, dejando paso a una gran dirección y a una prácticamente desaparición de Kidman, dejando una actuación fantástica de Cruise.

La cuarta y última parte, es el sufrimiento del doctor por intentar engañar a su esposa, con una dirección y música fantástica, llegando a agobiarte en algunos momentos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
christianmrtnz
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22 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi lo que más me ha gustado es la dignificación que hace de la prostitución, que inunda la película.
Modelos en fiestas caras. Chicas que irradian buena onda y que comparten piso. Misses para orgías de superlujo. Y hasta esposas de burgueses médicos (¿O no es una forma de prostitució?). Todas estas mujeres mostradas como auténticas diosas.
De la precisión del guión, la puesta en escena, el vestuario, la música etc. no hablamos, simplemente es Kubrick.
Antonio José
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4 de junio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Cruise hace de Tom Cruise -como siempre-, pero se esfuerza en parecer un doctor en medicina general de cierto éxito; como Emilio Aragón en "Médico de familia" pero más molón. El hombre está casado con la Nicole Kidman, que ya te das cuenta que es ella nada más empezar porque sale en pelotas en el primer plano de la película, para que no albergues dudas. Entre los dos forman el típico matrimonio que da rabia porque tienen dinero, un apartamento divino de la muerte en Manhattan y una niña que seguro que toca el piano y monta en pony ella sola y dice "por favor" y "gracias" siempre. Y los dos son jóvenes y guapos, claro.

La parejita decide salir una noche, pero no van al cine o a ver un monólogo como la gente pobre; van a una fiesta de esas bien, en las que los camareros sirven a discreción copas de champagne francés como si fuera agua del grifo. Y ella tontea con un señor mayor húngaro, que parece el conde Drácula pero sacado de la revista "Hola!", pero la cosa no pasa de un "Ay, si tú quisieras y yo me dejara".
En cambio, él está a punto de pegársela con dos zagalas que andan por ahí zorreando, pero no lo hace porque sucede una cosa que no viene al caso.

Total, que al volver de la fiesta tienen una discusión y él se queda muy traumatizado porque ella le confiesa que tiene fantasías sexuales y que aunque es una santa y un ejemplo de casta virtud, alguna que otra vez si que le han entrado ganas de catar otro varón.

Atormentado por estas revelaciones (o algo así, porque con Cruise es difícil saber) el buen doctor se verá involucrado a partir de ese momento en diversas peripecias, todas con el denominador común del sexo y cada vez más complejas y peligrosas.

***** Todos (o casi) aprendimos de pequeñitos el inapelable axioma que resume y define la existencia de todo ser vivo viviente: nacer, crecer, reproducirse, pagar una hipoteca y morir. "Eyes wide shut" es una aproximación a los motivos subterráneos que han acabado ensalzando el contrato social del matrimonio, como fórmula más afortunada para aplacar nuestros instintos reproductores.

En efecto, Kubrick emplea 2 horas 39 minutos para explicar esto. ¿Mucho? ¿Poco? Más allá de posibles mensajes y lecturas de esta película, el genial cineasta nos brindó por última vez una odisea visual y perceptiva única: en este caso, las escaramuzas sexuales del personaje de Tom cruise, en forma de noches extrañas e irreales, ensueños y pesadillas sin más salida que despojarse (simbólicamente en el film) de la máscara de la vergüenza, de la mentira y la culpabilidad, para caer de nuevo en los maritales brazos de Nicole Kidman.

En medio de su particular viaje al centro del sexo extraconyugal, se abre un paréntesis en el film para introducirnos en una de las fiestas más perturbadoras y herméticas que nos ha dado el cine, algo así como una versión malsana de aquella adorable reunión mostrada en "El Guateque" de Blake Edwards. La palabra Fidelio, como el título de la ópera de Beethoven que elogia el amor marital, es el salvoconducto que nos introducirá en la mascarada, en aquello que no debe ser visto, ni intuido, ni contado.

Ojos fuertemente cerrados, dice el título de la película.
Pero queremos mirar.
Y saber...

ME QUEDO CON: el elegante uso de la steadycam y la fotografía de Larry Smith, que contribuye a dotar al film de una notable atmósfera onírica.

ME SOBRA: Tom cruise no me parece la mejor opción en términos dramáticos. Lo meticuloso y cuidado de los diálogos y que aún así queden no pocos cabos sueltos. Y la incapacidad de Kubrick para mostrar algún momento de tensión sexual con un mínimo de atractivo, calidez o sensualidad.
Rothgo
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