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Voto de Vicarmonica:
9
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
23 de marzo de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Eyes wide shut la paciencia es todo. El casi “somnoliento” recorrido con el que Kubrick va colmando al espectador de una incertidumbre cada vez más poderosa, se ha visto traducido en una exasperación no soportable por todos. Pero Eyes wide shut merece todas las oportunidades posibles: el aroma que la recorre produce escalofríos, inquietud. Las máscaras, claves en toda la simbología de lo oculto, no solamente son partícipes de ese desconcierto, sino que además ayudan a crear ese clima que hace de la película una obra cargada de tensión ante los deseos del inconsciente, ante lo desconocido.
Como en la mayoría de sus films, Kubrick volvió a centrar su visión sobre la figura masculina de la cinta. Sin embargo, lo curioso es que es la confesión de Alice el detonante esencial de la historia, y de nuevo es la mujer, siempre exquisitamente hermosa, sensual -y desnuda-, el símbolo del pecado, de la tentación de Bill que mueve todo. Meticuloso y perfeccionista, Kubrick no disponía nada por casualidad. Luces navideñas, colores cálidos y fríos, estrellas, máscaras… Todo tiene un significado, siempre. Kubrick ensayaba milimétricamente cada toma, lo que debía mostrar y lo que no, componiendo un film repleto de simbolismos en el que cada plano daría para un amplísimo análisis por sí mismo.
Kubrick no pudo encontrar título más certero para la que él catalogaría como su mejor obra: “Ojos fuertemente cerrados”, uno de las más complejas y enigmáticas obras de toda la carrera del neuyorkino, tanto delante como detrás de las cámaras. Inspirada en Traumnovelle (Relato soñado), de Arthur Schnitzler, Kubrick dejó a un lado el poco pudor que pudiera quedarle en un sombrío y erótico drama que ahonda en la tentación carnal y en los valores de la pareja, corriendo incluso mayores riesgos cuando a su vez se atrevió a introducirse en el mundo de las sectas, en el poder oculto de las grandes élites y en las corrompidas aficiones de este, a pesar del peligro que ello entrañaba.
Esencial en ese efecto misterioso que envuelve el film resulta igualmente la música, que puede llegar a estremecer incluso más que las propias imágenes. En Eyes wide shut la música es determinante, sobre todo y principalmente gracias a las imponentes y fúnebres melodías genialmente compuestas por Jocelyn Pook y que no pasarán desapercibidas por ningún espectador.“Una noche no es toda la vida, y un sueño no es solo un sueño” resumiría la esencia de Eyes wide shut, una de las más grandes de Kubrick, una obra maestra que mejora en cada visionado, una obra que solo aquellos con los ojos bien cerrados no son capaces de vislumbrar.
Para encarnar la pareja protagónica, Kubrick eligió a la que por entonces también lo fuera en la vida real Tom Cruise y Nikole Kidman, y si bien ambos se muestran considerablemente correctos en sus respectivos roles, lo cierto es que quedan inevitablemente eclipsados por el trabajo del director, y quién sabe hasta qué punto no los eclipsaría también en la que fuera su posterior ruptura. Drogas, orgias y rituales satánicos quedan retratados bajo la mirada de un Kubrick que en cada imagen deja indicios de saber muchísimo más de lo que parece o -mejor dicho- le dejaron contar.

Por Vicarmonica, historiadora del Arte y amante del Séptimo Arte.
Blog de cine Cinarmónica http://vicarmonica.blogspot.es/
Vicarmonica
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