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Hannah Arendt

Drama Biografía de la filósofa judío-alemana Hannah Arendt, discípula de Heidegger, que trabajó como periodista en el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, conocida por "la solución final". (FILMAFFINITY)
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
24 de julio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hannah Arendt fue una de las pensadoras más importantes del siglo XX. Su obra es sólida y de una profundidad difícil de igualar.
En los tiempos que corren; entre televisión basura, pensamiento de baratillo e inútil, cine descaradamente comercial o literatura escrita por cualquier presentador de programas dedicados a los cotilleos más absurdos e infames; es extraño comprobar que alguien arriesgue su dinero y sus esfuerzos en realizar o producir una película que trata de trazar un mapa del pensamiento de alguien como Hannah Arendt.
La película es extraordinaria e interesa desde la primera escena en la que alguien es subido a un camión a la fuerza. El holocausto judío, la polémica generada por la pensadora al escribir sin complejos sobre el peor crimen cometido contra la humanidad a raíz de su asistencia al juicio contra el Teniente Coronel de las SS Eichmann, la personalidad de una mujer inigualable, su relación con los judíos y gentiles en Nueva York alejados del escenario del juicio y del dolor en su máxima expresión; son los ingredientes que nos llevan a comprender una actitud ante la vida, una comprensión de la realidad atractiva, profunda y rotunda.
Hannah Arendt es presentada como una mujer cariñosa en su vida privada, lejos de los complejos que machacaban a la mujer de su época, vital y entusiasta al defender sus ideas, capaz de moverse hasta el lugar más incómodo para observar el universo aunque necesitada, al mismo tiempo, de su espacio vital para poder reflexionar, para poder seguir adelante. Interpreta el papel una espléndida Barbara Sukowa que es responsable, en gran medida, de un producto de categoría puesto que carga con el peso de todo lo que se ve en la pantalla. Acompaña a Sukowa, entre otros, Janet McTeer que logra un papel estupendo y fundamental aunque corto. Esta vez el tiempo de aparición no supone un recorte en la importancia de la luz que aporta sobre el principal este personaje secundario. Divertidísima y solvente.
La directora Margarethe von Trotta hace un trabajo minucioso tras la cámara y, además, firma el guión junto a Pam Katz. Aquí radica el problema de la película. Problema por ser un reto. Se acumulan ideas, pensamientos en forma de diálogo o monólogo que el espectador debe recibir como si fuera un torrente y que no permite despistes. Mucha información y no precisamente sobre cualquier asunto sin importancia. Es de calidad y profundidad maravillosas.
La película se centra en el juicio contra Eichmann, nazi alemán responsable, en buena medida, de la muerte de cientos de miles de personas. Pero Arendt lo ve desde un lugar muy concreto. Eichmann como burócrata, los líderes judíos durante la guerra como colaboradores obligados que perjudicaron el futuro de sus iguales al no saber encontrar su sitio, la poética del horror, un juicio convertido en estudio del momento histórico y de la condición humana. No niega Arendt su simpatía por la pena de muerte en este caso concreto por considerar atroz lo sucedido aunque no ve al monstruo que otros imaginan o pintan en el acusado. Aparece en su texto lo que ella llama la banalidad del mal.
En un momento concreto de la película, la pensadora se queja de algo que puede resumir la película entera: nadie ha criticado el error en su exposición; ella sabe que existe y nadie se fija en ello y sí en asuntos tangenciales y más superficiales. Son pocos los que entienden, son pocos los que pueden estar a su lado sin problemas.
Técnicamente, la película no presenta problema alguno. Destaca la fotografía de Caroline Champetier. El montaje es muy inteligente y mezcla imágenes reales con las propias de la ficción consiguiendo un equilibrio perfecto. Por supuesto, hay que ver la película en versión original. El acento de la protagonista, los matices cuando habla en su idioma, las entonaciones; todo hace de la película algo grande.
Es posible que Hannah Arendt sea una de las tres o cuatro mejores películas que puedan verse este año. Si van al cine no lo hagan con los prejucios en el bolsillo. Cuando lo profundo de las ideas se presenta con habilidad, con buen gusto, es apasionante entender. Mucho mas gratificante que cualquier historieta vacía que haga sonreír o llorar con trampas y vacíos.
inventodeldemonio.es/blog
lavidadelreves
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27 de noviembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre el film poco debo agregar: es una buena película que, si bien recoge esporádicamente momentos biográficos de la sobresaliente intelectual judeo-alemana-estadounidense (entre otros su vínculo íntimo con Heidegger), se centra primordialmente en las consecuencias devenidas de su interpretación del juicio a Eichmann, publicadas entonces por la revista NewYorker.
En cambio sí he de decir que su enfoque - algo anticuado e insoportablemente "intelectual" -, en el cual desatribuye responsabilidad al genocida por considerarlo un burócrata obediente dentro de una maquinaria siniestra, deja de lado el inalieble aspecto de la "culpabilidad" del imputado, algo que por empatía natural (o falta de ella) todo humano, ser materializado indivisiblemente "en cuerpo y alma", tiene - o debe tener - hacia "los demás" por el solo hecho de ser corporalmente conciente del sufrimiento "de la carne".
Por fuera de esta situación en particular -sobre la cual Arendt es opinante y no protagonista-, es de destacar que se trata de una extraordinaria figura que dedicó su vida en defensa del judaísmo y humanismo, propios y ajenos.
Adrián Klas
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19 de febrero de 2014
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Gira en torno a la figura de la filósofa judío-alemana, que es interpretada por Barbara Sukowa. El filme transcurre entre 1960 y 1964, cuando Hannah Arendt trabajó como reportera cubriendo el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio contra los judíos.
A raíz de aquella experiencia, Arendt escribió su controvertido libro "un estudio sobre la banalidad del mal".
Hay un momento que se me hace un poco aburrida, aunque hacia el final remonta con fuerza.
Von Trotta habla de la libertad de expresión, mezclando lo íntimo con lo político.

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floro
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2 de junio de 2014
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Esta película no es tanto buena por lo que pueda decir en sí misma sino por lo que sugiere. Invita a pensar, invita a leer, invita a replantear lo que sabemos del siglo veinte y sus reconocidas bestialidades. El defecto particular es que la película se comporta como Hannah, con una arrogancia intelectual a veces graciosa. El público para este documentó esta seleccionado, y sí uno quiere entender mejor lo que ocurre debe tomarse en serio el estudio. Hay personajes que parecen secundarios pero tienen mayor importancia de la que podamos concederles en un principio. Bueno, pero eso es lo que también se puede esperar de un filme que trae como título el nombre de una de las mujeres más profundas del siglo pasado.
Valetamayo
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16 de marzo de 2015
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Una de las películas mas interesantes de Margarethe Von Trotta es esta adaptación de la cobertura que hizo Hannah Arendt del juicio a Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS y uno de los responsables de la solución final.
La prestigiosa filosofa judía fue reportera de la revista New Yorker y siguió el juicio en Jerusalén, lo que le permitió escribir un ensayo de gran repercusión.
La excelente actriz Barbara Sukowa, que se inició en el cine con el vanguardista R.W. Fassbinder y a la que hemos tenido la oportunidad de ver en títulos tan influyentes como Europa de Lars Von Trier, nos la encontramos en el papel más sobresaliente de su carrera, dando vida a la reflexiva y polémica Arendt.
Una película muy notable, lenta, y como diría Woody Allen " se ve crecer la hierba ".
A nadie dejará indiferente estas dos horas de filosofía política de la alumna aventajada de Heidegger.
Andrés
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