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Hannah Arendt

Drama Biografía de la filósofa judío-alemana Hannah Arendt, discípula de Heidegger, que trabajó como periodista en el juicio a Adolf Eichmann, el nazi que organizó el genocidio del pueblo judío durante la II Guerra Mundial, conocida por "la solución final". (FILMAFFINITY)
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
23 de junio de 2013
57 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película adulta, sin concesiones, ambages, ni atajos, la directora y guionista Margarethe von Trotta nos propone un recorrido por uno de los episodios más notorios de la historia de Israel y al mismo tiempo más desconocidos en cuanto a las reacciones virulentas que desencadenó y las ideas fructíferas que sembró. Se trata de la filósofa alamana Hannah Arendt (1906-1975) y de cómo reportó y trató el juicio y ejecución del burócrata nazi Adolf Eichmann, así como su memorable y prolija reflexión sobre la naturaleza del mal.

No hay atajos sencillos para transitar caminos complejos y no hay nada más difícil que ser una precursora en una época de medios de comunicación de masas, donde la desinformación es notoria, ya que solemos ver siempre la misma idea (el mismo tópico) repetido una y mil veces hasta vaciarlo de verdad o contenido y renunciando a pensar por nosotros mismos porque lo más sencillo es ir con la corriente y portarse como un tontorrón borrego (llámese el ‘no a la guerra’ o el ‘OTAN de entrada no’ o la consigna de turno). Lo difícil es pensar por uno mismo y aportar sabia nueva, reflexiones trabajosamente elaboradas y razonadas porque pocos son los que te lo agradecerán, ya sea por envidia, por mezquindad, por servilismo o por adocenamiento.

Todos sabemos que los nazis son los malos y los judíos fueron una de sus obsesiones ideológicas, que les llevó a diseñar, ejecutar y ocultar su exterminio, pero ¿cómo fue posible? ¿Cómo es que hubo tantos burócratas que se afanaron tan obsesivamente en cumplir órdenes tan inhumanas, tan antinaturales, tan deleznables? Pues sobre esto reflexiona de forma brillante y sincera esta película alemana, mostrando la importancia de plantearse las preguntas rigurosas y pertinentes ante semejante atrocidad y semejante sinrazón. La importancia de pensar y de ser libre a través y gracias al pensamiento libremente ejercido. Aunque sea a costa de la incomprensión o el rechazo.

Muy interesante, muy lograda y muy pertinente. Un inesperado éxito de planteamiento y ejecución.
antonalva
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22 de octubre de 2012
53 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poderoso biopic de Margarethe von Trotta, como poderoso es el personaje a que se refiere. Hanna Arendt, pensadora y filósofa (terminología que rechazaba) de origen judeo-alemán, exilada en los USA tras un peregrinar europeo huyendo del nazismo, fue una mujer de principios indestructibles y con una personalidad indomable que no ocultó nunca sus puntos de vista, ni se alineó con modas o poderes; habló siempre alto y claro, aún siendo consciente que su vida hubiese sido más agradable arropándose con el silencio acomodaticio.

La historia que M. von Trotta (70 años), coetánea de Fassbinder, Schlöndorff (marido), Werner Herzog y Wim Wenders, guioniza y dirige, se refiere al seguimiento que como periodista Hanna realizó para la publicación norteamericana The New Yorker del juicio, que en el año 1961 se llevó a cabo en Israel contra Adolf Eichmann, oficial del Tercer Reich y uno de los máximos responsables de los campos de exterminio.
Pero más que en el personaje del criminal alemán y el seguimiento periodístico, la directora se fija en los aledaños intelectuales de la acción penal y en el posicionamiento de movimientos políticos, instituciones defensoras de la libertad de expresión y poderosas organizaciones que utilizan medios similares a los que condenan, según la reflexiva escritora; que perdió parte de sus amistades por defender su raciocinio.

Muy controvertidas, por diferir de lo políticamente correcto, fueron las ideas que Arendt plasmó en el libro, que escribió tras madurar todo lo que había sucedido en este proceso, y que tituló:Eichmann en Jerusalén, con el subtítulo "Un informe sobre la banalidad del mal".

Como he dicho en un principio el retrato es portentoso y nada tendría de extraño que Barbara Sukowa fuera una de las candidatas a la Mejor Interpretación Femenina, sin menospreciar las posibilidades de la obra en conjunto, a la que sólo mermaría expectativas la intensa especificación del tema, que en ocasiones pudiera resultar algo abstracto al estar por medio el neblinoso mundo del pensamiento.
Acabo diciendo que es una película con un mensaje muy actual, pues los demonios del totalitarismo siguen sueltos y el empeño en lobotomizar al personal in "crescendo". Es más necesario que nunca mantener la cualidad de pensar.
Sinhué
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13 de junio de 2013
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque cueste admitirlo, socialmente existen ciertos temas sobre los que está prohibido, o muy mal visto, pronunciarse. Por ello, en esos casos el pensamiento queda condicionado, cohibido, conduciendo la opinión hacia una espiral del silencio de la que nadie debería salir. Uno de estos tabúes es el del Holocausto. Sin ir más lejos, el diario El País suspendió hace unos años una campaña publicitaria del director Nacho Vigalondo por bromear sobre este asunto.

En "Hannah Arendt", la Solución Final es abordada sin tapujos mediante la interpretación del juicio a Adolf Eichmann en la ciudad de Jerusalén. El artículo que publica esta intelectual judía nada a contracorriente de lo que es considerado como políticamente correcto, a pesar de que lo único que hace es abrir una puerta a la reflexión. Porque, ¿hasta qué punto fueron responsables aquellos que colaboraron con el genocidio, cuando lo único que hicieron fue cumplir con la ley vigente en ese momento? ¿O acaso también se debería culpar a aquellos judíos que colaboraron, con la esperanza de salvar sus vidas? La conclusión a la que llega Hannah Arendt es clara: Eichmann es culpable, pero porque su mayor delito fue el de no pensar.

Con esta atrevida obra, Margarethe von Trotta vuelve a tratar los años del nazismo y las consecuencias que ha tenido en la sociedad alemana, como ya hizo anteriormente con "La calle de las rosas" (2003) o "La promesa" (1994). La directora ha declarado en el 15º Festival de Cine Alemán que su primera intención fue la de abordar toda la vida de Hannah Arendt, pero que descartó esta posibilidad debido a que no hubiese podido profundizar en ningún aspecto. Finalmente decidió centrarse en estos cuatro años tan importantes, que resumen la esencia de su forma de ser. De hecho, el mayor reto fue el de mostrar al mismo tiempo la frialdad que mostraba profesionalmente y la calidez con las personas que la rodeaban.

Von Trotta cree, además, que si la película ha tenido tanto éxito en su país de origen es debido a que la gente puede sentirse identificada con el caso, ya que actualmente se está dejando a un lado el pensamiento, el cual está siendo secuestrado. Citando a la filósofa sobre la que trata esta biografía, lo más importante es pensar por uno mismo, sin nada a lo que agarrarse.
Koonery
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13 de junio de 2013
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Observo a Barbara Sukowa bajar por las escaleras de un aula enorme de una universidad americana dirigiéndose a su mesa para explicar a un auditorio expectante sus pensamientos filosóficos en torno al bien y al mal. Llaman mi atención sus pisadas reivindicando actitudinalmente el derecho al pensamiento libre e individual.
Margarethe von Trotta se muestra una vez más potente en su guion y en el personaje-mujer al que rinde culto.
Desde el comienzo está claro, una mujer, Hannah Arendt, filósofa por encima de toda duda, pensadora, ensayista, política, suficiente pretexto para dedicarle dos horas de metraje.
El tema-conflicto que motiva la película, el juicio de Eichmann en Jerusalén, no es una aventura, estamos ante una reflexión en torno a Hannah Arendt, la directora desea dejar a la filósofa en el lugar que merecen sus reflexiones en la historia. Con esto ya es suficiente para su visionado.
La película en la trayectoria de Margarethe von Trotta ocupa un lugar muy importante, vemos claramente la madurez de sus guiones y la importancia de sus actores. Quedan en nuestras memorias sus primeros filmes de los años 80, “Las hermanas alemanas”, “Locura de mujer”…
La película se pasea en varias ocasiones por el pasado de su protagonista, no hay equivoco posible a la hora de seguir con coherencia el relato de los hechos, posee un montaje ordenado y riguroso. La claridad en sus diálogos es transparente, haciendo que el espectador este atento sin exigir esfuerzos innecesarios y contribuyendo al crecimiento del interés por la protagonista.
La mirada pensante, reflexiva, inquietante de Barbara Sukowa contribuye definitivamente para convencernos del personaje que integra a su cuerpo y a sus maneras.
Los planos en los que se encuentra tumbada con su permanente cigarrillo encendido entre los dedos, estás muy reflexionados y pensados, la directora contribuye de manera personal con su realización a engrandecer a Hannah Arendt y a mostrárnosla titánica y fuerte.
Me gusta Margarethe von Trotta, me gustan su cine, su persona, su personalidad y las mujeres con las que lucha a través de sus películas para contribuir a la igualdad entre los sexos y a que las cosas puedan ser posibles…por eso le di la mano…y tuve ocasión de decírselo…claro con traductora de por medio…
Nadine
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1 de julio de 2013
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Biopic parcial de la ilustre filósofa judio-alemana. Abarca únicamente su año más polémico, aquel que la ligo al juicio de Eichmann, tras su espectacular rapto por el Mosad en Buenos Aires, como corresponsal del New Yorker. La primera parte del filme nos sirve de presentación de la figura más íntima de la pensadora, la de una mujer dulce y cariñosa en las distancias cortas pero fría y dura como estudiosa. Asimismo también nos perfila las secuelas morales de sus vivencias en la guerra, la cuestión judía y su relación sexo-intelectual con Heidegger, filósofo que resultaría afin a Hitler. Entre que formalmente carece de cualqueir floritura de realización, siendo un cine de tono apagado, puede resultar un tramo poco dinámico. En cambio, la segunda parte, con la chicha del asunto es un continuo crescendo. Desde las imágenes del Eichmann real hasta el bombazo que supone el ensayo de Arendt con su famosa concepción del criminal Nazi como hombre corriente profesional y no el monstruo perverso estereotipado. Hoy en día la gran mayoría de historiadores coinciden en la "banalidad del mal" de Arendt, pero en 1963 resultaba una osada provocación. Una peli a la que le cuesta madurar pero con un último tercio de extraordinaria potencia que concluye en una recomendable y bien compensada reflexión sobre la fragilidad de la opnión pública y la escalofriante cotidianidad que puede encarnar el horror.
Kris
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