Deuda de honor

Durísima película que recrea con un realismo pocas veces visto la vida en los nuevos estados del Oeste de EEUU antes de la Guerra de Secesión. Ya desde “Sin perdón”, el western fue abandonando la vistosidad, épica y colorismo de la época dorada del género hacia una mirada más desmitificadora y crepuscular, pero se trataba de un giro que había ido más en la parte escénica, con un pueblos menos idílicos, protagonistas más desaliñados, heridas menos asépticas y, en general, una estética más ajustada a las penurias que se debían de pasar en aquellos andurriales. Pero en lo argumental, las novedades eran mínimas y se reducían a otorgar ocasionales protagonismos a actrices o actores de color y a ocultar enfrentamientos contra los nativos americanos, al final siempre había un villano liándola en un pueblo y unos ciudadanos liderados por un héroe que ponía las cosas en su sitio.

“Deuda de Honor” va más allá de todo lo visto en un western hasta ahora. Muestra con total crudeza la solitaria, silenciosa, incómoda y frustrante vida de la época - en este caso protagonizada por una mujer que lleva su rancho de una manera bastante exitosa a base de trabajo, fuerza mental y tenacidad - a la vez que encuentra la manera de embarcarla en una especie de aventura, ajustada a las posibilidades de la época, que no resulta tan forzada como las típicas misiones de búsqueda y venganza. En realidad, la mencionada aventura no pasa de ser un simple viaje, pero la película hace sentir que lo que ahora nos puede parecer un viaje rutinario, en aquellos tiempos podía ser toda una epopeya.
Pero lo que hace que la película sea realmente especial es que lleva al espectador a visitar un lugar que no se suele ver en el cine, un lugar que nadie se suele atreve a mostrar: el punto de ruptura del héroe en el que su cordura se viene abajo y se quiebra lo que parecía una voluntad de hierro, a veces por los motivos más simples e insospechados. Por eso “Deuda de honor” es tan incómoda como valiente, tan desasosegante como real. Aunque hay que reconocer que, muy posiblemente, el efecto dramático no habría sido el mismo sin una magnifica interpretación de Hillary Swank, para mí superior o del mismo nivel que la de “Million Dollar Baby”. Desgraciadamente para ella, esta es una película de las que suelen pasar desapercibidas para la industria y para el gran público, pero suyo es gran parte del mérito de que “Deuda de Honor” sea algo la notable y conmovedora película que es.

Película muy visual, muy cercana, de grandes interpretaciones, de pocas palabras y escasa acción, pero de la que cuesta separar la vista hasta el desenlace y que remueve emociones y te deja tocado y pensativo. Sorprendente.

El siempre sustancioso y atractivo Tommy Lee Jones dirige y protagoniza un peculiar western de itinerario que conjuga unos grandes detalles de originalidad y buenhacer con otros asombrosamente inconsistentes que acaban por hacer perder el interés por la historia y llevarnos a buscar consuelo en las tres o cuatro patatitas que flotan en la insulsa sopa. Al principio, la cosa recuerda muchísimo a La reina de África: el típico bala perdida, borrachín y tramposo pero de buen fondo, se asocia azarosamente con una solterona (Hillary Swank) en una misión humanitaria que supone un itinerario peligrosísimo (devolver al Este, en un carro acondicionado como celda, a tres jóvenes esposas de colonos que se han vuelto rematadamente locas) y en cuyo desarrollo ambos van pasando del enfrentamiento al entendimiento. Luego, el rumbo varía con respecto a la mujer, en un golpe de efecto muy poco convincente, como casi todo ese personaje de soltera desesperada por encontrar marido (en realidad, más por razones socioeconómicas que por ansias sexuales como finalmente se quiere hacer creer). A partir de ahí, todo va regresando a una plácida convencionalidad. Floja y a pesar de ello, bastante menos indigesta que la mayoría de los productos hollywoodenses actuales, incluidos los de pretensiones serias.

Lenta y aburrida a más no poder. Un pestiño insoportable que no engancha ni a la de tres. La salva de la absoluta mediocridad la interpretación de un buen elenco de actores. Por lo demás, hasta el guión y el paisaje son lo más flojo y deprimente que he visto. No alcanzo a entender las críticas positivas. Un auténtico coñazo. Un suspenso absoluto.

Maravillosa película, nos habla de la capacidad de sufrimiento del ser humano y a la vez de sus límites, emociona, te encoje el estómago. Grandísimos actores protagonistas, buena banda sonora, espectacular fotografía.

Tengo cosas buenísimas que decir a favor de ésta película, pues las actuaciones son memorables, el argumento es original, es una de esas películas que te deja sensaciones después de verla, pues hay situaciones que te hacen pensar y demás, pero le falta algo que si lo hubiera tenido ésta nota sería muy superior, y eso que le falta es ritmo, sé que es una nota rácana para ésta gran película, la cual su profundidad y buen hacer es innegable, pero me pareció excesivamente lenta y en el oeste la lentitud se paga muy cara, en éste caso con una nota más baja, de todas maneras vale la pena verla y es totalmente recomendable.