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Deuda de honor

Western. Drama Nebraska, 1855. Mary Bee Cuddy (Hilary Swank), una mujer solitaria que vive en un remoto pueblo del Medio Oeste, es elegida por la Iglesia para hacer regresar al mundo civilizado a tres mujeres que han perdido la razón. Para ello, cuenta con Briggs (Tommy Lee Jones), un delincuente al que salva de la horca con la condición de que la ayude a ejecutar su misión. Juntos emprenden un largo y peligroso viaje a través del desierto, desde ... [+]
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Críticas 81
Críticas ordenadas por utilidad
23 de septiembre de 2014
76 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay género cinematográfico más norteamericano que el western. Polvo, sangre, whisky y redención. En las últimas décadas, sin embargo, su presencia en los cines se ha ido difuminando, desapareciendo en su dimensión más pura, pero colándose por las rendijas de otros géneros. De tal forma que se producen muy pocas películas del Oeste, con sus cantinas y sus forajidos, pero sus formas y elementos, su mitología al fin y al cabo, pululan por muchas películas, creando sub-géneros que son pura mutación como el western post-apocalíptico a lo Cormac McCarthy, como The Road (Hillcoat, 2009), que adapta una de sus novelas, o The Rover (Michôd, 2014). La enorme influencia del western en el audiovisual yankee, ha llegado además a la televisión, desde Breaking Bad y su drama de frontera, hasta The Walking Dead y su mundo de pistoleros luchando por su supervivencia.

A pesar de todo ello, aún se siguen produciendo algunos westerns de nivel, que profundizan en el imaginario del género y lo llevan hacia territorios más oscuros. Con Unforgiven (1992), Clint Eastwood inició la nueva y pedregosa senda a recorrer por las películas del oeste, una evolución del género que se ha venido a denominar: western crepuscular. En esa misma línea hemos podido ver obras como la True Grit (2010) de los hermanos Coen o The Homesman, film que presentó Tommy Lee Jones en el pasado Festival de Cannes entre grandes elogios. Lejos ya de los grandes héroes de antaño, el nuevo western se centra en personajes en la recta final de su recorrido vital. Ya no hay descubrimiento, sólo supervivencia.

The Homesman cuenta el viaje que han de realizar una mujer desesperada en su soledad (Hilary Swank en su salsa) y un forajido al que le salva la vida (el propio Lee Jones) para llevar a tres mujeres que han caído presas de la locura, desde sus hogares hasta una ciudad dónde las puedan cuidar adecuadamente. Del polvo y el calor, a la nieve y el frío, seguimos a este grupo de personajes en un camino que cada vez se vuelve más oscuro, más trágico. Ya no es melancolía por tiempos mejores de lo que habla aquí Lee Jones. Es algo más tenebroso. Dibuja, el camino hacia la muerte, hacia la perdición de toda esperanza. El gran atractivo de la película es su total ausencia de optimismo. Todo lo que puede salir mal, saldrá incluso peor. No hay redención posible para este grupo. No hay catarsis emocional. No hay una experiencia vital redentora. Decía Nacho Vegas que “el final es como un desparramarse”, pues eso. Y si en la mirada cansada y la sonrisa socarrona de Tommy Lee Jones vemos a un hombre que hace tiempo ha asumido que su vida se precipita hacia la nada, en la de Hilary Swank (en su mejor trabajo desde Million Dollar Baby) vemos todo lo contrario. Swank encarna una fe ciega en aquello de “mañana será un día mejor”. Por eso también es el corazón de la historia, aunque no sea su protagonista. Es el personaje que incendia los planos.

No es The Homesman una película perfecta, de hecho tiene un tercio final, que a pesar de ser muy valiente, se hace muy pesado. Es coherente, pero no por ello funciona narrativamente. En cierta forma es como un pollo sin cabeza que se ha escapado de las manos de su ejecutor. Para comerlo había que cortársela, pero ahora anda dando tumbos frente a nuestros ojos y perdiendo todo el plumaje que había conseguido. Aún así, se reconoce el atrevimiento de Tommy Lee Jones al plantear la historia con la sequedad con que lo hace. No hay concesiones, ni si quiera narrativamente hablando. En cuanto a la apuesta formal, el cineasta es capaz de exprimir ese Oeste vacío y desolador, y ayudado de la inquietante música de Marco Beltrami, y sobre todo de la apagada fotografía de Rodrigo Prieto, crear una atmósfera que grita derrota. Para hablar de muerte era preciso crear un paisaje muerto. Y sí, lo logra. Paradójicamente, da gusto ver que a pesar de todo, el western sigue latiendo.
odaesu
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27 de septiembre de 2014
52 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que hay actores que trascienden el status de meros maniquís del star-system. Y uno de ellos es, por derecho propio, Tommy Lee Jones. Incluso en sus papeles más alimenticios se puede adivinar la profundidad emocional e intelectual de este actor y director, que ya ha dejado muestras de que tiene más que contar que la mayoría de sus compañeros de profesión. Y a medida que una de estas rara avis envejece inevitablemente siente la llamada del western.

Y Tommy cae en la tentación con The Homesman. Un western realista, de los que muestran todo el crudo tremendismo de aquel salvaje oeste que tanto idealizaron en el Hollywood del siglo pasado. El Oeste de Lee Jones es el de la sordidez (física y moral), el de la pobreza y la indignidad que esta conlleva. Aunque también el de los paisajes que dejan sin aliento y el de la breve chispa de la nobleza humana.

Y como no podía ser menos, el director se rodea de un reparto de actores y actrices en estado de gracia, encabezados por esa Hilary Swank que viene a confirmar aquí que si no es la mejor actriz de su generación, poco le falta.

Y así, con esos diálogos cortos pero intensos, con esos paisajes y ese dolor humano, con toda la poesía que tiene la locura y el desaliento, Tommy Lee Jones traza una pequeña joya. Una de esas películas que dignifican a quienes las hacen y a quienes las contemplamos.

En lo único que falla la película es en que en ningún momento, por extraño que parezca, los protagonistas se cruzan con William Munny. Aunque seguro que no andaba lejos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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11 de octubre de 2014
34 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estoy de acuerdo con la clasificación del género como Western. Sí transcurre en el lejano oeste yanqui en el siglo 19, hay algunos indios, un par de bandidos y varios tiroteos, pero el tema es un poderoso melodrama —contiene algunas escenas muy fuertes para estómagos débiles— que te desplaza como espectador y te mete de lleno en la historia como si fueras un protagonista más. La extraordinaria actuación de las tres mujeres que interpretan a las dementes y, especialmente, Hilary Swank son un verdadero festín para quienes amen el arte dramático. Hay que ver de qué manera la Swank se ofrece una y otra vez en matrimonio como vehículo para escapar de la soledad, sin aspavientos, contenida, intensa de voz y cuerpo como una gata herida. Y ¡qué bien le sienta la vejez a Tommy Lee Jones! logrando escaparse de sus habituales exageraciones aquí está en la medida justa. La producción se da el lujo de poner a los grandiosos James Spader y Meryl Streep en pequeños papeles haciendo gala de su conocido histrionismo.

Es triste, tristísima pero no deja de ser (según mi pobre discernimiento) una pequeña joya. Es una muy, pero muy buena película que mucha gente debería ver, y me atrevo a sugerirle a aquellos que no les gustó que hagan un esfuerzo y traten de verla nuevamente —sin el prejuicio de que se aburrirán— y quién te dice, tal vez puedan apreciarla en su justo merecimiento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Atilio
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3 de noviembre de 2014
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que no veía una película de esas que te socava los cimientos. The Homesman es la historia de una desilusión colectiva alrededor de la destrucción de un mito. Tommy Lee Jones nos muestra toda la sordidez del Oeste americano en contraste con su ya acostumbrada idealización como tiempo fundacional de los Estados Unidos. El Oeste americano no sólo fue una conquista sobre tierras ya ocupadas, sino un intento de construir una civilización desde el polvo y la nada, y para ello se tuvo que enfrentar la hostilidad suprema que aniquila la pequeñez humana.

Me ha llamado la atención el recurso providencialista, místico y religioso presente en estos hombres y mujeres varados en la inmensidad del desierto, como única muleta de esperanza, salvación y redención. Por otro lado el papel de la mujer como víctima social de un medio hecho a la medida de los hombres. La protagonista que encarna Hilary Swank es una heroína trágica que intenta sobrevivir en un mundo en que no tiene cabida debido a su primitivismo y misoginia.

Las mujeres son seres inferiores respecto al hombre y su única función es como sirvientas o reproductoras sin amor. Luego está la presencia en un “mundo sin bondad” de la soledad ontológica, de la más terrible sensación de perdición.

En fin, una película dura, realista, y hasta seca, nada complaciente y que causará no poco rechazo entre un público acostumbrado a la idealización de las realidades humanas y con finales felices.
bucefalo
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20 de noviembre de 2015
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Homesman" es un regalo. No es un regalo para todo el mundo, ya que entrar en la película no es tarea fácil. No invita a entrar al espectador por la puerta principal, hay muchos recovecos. Pero una vez sorteados nos encontramos ante una obra fascinante.
De entrada hay que decir que es un western muy poco convencional, pero con todos los elementos del oeste más clásico y "fordiano". Su rareza radica en la crudeza de su argumento y de muchas de sus imágenes, pero sobre todo por sus largas secuencias y ritmo sosegado, con un tramo final algo confuso narrativamente pero que no resta ni un ápice de interés al cómputo global. Destacar que todo está aderezado con un humor muy particular, en ocasiones bastante negro, que es el contrapunto perfecto a lo que nos está relatando un impagable Tommy Lee Jones. Y aquí es donde se encuentra el clasicismo de la obra, ya que en los detalles atisbamos muchos homenajes, tanto a planos influidos claramente por el maestro Ford, como un paralelismo con el llamado western crepuscular, bebiendo de directores tan dispares como Peckinpah o Eastwood. Pero todo con un sello de identidad muy particular y distinto. Porque ante todo estamos ante una película distinta.
Rodrigo Prieto nos sumerge con su foto en un Oeste con temperaturas de color muy diversas, ya que el itinerario a recorrer es largo y el paisaje variado.
El sensacional reparto está encabezado por una extraordinaria Hillary Swank, que interpreta a un personaje rico en matices, y por el propio Tommy Lee Jones, que aparte de ponerse tras la cámara, se regala un caramelo con el papel de George Briggs. El resultado no puede ser mejor. A todo hay que sumar la galería de secundarios que circulan a lo largo del viaje. Grandísimos actores que encarnan personajes muy variopintos.
Animo a todo cinéfago a dar una oportunidad a esta singular película, ya que seguro que los amantes del género cinematográfico decano sabrán saborearla como realmente merece. Porque amigos, el Viejo Oeste siempre vuelve.
theGusmaker
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