Un hombre en el tejado

Notable policíaco y notable sorpresa.


La película se puede diferenciar en 2 partes iguales.
La primera parte contada con extrema tranquilidad, para hacernos llegar el día a día del grupo de criminalística, novatos y veteranos sí mezclados, cafés no agitados para poder aguantar las largas noches de investigación. Comisarías y trabajo rutinario de papeleo.

Y una segunda parte contada con extrema habilidad, en la que se desenreda la madeja del lío y descubrimos el porqué del título. Aquí ya dejamos los cafés no agitados mientras el protagonista curiosamente a la hora del tiroteo de la parte final está tomando un té con pastitas, en la casa de los padres del principal sospechoso.

Los actores tanto protagonistas como secundarios parece que realmente sean policías.
El ambiente creado se deja llevar muy bien por una fotografía realmente acertada, en especial la iluminación.
Música efectiva y para nada disonante o desacorde con las escenas y el montaje.

Un peliculón que además ha envejecido muy bien, y es que los suecos tampoco es que vistieran en plan payaso o llevasen peinados grotescos (ABBA no cuentan, vivían de eso mismo), como se estilaba en otras latitudes por las misma fechas.

Basada en la obra policíaca de Maj Sjowall y Per Wahloo, la pareja sueca creadora de 10 novelas en la década de los 60'.
Tanto la trama como el desenlace es idéntico, casi un calco.
Lo más preeminente de la película es la descripción realista que hace del trabajo policial, nada espectacular sino más bien algo anódino, cargado de rutina, papeleos incómodos, llamadas telefónicas y un sinfín de molesta monotonía para aclarar y avanzar un caso.
El desenlace aún teniendo alguna escena rodada con gran realismo, se me hace previsible y cuando atas cabos resulta descafeinado.
Esperaba bastante más y aún siendo muy fiel al libro no alcanza la intensidad de éste.