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Pain

Drama Ali creció como un huérfano en un pueblo de Kapadokia y se convirtió en uno de los secuaces de Haceli, el jefe de la mafia de la aldea. Por orden de Haceli, Ali mató al joven Yasin, hijo de Avanos y fue encarcelado durante 15 años. La película comienza con Ali, quien una vez liberado regresa a la aldea para pedir perdón. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra pequeña joya del fantástico realizador turco Yilmaz Güney, esta vez ambientada en lo más profundo de la península anatólica, en Nevsehir, casi 300 kilómetros al sudeste de Ankara. También allí, en mitad de un lugar desangelado, decidió el ser humano levantar su hogar, rodeado por esas extrañas formaciones de tierra caliza que rompen la monotonía de una paisaje casi desértico, no menos que el alma de algunos de los hombres que lo pueblan. Muchos pensadores como Hegel han coincidido en resaltar la importancia del factor ambiental en la forja del espíritu de los hombres y, de algún modo, aunque sus películas siempre se centren en los submundos de la Turquía del siglo XX , Yilmaz Güney parece dar una vez más la razón al filósofo de Stuttgart. Volvemos a encontrarnos en una historia donde la sangre y la venganza juegan un papel dominante, como el propio Ali -protagonista interpretado por el mismo director- afirma "ojo por ojo, diente por diente".

Aún con todo Dios parece tener su lugar en ese mundo devastado por el abandono de la madre naturaleza y por la maldad del ser humano: Ali, un antiguo secuaz del capo de la mafia local, Haceli, sale de la cárcel tras haber perdido su juventud durante los quince años de condena. Los personajes de Yilmaz Güney siempre son, como avanzaba más arriba, individuos de uno u otro modo explotados que tratan de encontrar un hueco por el que escapar del callejón sin salida en que parecen encontrarse. Ali, huérfano de padre y madre desde niño, no fue más que un joven inconsciente de tan sólo 18 años cuyo único sueño antes de pasar por la cárcel era hacerse con el respeto (en este caso relacionado con el cariño) y de encontrar su lugar en el mundo, por ello matará al hijo de Avanos por encargo de Haceli. En la prisión se encontrará con Dios y descubrirá el precio impagable al que había comprado el aprecio de los suyos: el asesinato de un hombre y el remordimiento del que sabe que ha cometido un acto injusto. Desde ese momento tratará de reencontrarse consigo mismo, para lo cual, nada más salir de la cárcel y ante la mirada nerviosa de los paisanos que lo ven en su regreso a casa, lo primero que hará será buscar la tumba de aquél al que asesinó a sangre fría para honrarlo con un ramo de amapolas -símbolo por excelencia de la primavera, del renacer.

Pues bien, la vuelta de Ali al pueblo será precisamente como el ciclo anual de la amapola: el lento languidecer durante el largo invierno reuniendo fuerzas de cara al cada vez más próximo renacimiento. Esta última fase la soportará con notable estoicismo -como aquel que se sabe merecedor del duro castigo- al presentarse en casa de Avanos, el padre del joven al que mató quince años antes, y Zelha, la hermosa hija de aquél. Allí, implorando el perdón de sus víctimas en nombre de Dios y mostrando su arrepentimiento, será golpeado cruelmente por Zelha casi hasta la muerte para, después, ser cuidado por ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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