Schramm

Una cinta realmente brutal.

El argumento de la película va sobre un taxista berlinés que, tras su muerte, espera en el limbo que se decida sobre su futuro en la otra vida. Así, repasaremos su vida en imágenes para establecer un juicio sobre él. De este modo descubriremos cómo el taxista no ha sido precisamente una buena persona...Más aún, es un peligrosísimo asesino con todas las patologías habidas y por haber.

Una de las cimas del ultragore, una de las cintas más depravadas y a la vez realistas que he conseguido ver. Una basura realmente interesante, con escenas muy conseguidas y realistas y una atmósfera enfermiza como pocas.

Para poder saber de lo que hablo...a las escenas del spoiler.

Jörg Buttgereit, junto con Andreas Schnaas y Olaf Ittenbach, es uno de los miembros de la santísima trinidad del ultragore alemán, corriente cinematográfica iniciada por directores amateur adictos a la serie B y Z que surgió en Alemania del Oeste a finales de la década de los 80.

Era escéptico a la hora de acercarme a esta película, puesto que sólo había visto otra película del director (la polémica NEKromantik) me pareció una perdida de tiempo, pero gracias a la duración de esta (65 minutos), y bajo la promesa de gore sin tapujo alguno, decidí darle una oportunidad.

Sin duda lo más desconcertante de la película es como trata el tiempo narrativo de la misma. Hay momentos donde es imposible saber qué acaba de ocurrir, debido a la abundancia de flashbacks y flashforwards, que lastran el ritmo gravemente, haciéndola a ratos aburrida cuando tienes todos los ingredientes para ser de todo menos eso. Casi parece que no tiene nada más que contar, cuando precisamente podría haber mostrado más asesinatos por parte del homónimo protagonista.

La película transmite una sensación de angustia y realmente parece ser un buen retrato de la mente de un asesino, pero por culpa de su corta duración y de la repetición de algunas escenas da la sensación de estar torpemente dirigida. Otra cosa que pone en duda la capacidad creativa de Buttgereit es que hay planos y una subtrama (si se le puede llamar así) que no tiene sentido, puesto que pasa de ser un sueño de Schramm a una realidad.

Me sorprende para bien que, teniendo en cuenta el tipo de película que es, muestren escenas que realmente generan ansiedad en el espectador, al contrario que NEKromantik, cinta también de la corriente ultragore alemán, en mi opinión endiosada sólo por tratar un tema un tema tan tabú como la necrofilia. Por comparar las dos, la esencia de NEKromantik gira entorno a una escena en particular y parece querer trasladar al espectador a un campo onírico superior, cosa que no consigue y termina siendo algo superficial y pedante; mientras que Schramm gira entorno a un personaje bien construido dentro de lo que cabe y el recurso de los sueños (o fantasías sexuales mejor dicho) no se ve tan forzado, haciendo a esta última un producto superior.

Mención especial para los efectos especiales, algunos bastante realistas y hasta "cronenbergnianos".

Ví la película hace varios años y entonces la encontré interesante. La he vuelto a ver hace poco y me ha parecido un poco coñazo, y eso que tiene cosas buenas: (1) el retrato del protagonista resulta muy creíble gracias a la transparencia con la que lo dibujan (2), hay varios segmentos musicales que desprenden una gran fuerza, así como (3) algunas escenas en exceso agobiantes que destilan frustración letal pero real. Pues a pesar de todo la he encontrado lenta. La peli va de un tio que carece del valor suficiente para tirarse a su vecina que es puta. Aparentemente es un tipo amable, pero en la intimidad recurre a todo tipo de paranoias para masturbarse, incluyendo la autolesión y la automutilación

Para la gran mayoría sólo será otra historia enfermiza de mal gusto. Sobrepasar los límites de lo ¨normal¨, de lo permitido, conlleva a eso: ser catalogado como onanista mental. Pero si vamos más allá (no sólo en la superficie) seguro que hay algo; que a la gran mayoría les incomode no significa que la película sea un rompecabezas de imágenes grotescas e inconexas. No hay que negar que es perturbadora, sangrienta a rabiar, con un aire malsano y que resultan muy desagradables para la vista algunas secuencias, pero también es cierto que a más de alguno (como en mi caso) les dejará rumiando hacia el significado surrealista que se muestra.

Adentrarse en el mundo de Jörg Buttgereit es un viaje peligroso, un viaje vertiginoso y muy profundo a las más oscuras inquietudes del ser humano, y que no deja a nadie indiferente. De ahí el interés de su obra.
Partiendo siempre de la base de que sus personajes son seres marginales (lo que hace casi imposible identificarse con ellos), lo que hacemos es observarlos con ojos clínicos, a modo de investigación, e intentamos saber o conocer qué es lo que lleva a ciertos personajes a realizar ciertos actos.
En Scramm el gore es la psicología del personaje: sus fobias, sus miedos, sus obsesiones. Son todas esas aversiones un museo de lo bizarro y el impacto que generan en el personaje al chocar con el mundo exterior, la sociedad, son una declaración de guerra violenta, cruel y depravada contra todo lo que le rodea y contra si mismo. El gore es psicológico, sí, pero aquí el gore físico va más allá de cualquier slasher o película gore de tripas y brazos cortados. El gore físico es una exteriorización del gore interno del personaje, o lo que es lo mismo: una auténtica barbaridad de actos, unos reales y otros psicóticos (pero visionados por el personaje y por ende por el espectador), cotidianos y algunos un poco extraños, que a mi me hicieron plantearme el verdadero significado de lo que es el gore, o lo que el gore debería ser.
Una verdadera joya, para mi la obra cumbre de Jörg Buttgereit, por lo menos hasta el momento.