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Babai (Father)

Drama Nori, un niño de 10 años, y su padre Gezim, son vendedores ambulantes en el Kosovo de los años 90, durante el régimen de Milosevic. El padre quiere encontrar la forma de emigrar ilegalmente a Alemania y su hijo hace todo lo posible para poder estar con él. Atrapados entre el deseo de vivir juntos y la necesidad de hacer frente a la dureza de la realidad, la relación padre-hijo llega a un punto en que nada entre ellos es como antes. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
29 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi “Babai” (“Padre”, Kosovo, 2015) dirigida y escrita por Visar Morina [1979- ], siendo este su primer largometraje. El reparto está conformado por Val Maloku, Astrit Kabashi y Adriana Matoshi, entre otros. Narra el viaje de Nori (Val Maloku), un niño de 10 años, a Alemania, buscando encontrarse con su padre Gezim (Astrit Kabashi), inmigrante ilegal proveniente de Kosovo. Resulta que Gezim, para iniciar su viaje a Alemania, abandonó a su hijo, dejándolo bajo el cuidado de un tío, pero el niño escapa para buscar a su padre. La cinta intenta inscribirse en el drama, tanto el de la durísima vida del inmigrante ilegal como el de las relaciones familiares rotas por la violencia, la desesperación y la pobreza. Efectivamente, la película intenta mostrar ambos lados: la otra cara de Europa y de las familias separadas. No obstante, ante tamaño drama, la obra no logra colmarla ni ser convincente ante el espectador. Creo que se pierde en muchos detalles, varios de ellos inverosímiles, y el elemento trágico termina siendo una carga que se le delega al espectador, para que este termine la historia. Dicho con otras palabras, lo desgarrador nace de la capacidad empática de quien ve la cinta, y no tanto porque esta última lleve a aquello. Y ese drama intenso se ve disminuido por los giros ingenuos, a veces difíciles de creer, de una narración que muchas pierde el norte. De todas maneras, al ser de Kosovo (es, hasta el momento, la película de mayor presupuesto, que se ha filmado en dicho país), había que verla, para sentir hacia dónde se dirige su cine. Sumado a que el quid de la historia, por sí mismo, convoca. Mostrar esa cara oculta siempre será interesante, independientemente de cómo se cuente. Y aquí viene mi sugerencia reflexiva: la inmigración y la trata de personas (a la que no se le dedica mayor tiempo del que yo creo hubiera merecido) son aspectos que no sólo afectan a latinoamericanos y africanos, sino también a europeos. Estamos pues ante uno de los dramas más relevantes y no suficientemente tratados de nuestro tiempo. Si bien nuestra especie ha dado saltos cualitativos en toda su historia gracias a las migraciones, estas, en el nuevo orden mundial, son seriamente estigmatizadas dependiendo de los factores que la rodean, como la pobreza, el color de la piel, el país de origen, etc. El racismo y la xenofobia reaparecen con un nuevo vestido. Pero reconocer este drama de base de quien viaja buscando una mejor vida, no permite caer en el otro extremo: divinizar al inmigrante. La obra bien expone que el inmigrante trae consigo ideologías culturales difícilmente aceptables en el país de llegada y, en no pocas oportunidades, para lograr su meta el inmigrante ha tenido que negociar aspectos que la moral tradicional considera censurables. Encontrar pues un medio entre ambos extremos es una dura pero justa labor del prudente (Aristóteles). Y ante este estado de cosas lo mejor sigue siendo la hospitalidad (Derrida), concepto que hoy día se predica más que el de tolerancia, la cual nunca ha sido absoluta, sin límites. La sugiero, pues, para reflexiones sobre la inmigración (no solo la que acontece en Europa), pero no tanto como forma de entretenimiento. 2018-01-29.
Andres Botero
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3 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he dicho que la otra cara de Europa es un lugar de historias trágicas e increíbles,la vuelta de la moneda que representa muchas de estas naciones son un pretexto para mostrar una realidad que no es ajena a la de muchos.

Babai es una cinta con un contexto social bastante fuerte pero así mismo encuentra su fortaleza en entregar una historia donde las relaciones marchitas de padre e hijo son el complemento exacto para lograr un drama profundo que trastoca las heridas de la soledad y la separación

Notable cinta eslava preseleccionada para representar a Kosovo en la edición de los oscars 2016.
felp97
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10 de abril de 2021
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La herida de Kosovo aún sangra en los Balcanes, es una más de las muchas que siguen abiertas, y no dejará de molestar por mucho tiempo que pase porque ya se ha vuelto algo natural en la zona después de siglos y siglos de historia. No tiene nada que ver con la película (o sí), pero no hace mucho afirmaba un historiador con mucha pena que los pueblos en esa zona están condenados a repetir siempre lo mismo y a matarse de forma cíclica. "Babai (Father)" no habla directamente de conflictos bélicos, aunque hay referencias a la ocupación serbia y a toques de queda.

La película está firmada por un kosovar, algo que lleva implícito un buen conocimiento de dramas, de malos rollos, de penurias y de desesperación. Estaría mejor ver una comedia, pero caramba, a Kusturica lo tenemos al otro lado de la frontera, o no, porque para los serbios Kosovo es su territorio, lo mismo que España, que no le da la gana de reconocer la independencia de ese pedazo de terreno que apenas en extensión es como una provincia grande.

Vaya, y yo sigo sin apenas hablar de la película, como siempre...

No, no es una gran película, y no sólo por el abuso indefendible del temblor de cámara. Si el protagonista está en una lancha en el mar huyendo de Montenegro, vale, los planos pueden tener tembleque para meternos en su piel. Pero si está sentado sin mover una ceja, ¿es necesario ese temblor del operario de cámara?; en fin, cosas que desgracian el cine actual sin remedio. Si la cámara tiembla, molas más.

No, no es una gran película, hay demasiadas desconexiones en la narración y no se estruja el drama (¿no se estruja el drama?; es de Nobel esa afirmación...), pudiendo hacer más pupita porque el niño coñazo que es una lapa para el padre sí es un filón. Pero no se aprovecha la oportunidad. Claro, pasas por tres países y llegas a Alemania y aún no le has escupido a la cara del todo el drama al espectador; eso no es bueno. Y luego acaba así, comiendo salchichas en Alemania lo mismo que chocolate en Suiza o pollo frito en Kosovo. Yo quería saber más de la familia que se queda en casa, me parecía más atractivo. Una pena. Al menos es breve y acaba en un suspiro.
Luisito
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