Más allá del deber

“To End All Wars” es un filme dramático hasta la médula. Esto quiero recalcarlo porque a pesar de estar basado en hechos reales durante la Segunda Guerra Mundial y tener en la sinopsis puesto el género bélico en su descripción, lo cierto es que es un drama puro y duro al 100%. Aquí no esperéis grandes batallas, ni un portentoso despliegue de tropas, tanques, barcos, etc. Esto lo digo porque si alguien se espera el típico filme comercial bélico, no me extrañaría que saliera defraudado pues no contiene la pirotecnia característica de esas producciones (esto lo expongo solamente a título informativo, sin ningún tipo de sentido peyorativo, ya que a mí también me gustan las películas de guerra vistosas y con muchos efectos especiales). Este filme está centrado en el cautiverio que sufrieron un grupo de soldados aliados que fueron capturados por los japoneses y llevados a un campo de prisioneros. Así pues, se podría decir que es una de esas películas sobre las miserias y penurias que tienen que padecer los prisioneros de guerra.

El ritmo narrativo es pausado, pero su lentitud es la que se precisa para esos exquisitos platos que se cocinan a fuego lento. La historia necesita este ritmo para ir profundizando en las relaciones entre los personajes y para ir sumergiéndote en sus deseos de sobrevivir. Y aquí es precisamente donde el filme se enriquece al mostrar cómo cada individuo desea soportar ese infierno (unos irán por libre, otros se aferrarán a la esperanza de poder escapar, otros a la futura venganza que llevarán a cabo contra sus captores, etc.) Esta variedad saca buen cine en forma de conflictos entre los propios prisioneros, así como en situaciones que no te esperarás (por ejemplo, la universidad de la selva fue algo sublime).

La historia también tiene sus dosis de violencia y salvajismo personificadas en el personaje del duro sargento japonés. Y, además, posee las clásicas vicisitudes que deberán superar los prisioneros (escasez de comida, agua y medicinas, enfermedades, trabajos forzados exhaustivos, maltrato físico y psicológico de los guardias, etc.)

No quiero terminar mi crítica sin decir un par de cosas que considero importantes. Primero, esto no es un melodramón barato de telenovela, sino un drama intenso, emotivo y que te encoge el corazón. Gran parte de que esto sea así son las buenas interpretaciones del reparto, en especial las de Robert Carlyle y Kiefer Sutherland (Jack Bauer para los amigos). Y segundo, toda esa lucha por la supervivencia, y los lazos de amistad que nacen entre los prisioneros, terminarán desembocando en una aleccionadora oda sobre la capacidad de perdonar a tus enemigos.

La película de Cunningham se titula en España "Más allá del deber" . Es un film directo y duro que trata del compañerismo y de la amistad como valor único para salir de las situaciones en las que el individuo queda relegado a un segundo plano. Sólo se puede salir de las más oscuras situaciones con la ayuda de los demás. Al principio la película se puede hacer un poco previsible porque parace una más de las películas de maltratos en la guerra de los POW's pero queda absolutamente superado con el culmen del film. Recomendable si tienes paciencia y tienes la suficiente apertura de miras para entenderla.

Es una gran película sobre todo por la fuerza del espíritu humano por la sobre vivencia, esta basada en hechos reales en la experiencia del militar Ernest Gordon, en este filme se aprecian las grandes actuaciones de Robert Carlyle y Kiefer Sutherland en donde encontramos episodios verdaderamente desgarradores de la crueldad humana, la recomiendo ampliamente, porque además esta película transmite un mensaje de perdón.

Bringas Alberto. México D, F. 17- Sep.- 2006.

Para alguien como yo a la que no le gusta el cine bélico en general, ésta película me ha encantado. No sólo no se me ha hecho lenta sinó que me ha hecho estar atenta a la pantalla en todo momento. La explicación de una parte de la historia mundial que pasó realmente, los valores que se transmiten en el film y las buenas interpretaciones hacen de ella una película altamente recomendable.

Un grupo de prisioneros de guerra en un campo japonés son utilizados como esclavos para construir una vía de tren.
En medio de este infierno, uno de ellos consigue darles esperanza a través de sus clases de filosofía.
Es el típico relato de drama humano, compañerismo y supervivencia en un entorno hostil que se cobraba vidas a diario.
La película no se recrea en exceso en la violencia y las penas (aunque las tiene), sino en los valores humanos. La guerra saca lo peor y lo mejor de nosotros, y en esta película nos lo vuelven a mostrar.
El mejor actor es Robert Carlyle. El británico puede con todas las películas que le echan, y consigue hacer una gran interpretación en algún momento dado, sea de lo que sea la temática de los films en donde interviene.
Sutherland también las pasa negras e interpreta bien su papel.
Con todo, se nota que no andaban muy sobrados de presupuestos. Los aviones se nota que son dibujados, y esto queda fatal.
Otro fallo es que en España creo que no se estrenó en cines, con lo cual tuvo una distribución menor que implica que su doblaje no es demasiado bueno. Pero de esto no tienen la culpa quienes la hayan hecho. Además, la traducción del título es infame.
Un buen drama no apto para espectadores de lágrima fácil, aunque lejos de entrar en la élite del cine bélico.