Daughters of the Dust
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4 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil de creer que una película como la que nos ocupa haya sido realizada. Una película dirigida por una mujer negra, con una fuerte carga onírica y un guión ligero, dejando espacio para la abstracción sensorial, con un reparto mayoritariamente femenino, sobre una comunidad minoritaria, negra, musulmana, en unas islitas en el sureste del país. No sé quién puso dinero para realizar esto, pero es de agradecer que esta anomalía exista.
Como digo, el guión es bastante leve, y la película se basa más en crear abstracciones en base a voces en off, imágenes (gloriosas, pues la fotografía es excelente), y música, excelente también.
He de decir que aún siendo extremadamente agradable de ver, las motivaciones de los personajes son difíciles de entender, con diálogos arcanos que quizá tienen sentido si uno es más familiar con la cultura o la historia gullah, lo cual nos deja a la mayoría un poco al margen de lo que pasa en la pantalla, y no llegamos a empatizar mucho con la mayoría de los personajes que desfilan por la pantalla, exceptuando quizá a Yellow Mary. Es más, algunos de ellos son tremendamente cargantes.
Aún así, y dándome rabia no haber sido capaz de comulgar más con lo que pasa en la pantalla, me parece una película admirable y recomendable si uno busca una película diferente a lo usual o tiene unas sensibilidades más aventureras.
Como digo, el guión es bastante leve, y la película se basa más en crear abstracciones en base a voces en off, imágenes (gloriosas, pues la fotografía es excelente), y música, excelente también.
He de decir que aún siendo extremadamente agradable de ver, las motivaciones de los personajes son difíciles de entender, con diálogos arcanos que quizá tienen sentido si uno es más familiar con la cultura o la historia gullah, lo cual nos deja a la mayoría un poco al margen de lo que pasa en la pantalla, y no llegamos a empatizar mucho con la mayoría de los personajes que desfilan por la pantalla, exceptuando quizá a Yellow Mary. Es más, algunos de ellos son tremendamente cargantes.
Aún así, y dándome rabia no haber sido capaz de comulgar más con lo que pasa en la pantalla, me parece una película admirable y recomendable si uno busca una película diferente a lo usual o tiene unas sensibilidades más aventureras.
28 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estás leyendo esto, puedo suponer casi con absoluta certeza que has visto Daughters of the dust. Me atrevería a decir también, que a lo largo de la película, tu mente ha saltado varias veces de la fascinación por el trabajo poético que estabas viendo, a la frustración por no entender lo que se estaba contando. Puedes estar tranquilo, no estás solo.
La directora Julie Dash ha realizado una peculiar película donde se nos presenta a los Gullah, un pueblo del sureste de los Estados Unidos que debido a su largo aislamiento geográfico (viven en unas islas en la costa de Carolina del Sur), tienen una cultura que es una mezcla de antiguas tradiciones africanas y modernas influencias americanas. Como anuncia Nana Peazant, la matriarca de la familia, en un momento de la película, los Gullah son dos personas metidas en un solo cuerpo. Su artesanía, sus tradiciones agrícolas y pesqueras, sus creencias populares, su religión, su música, es una extravagancia rara entre lo rudimentario y lo refinado. Es difícil de clasificar. Todo nos parece surrealista y sacado de otro mundo.
Desde mi punto de visto, tal tema no podía tratarse de una forma más adecuada que la realizada por la directora. La película no está hecha para ser entendida de manera convencional. Su argumento confunde si uno intenta descifrarlo con lógica o razonamiento y por eso hay que subirse sin miedo a esa barca que aparece en la primera escena, que está allí precisamente para ayudarnos a llegar a ese limbo atemporal, ese paraíso sensorial en forma de isla dónde vivos, muertos y niños nonatos comparten picnics y sesiones de fotos en playas desnudas, donde se discute en lenguas criollas y acentos indescifrables sobre libertad y esclavitud, tradición y progreso, pasado y futuro. Te vas a perder siguiendo todos los puntos que se tocan o intentando entender las relaciones familiares de los protagonistas, pero lo más importante está en los sentidos. En palpar la cultura que se te muestra. Disfrutar de las imágenes, sumergirte en la música Africana y los sonidos ambientales, gozar de las comidas, sufrir en las peleas y divertirse en los bailes. Al final quizás no hayamos entendido muchas cosas, pero sin lugar a dudas habremos aprendido y disfrutado mucho.
BdG
La directora Julie Dash ha realizado una peculiar película donde se nos presenta a los Gullah, un pueblo del sureste de los Estados Unidos que debido a su largo aislamiento geográfico (viven en unas islas en la costa de Carolina del Sur), tienen una cultura que es una mezcla de antiguas tradiciones africanas y modernas influencias americanas. Como anuncia Nana Peazant, la matriarca de la familia, en un momento de la película, los Gullah son dos personas metidas en un solo cuerpo. Su artesanía, sus tradiciones agrícolas y pesqueras, sus creencias populares, su religión, su música, es una extravagancia rara entre lo rudimentario y lo refinado. Es difícil de clasificar. Todo nos parece surrealista y sacado de otro mundo.
Desde mi punto de visto, tal tema no podía tratarse de una forma más adecuada que la realizada por la directora. La película no está hecha para ser entendida de manera convencional. Su argumento confunde si uno intenta descifrarlo con lógica o razonamiento y por eso hay que subirse sin miedo a esa barca que aparece en la primera escena, que está allí precisamente para ayudarnos a llegar a ese limbo atemporal, ese paraíso sensorial en forma de isla dónde vivos, muertos y niños nonatos comparten picnics y sesiones de fotos en playas desnudas, donde se discute en lenguas criollas y acentos indescifrables sobre libertad y esclavitud, tradición y progreso, pasado y futuro. Te vas a perder siguiendo todos los puntos que se tocan o intentando entender las relaciones familiares de los protagonistas, pero lo más importante está en los sentidos. En palpar la cultura que se te muestra. Disfrutar de las imágenes, sumergirte en la música Africana y los sonidos ambientales, gozar de las comidas, sufrir en las peleas y divertirse en los bailes. Al final quizás no hayamos entendido muchas cosas, pero sin lugar a dudas habremos aprendido y disfrutado mucho.
BdG
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