Algo más que amigos

Como todo el mundo puede ver perfectamente en la ficha de FilmAffinity, esta película la dirigí y escribí yo mismo. E incluso lo hice con mi pasta. Así que puedo hacer la crítica que me dé la real gana, que para eso hice este film tan personal.

La peli la hice yo, y por eso mismo la fotografía es portentosa, está narrada con maestría, ni Tarkovsky lo haría mejor vamos. Pero reconozco que no está muy lograda. A veces la realidad es más redonda.

Eso sí, la sinopsis es correcta, pero sólo en sentido metafórico. Ni yo tenía 15 ni ella 14, no habían heridas paternas, sino del alma. En realidad no nos fuimos los dos a París, sólo uno fue, y no era París. Y no ocurrió en 1971 sino recientemente. Pero sí, nos refugiamos de alguna manera. Y el breve viaje también espero que se alargue, quizás hasta llegar a abrir el Libro de Sombras...

El canto a favor de la rebeldía juvenil y en contra de la autoridad parental es la carta de presentación de Algo más que amigos. Pero no nos engañemos, sin disimulo alguno, el británico Lewis Gilbert (director de la aclamada Alfie, 1966) desenmascara una historia cuyo desarrollo la revela mucho más conservadora de lo que aparentaba en sus albores. Con desagradable sorpresa, asistimos a la repetición de las convenciones más retrógradas por parte de sus púberes e inocentes protagonistas. Lejos de vivir su amor con libertad y equidad, Paul y Michelle se casan, procrean, asumen sus desdichas con resignación y reparten sus roles del modo más machista posible, y todo ello sin el menor atisbo de crítica. Además de inverosímil, nos hallamos ante un romance de lo más carca, musicado por Elton John, sí, pero eso es lo de menos.