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Pierrepoint, el verdugo

Drama Narra la historia de Albert Pierrepoint, el último hombre ejecutor de la horca en Gran Bretaña, en los años 30 del siglo pasado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
20 de enero de 2009
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por el placer de ver la actuación de Timothy Spall ya vale, y mucho, pero además, qué interesante ver de cerca esas vidas en las que uno nunca piensa... Los verdugos aparecen siempre como un personaje necesario pero ignorado, más que secundario, al lado del héroe o el criminal que al final de la película muere ajusticiado. ¿Alguna vez te fijaste en la cara del que levantaba el hacha (si no usaba capucha, claro) cuando EL Personaje que nos conmovía era el que iba a recibir el hachazo? O pensaste a dónde iba cuando terminaba su trabajito, cómo se sentaba a comer?
Me interesó muchísimo.
Una escena memorable es la que tiene con su esposa (otra actuación excelente) cuando le anuncia el reconocimiento que se le ha hecho desde el gobierno, el trabajo especial asignado...
Según mi opinión, no te la pierdas.
Lidia
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1 de junio de 2008
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta biografía de un personaje tan siniestramente atractivo como el mayor verdugo oficial de un Estado moderno, Albert Pierrepoint, que se llevó por delante la vida de 608 reos, plantea temas bastante interesantes y controvertidos, pero el resultado final es un tanto decepcionante. La recreación de una sociedad rancia, en plena posguerra y racionamiento, en la que algunos individuos hacen el trabajo sucio del aparato represivo, se revela demasiado flemática y fría.
Al parecer, el verdadero Pierrepoint, bastante más apuesto que el actor que lo caracteriza, fue un gran profesional cuya máxima era no llevarse el trabajo a casa. Un artesano de la muerte, vamos. Probablemente para ello su doble vida como showman y dueño de un pub le ayudó bastante, al igual que su apática esposa. Este acercamiento al vals de la muerte no es nada berlanguiano, el humor, negro o de cualquier otro color, está ausente por completo.
A pesar de quitar la vida a individuos tan poco recomendables como los criminales nazis Josef Kramer, la bestia de Belsen, o Irma Grese (y también a algún que otro inocente), llegó a reconocer que con la pena capital sólo se obtenía venganza. Según parece, nunca dio prueba del menor sadismo, ni de que disfrutara con su trabajo. Supo mantener la distancia entre vida profesional y personal, hasta que no pudo aguantar. La eliminación de congéneres debe de acabar creando un cierto estrés. Lo mejor, el momento espantapájaros, y lo peor, el abuso de planos enfáticos y cámara lenta.
Shinboneniná
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19 de julio de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Albert Pierrepoint (30 de marzo de 1905 – 10 de julio de 1992) fue de lejos, el verdugo más prolífico de Gran Bretaña. Entre 1934 y 1956 ejecutó a más de 400 hombres y mujeres, entre ellos: Ruth Ellis, la última mujer ahorcada en Gran Bretaña, Derek Bentley, Lord Haw-Haw (el apodo de William Joyce, un traidor en tiempo de guerra) y John George Haigh, el asesino del baño de ácido. Acabó con la vida de Timothy Evans, condenado erróneamente por la muerte de su hija y, posteriormente, con la de John Christie, el verdadero asesino. Asimismo se ocupó de la ejecución de un total de 202 criminales de guerra alemanes, entre 1945 y 1949, tras una serie de juicios de guerra. La lista de los condenados incluye Irma Grese , la guardia más joven en ser ejecutada, 22 años, que actuó en el campo de concentración de Bergen-Belsen y Auschwitz.
Basada en su propia autobiografía, esta película se centra en las aristas más complejas de este hombre que heredó su curioso trabajo de su padre y su tío y que, si bien lo desempeñó con precisión, sobre el final de su vida se permitió dudar de su efecto disuasorio.
Pierrepoint no explica los motivos de su dimisión ni parece arrepentido del papel desempeñado en la Administración de justicia. Pero la experiencia de verdugo le demostró que la pena capital no cumple su objetivo. "Si la muerte fuera disuasoria, yo debería saberlo. Todos los hombres y mujeres que he encarado en ese momento final me han convencido de que lo que yo he hecho no ha prevenido un solo asesinato. Si la muerte no sirve para disuadir a una persona, no debería preservarse para disuadir a ninguna otra", escribe en el libro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Guillermo Herrera
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23 de febrero de 2009
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de la premisa que la película revela parte de la vida real del protagonista - actuada magistralmente por el actor británico Timothy Spall que al parecer no es tan apuesto como el verdadero según un comentario precedente - cabe señalar que pocas veces los amantes del cine podemos disfrutar de un producto fílmico de la calidad aquí demostrada que deja una muy grata impresión del cine actual que produce cientos de bodrios en aras del comercio y su llegada al público de fácil enganche.
A mis hermanos latinoamericanos recomiendo esta joyita que demuestra la seriedad de la actuación de actores europeos separados por distancias siderales de los melosos productos hollywoodenses.
Rudecindo
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7 de febrero de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bastante buena. Narra la historia de un verdugo, cómo se prepara para su trabajo, su meticulosidad, cómo tiene una doble vida, la de verdugo y la que pasa con su mujer o con sus amigos. Cómo interpreta él su trabajo, y cómo lo interpretan quienes le rodean.
Os la recomiendo.
Boromir
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