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La mostaza se sube a la nariz

Comedia Pierre Durois es profesor de un instituto de secundaria femenino. Su padre es el alcalde de la ciudad, moralista acérrimo. Su mejor amigo, paparazzi. Éste siempre le pide que escriba los reportajes para él, y ésta vez el reportaje es sobre una estrella de cine, y entre las fotografías se encuentra una tomada a la actriz mientras se bañaba desnuda en la piscina. Su padre le ha pedido también que le escriba un discurso en contra del ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
8 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada a mayor gloria de un Pierre Richard que venía de triunfar 2 años antes con "El gran rubio con un zapato negro 1972" e inmediatamente antes de la también divertida secuela, nos encontramos ante una entretenida comedia dirigida por un primerizo Claude Zizi, que explotando la vis cómica rallana en el slaptick de ese personaje torpe y divertido, recurrente en la filmografía del actor, que a trancas y barrancas va saliendo airoso de rocambolescos entuertos. Nos cuenta la historia de un profesor de matemáticas hijo de un alcalde que enarbola como eje de la campaña para su reelección la necesidad de acabar con la ola de erotismo que inunda la sociedad (carteles publicitarios descocados y demás), hijo que es amigo de un descarado y aguerrido paparazzi al cual ayuda escribiéndole los pies de foto, y los enredos y peripecias que desencadena una confusión a la hora de entregar a sus correspondientes destinatarios trabajos escolares, pies de foto escandalosos y discurso moralizante (director del colegio, amigo paparazzi y padre alcalde).

Sin llegar a ser ni mucho menos una referencia en cuanto a comicidad y entretenimiento y contándose con los dedos de una mano los gags y situaciones divertidos, la película merece un visionado en base a algún que otro interesante hallazgo, como son la presencia de una muy guapa Jane Birkin a la que da gusto ver en todas sus escenas (incluido un atisbo de desnudo al comienzo cuando se está bañando en una piscina), una escena marca de la casa (y de la comedia francesa de la época) con policías motorizados de por medio, y ese vacile en que el diplomático norteamericano amante de la Birkin sea un tipo al que vemos siempre en escorzos y que además de parecerse en ellos a Henry Kissinger atiende con el nombre de Harry Welsinger y sus escenas resultan hilarantes en lo que tienen de parodia del omnipresente e influyente político.

En resumen, entretenida función para los degustadores de la comedia francesa de los 70, fans de Pierre Richard, y quizá no tanto para el resto de los mortales.
tiznao
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