Sangre

En un momento dado de la película, ella comenta con sorna que a un personaje en el culebrón televisivo se le han declarado y no ha sabido como responder porque sabe que le están filmando. No lo dice en alto, sin embargo está claro que piensa "¡la muy tonta!"

Paradójicamente, estos dos personajes cinematográficos sólo abren la boca para decir las banalidades más inanes de la historia oral. Cosa que no ocurre muy a menudo. Cuando más adelante él le confiesa un secreto que ha estado escondiendo, la reacción de ella es quedarse paralizada.

Se supone que estas telenovelas buscan recrear acontecimientos que puedan ser comunes y reconocibles para la mayoría de la masa, presentándolo de la manera más truculenta posible para que adquieran gran interés para el espectador.

El planteamiento de Escalante consiste en tomar sucesos de esa misma naturaleza y aplicarlos en la gente menos agraciada y más convencional que se le ha ocurrido, queriendo así igualar la insustancialidad de los personajes con la ficción que consumen.

Los personajes de Sangre se declaran enamorados el uno del otro, ¿pero de qué se enamoran si jamás mantienen una simple conversación? Apenas si se conocen el uno al otro, no comparten nada y no parece que por sus cabezas discurra ningún tipo de actividad. No son más que muertos vivientes embutidos dentro de una rutina que se repetirá hasta el fin.

A modo de chiste negrísimo se muestra que es el amor hacia esa inercia mediocre lo que precipita los acontecimientos hacia lo dramático.

El problema se encuentra en que Escalante está demasiado complacido con su rigor formal como para observar cualquier otro aspecto. El descuido con el que se ha conducido la historia hace que, en el último segmento, cuando surge la rebeldía y se inicia esa carrera que busca reparar errores, flote en el aire una sensación de futilidad equivalente a la de la rutina anteriormente repetida. Y sobre el papel está claro que no era eso lo que se pretendía.

Amat Escalante no ha sabido calibrar bien la tensión y tampoco jugar con con el tiempo. Su voluntad se ha distanciado demasiado de su resultado. "La línea recta", de José María de Orbe, juega en terrenos colindantes, y aunque tampoco ésa es una obra cumbre, cuanto menos sí da la impresión de contener más aciertos y de no haber escogido la planificación visual más facilona posible.

Aunque veo que la crítica en su mayoría es negativa, resulta que encuentro esta película maravillosa. La mayor parte de las cintas que se presentan en nuestras salas de cine resultan demasiado comerciales, donde lo único que se puede ver son escenas llenas de acción y que le impiden al público llegar más adentro de lo que la misma cinta permite. Aunque admito que la cinta es bastante lenta, esto un punto extra para Amat Escalante, que muestra sin medias tintas lo cotidiano de la mayoría de nosotros los mexicanos, ir a un trabajo, ver televisión, y tener sexo solo por no perder la "costumbre".

Esto, en resumen, es lo que nos muestra esta cinta, donde lo más difícil, es sin duda, vernos en un espejo.

Déjenme decirles que la experiencia con Sangre no fue para nada digerible, es más bien una indigestión dolorosa, incómoda e hipnotizante. La insulsa monotonía de la vida que tiene la pareja conformada por Diego y Blanca se basa en ver la televisión, fornicar y comer. La vida de Diego está repleta de infelicidad e incomprensión, mientras que Blanca se aferra a controlar a su marido con un temperamento inestable, bipolarizado e infestado por los celos.



Las interpretaciones de los actores son forzadas a quedarse en la línea de la realidad y es en ese realismo dónde se cría esa espeluznante atmósfera de cautiverio. Si a esto le añadimos los elementos de una buena fotografía, una inexistente musicalización y un sexo crudo y asqueroso tenemos ante nosotros una narración de una historia minimalista y creíble. Sangre es un filme qué no considero excelente o recomendable para toda clase de público, sin embargo reconozco que cumple su cometido: retratar la vida de numerosas parejas contemporaneas de clase media con una estética contrastante a la del cine comercial. Es pues una película angustiante y deprimente con un final abrupto y pretencioso qué a muchos estoy seguro los dejará perplejos.

Indudablemente el Amat Escalante de "Heli" logró darle un toque personal a sus filmes, para fortuna de muchos que recibimos bien su última película por la que fue premiado en Cannes, la cual no parece realizada por el mismo Director de "Sangre".

Aquí -a diferencia de los primeros filmes de Reygadas: Japón y Battala en el cielo- el recurso de las actuaciones amateurs llevando diálogos efímeros, torna insípida la narración en lugar de proyectar algo de realidad o volverla interesante. SÍ, es verdad que esta película se presta para pensar en la vida cotidiana, la soledad, el apego, el miedo, el amor, las exigencias culturales, etc., pero le falta originalidad y vida.

Una historia como tantas que hay en esta compleja sociedad en la que vivimos. Parejas aburridas, frustradas, conformistas, temerosas. El director escoge muy bien a los personajes, y el guion, aunque sencillo, transmite emociones duras. Muy semejante al cine que hace Carlos Reygadas.