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Cartouche

Aventuras Francia, siglo XVIII. Louis de Bourguignon abandonó la banda de Malichot, porque consideraba que sus métodos eran inmorales. Creó entonces su propia banda, y bajo el nombre de Cartouche se dedicó a robar audazmente a los ricos, repartiendo después el botín entre los pobres. Así fue cómo consiguió el aprecio y la admiración de la gente, pero también el rencor de la policía y de sus viejos compinches. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
8 de abril de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera y, probablemente, la más simpática (o si se prefiere, la menos mala) de las tres películas de aventuras que Philippe De Broca rodó con Jean-Paul Belmondo entre los años 1961 a 1965, el trío se completa con “El hombre de Rio” y “Las tribulaciones de un chino en China”. “Cartouche” está emparentada con la brillante “Fanfan, La Tulipe” filmada por Christian-Jaque en 1951, con Gérard Philippe. Entre las afinidades electivas o puntos de contacto de ambas películas figuran, en primer lugar, el tono (exagerado hasta rozar la caricatura), la ridiculización de la guerra y del ejército, la exaltación de la aventura vitalista y jovial, e incluso el esquema del relato, construido a partir de un prólogo similar (para huir de sus perseguidores, Cartouche y Fanfan se enrolan en el ejército); tanto Cartouche como Fanfan se enamoran de una dama poderosa, a despecho de la mujer a la que dicen amar; y los dos se convierten, a su pesar, en héroes del ejército…

En segundo lugar, existen coincidencias formales: la presencia de una actriz italiana (Claudia Cardinale en "Cartouche"; Gina Lollobrigida en "Fanfan..."); De Broca y Christian-Jaque apuestan por el realismo en el tratamiento del decorado, tal vez como contrapunto a lo disparatado del relato, se podría hacer una amplia lista de paralelismos entre ambas que indican que "Fanfan..." influyó con su éxito 11 años antes para que naciera "Cartouche". Pero el film de Belmondo no oculta ya, desde la primera secuencia sus lazos con la tradición: por las venas de ese Dominique, futuro Cartouche, que roba por las calles collares y brazaletes y arranca besos y sonrisas de las mujeres, fluye la sangre de los héroes de la picaresca tradicional ( y no sólo de la francesa, el Tom Jones inglés de Henry Fielding se da la mano aquí con el italiano Fra Diabolo y con personajes de nuestro siglo de oro). “Cartouche” sería como un entremés a la francesa, elaborado con ingredientes extraídos de la tradición literaria.

La película, escrita con la colaboración de Daniel Boulanger, está dividida en dos partes, separadas por un intermedio tan típico y tradicional como el resto del relato (una puesta en práctica del ideario de robar a los ricos sin derramamiento de sangre). La primera parte narra la conversión del ladronzuelo Dominique para proclamarse el nuevo “Rey de los Bandidos” Cartouche, y su amor con la bella Venus (Claudia Cardinale). La segunda parte se centra más en la fascinación que despierta en él la distinguida dama Isabel (Odile Versois) esposa del jefe de policía. Oscilando siempre entre lo picaresco y lo galante el film siempre es tratado por el director desde cierta distancia, por otro lado muy habitual en esta tipo de relato. Divertida, amable, correcta en la fotografía y la puesta en escena. 
Antonio Morales
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3 de marzo de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cartouche fue ese otro Robin Hood que robaba a los ricos para repartir sus ganancias entre los más pobres. En esta ocasión, la película adopta un estilo de comedia disparatada y bufonesca donde ridiculiza a los personajes de la aristocracia francesa o a un mariscal que roza la caricatura. Este humor que en la época de su estreno pudo resultar fresco y original, en la actualidad se convierte en un producto acartonado y envejecido. Apenas consigue despertar algunas sonrisas entre el público ante situaciones tan rocambolescas repletas de espadas, correrías y golpes.

Belmondo compone de nuevo ese sempiterno papel de pillo seductor y caradura adornado con continuas secuencias de acción, acrobacias o piruetas, donde prescinde de dobles pero que acaba por repetirse una y otra vez. Por otro lado, se agradece la grata presencia de Claudia Cardinale aunque sea en un personaje tan insignificante como el que interpreta. Curiosa la intervención de un joven Jean Rochefort en su debut en el cine.

Como únicos aspectos destacados un elaborado diseño de producción en el vestuario, la dirección artística y la elección de localizaciones que hacen más llevadero su visionado así como una música agradable de Georges Delerue, uno de los mejores compositores de la historia del cine con esas melodías tan bellas repletas de romanticismo y melancolía.
Antonio
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23 de abril de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pañuelo.
Él es un importante mendrugo y la en cambio desconocida por mí Odile es bastante atractiva, vale un imperio, austrohúngaro si me apuras incluso, más aquí que Claudia, esa eterna reina o señora de nuestras entretelas, la película por otra parte es tan tonta y pueril o poco seria que aburre a contrapelo y mala idea, dale que te pego, solo al principio tiene un pase o un aquel o un eso y la música y un poco el último momento, se hacen eternas estas casi dos horas de tormento fino blando, impertérrito, ni para niños, pobres, no nos cebemos. Me gustaría haber dicho o podido decir comentado que dónde va a parar, que mucho mejor esto que Ivanhoe o esos engendros verbeneros jolivudenses infectos, de ese jaez o cariz me refiero, lo estaba deseando, pidiendo a gritos, rogando y con el mazo dando, pero no, ni a modo, están a la par, de mal, montan tanto, descabalgan, todos o entrambos mundos aspectos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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