La casa (Historias para no dormir) (TV)

Nadie duda de la habilidad de N. Ibáñez Serrador en el arte de diseñar un guión con los pasos medidos para que cada situación atempere su ritmo, modere su impulso y se acomode siempre al desarrollo óptimo de la historia.
La parsimonia es una destreza cercana a la sabiduría y sólo quien la posee es capaz de conseguir que el espectador no aparte los ojos de la pantalla.

El polvo vetusto de un viejo caserón, chismes macabros que se cuentan en los pueblos de alrededor, una melodía que nadie sabe de donde proviene, truenos nocturnos de una tormenta otoñal, un hato de cartas muchos años atrás, un camafeo muy antiguo o un rizo ensortijado de un antepasado lejano. Todos los elementos oscilan entre lo onírico y lo mágico y están preparados para que el director los disponga de modo adecuado.

Miedo, misterio y mucha tensión se encuentran en los capítulos de "Historias para no dormir".

"La Casa" es un capítulo más dentro de la línea de excelencia de Narciso Ibáñez Serrador, y no desencuadra dentro de la serie.

El argumento no es original; por lo que no me detendré mucho en él. Sin embargo quiero hacer un especial hincapié en los actores y la decoración. Hay que reconocer que TVE no era una cadena con grandes recursos, pero los poco que tenía los sabía usar bien. La decoración parece falsa, pero una vez metido en el meollo de la historia se incorporan tan bien que no puedes imaginar la historia con otros decorados. Esto es gracias a un buen director.

Otro factor son los actores. Los actores españoles de esta época eran muy buenos. La calidad sobrara por todos lados. Sin embargo en esta ocasión el reparto podía ser mejorable.

Aún así, es impresionante.