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El mural

Drama El film relata las distintas circunstancias que llevaron al pintor David Alfaro Siqueiros a realizar un famoso mural en la quinta Los Granados, propiedad de Natalio Botana, con la colaboración de los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino y el uruguayo Enrique Lázaro; más las complicadas y entrecruzadas relaciones entabladas entre los personajes de la historia. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
1 de octubre de 2010
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1933 el muralista mexicano David Siqueiros, representante de una vanguardia artística muy comprometida con las causas sociales, viajó a la Argentina para dictar tres
conferencias sobre la pintura en tiempos de la revolución mexicana. Siqueiros había llegado invitado por la escritora argentina Victoria Ocampo y la Sociedad de Amigos del Arte
de Buenos Aires. Se proponía realizar un gran mural en una zona popular como los silos de la Boca, pero la vanguardia intelectual vernácula no soportó el extremismo agitador del pintor, militante enfervecido del PC y solamente pudo concretar la primera de las conferencias programadas.
En esa situación comprometida, tildado de enemigo público por los sectores más onservadores, Siqueiros conoció al polémico Natalio Botana, el excéntrico millonario dueño de Crítica, el diario más influyente de la época y terminó aceptando su inesperada propuesta de pintar un mural en el sótano de una residencia de su propiedad, una lujosa casona de 1.300 metros cuadrados.
El exquisito documental "Los próximos pasados" (2006), de la realizadora Lorena Muñoz, investigaba el destino corrido por este mural de Siqueiros, posteriormente fraccionado y
encerrado en un contenedor durante años de litigios judiciales. Aquel trabajo sacaba a la luz la ominosa situación en que había devenido aquella gloriosa pintura luego trozada y mpaquetada en contenedores.
Este film de Olivera completa magníficamente desde la ficción todo lo que no podía ser dicho desde el registro documental. El relato parte de las complejas relaciones entre los personajes protagónicos de la historia (el famoso pintor mexicano Alvaro Siqueiros, su mujer Blanca Luz Brum, Natalio Botana, director del periódico más poderoso de su época– y su entorno familiar-laboral) y desde allí se proyecta hacia la reconstrucción crítica de una época muy polémica y
contradictoria, donde coexistían marchas fascistas y manifestaciones obreras con banderas anarquistas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Adela Hache
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10 de octubre de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El veterano director argentino Héctor Olivera (“La noche de los lápices”, 1986) vuelve ponerse detrás de la cámara para mostrarnos, si bien una historia ubicada en los años treintas, con un ritmo pausado para la poesía, la pintura, el sexo y las pasiones que abarcan los personajes involucrados en sus propios intereses y emociones; un film que en su intertexto también nos habla del cuarto poder, en una época donde convivían marchas fascistas y manifestaciones obreras con banderas revolucionarias.

Asimismo, la historia relata los desiguales acontecimientos que llevaron al pintor y muralista mexicano David Alfaro Siqueiros (Bruno Bichir) a realizar un famoso mural. En medio de esta circunstancia, personajes como la escritora y anarquista Salvadora Medina (Ana Celentano), el magnate Natalio Montoya (Luís Machín), Blanca Luz Blum (Carla Peterson), la esposa de Siquerios y Pablo Neruda (Sergio Boris), no exploran si no que juzgan y prejuzgan una época y circunstancias sin desahogo alguno. Al menos el realizador argentino trata de subrayar con algunas metonimias algo precipitadas, lo antes enunciado en muchas escenas de una película fundamentalmente buena.

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)
gonzalo restrepo sanchez
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13 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama histórico basado en hechos reales en los 30' donde el pintor mexicano David Siqueiros fue invitado a la Argentina para brindar sus conocimientos artísticos de vanguardia.
Su propósito, además, era pintar un mural gigantesco en la Boca, pero sus ideas revolucionarias extremistas consiguieron el rechazo de las más altas esferas conservadoras.

Consiguió a cambio pintar el mural dentro de una de las residencia más destacadas de la época, propiedad del director de Crítica, el diario más influyente de la época.

Sus idas y vueltas con los sectores conservadores, su militancia solapada y su revolución latente representada a través de los trazos de nombrado mural, lo mantuvieron en constante litigio.

Los cruces, las infidelidades y lo más truculento de la clase alta argentina se representan a través de este film de manera realista y formal.

Interesante film que, sobrio y cumplidor, no logra deslumbrar pero representa de forma realista una época oscura de nuestra cultura.
Serginhio
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19 de febrero de 2014
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Olivera reconstruye la estancia del pintor mejicano Sigueiros en Argentina en los años 30, mientras trabajaba para el poderoso editor Natalio Botona. Viene para pintar una gran obra social revolucionaria y se va habiendo pintado un mural en una habitación de un millonario.
Hay un contraste de la obra del pintor con las pasiones a su alrededor que acaban en tragedia. Se deja ver.
floro
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23 de junio de 2021
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Que dificultad tiene el cine argentino cuando quiere hacer películas de época, sobre todo cuando se trata de nombres propios, de personajes públicos.
Qué reconstrucciones tan artificiosas.
'Felicitas', las películas sobre Perón y Evita como 'Puerta de Hierro', 'Eva no duerme', 'Juan y Eva', 'Ay Juancito'; y también 'Operación Fangio', 'Diarios de Motocicleta', 'Flop', 'Tesis sobre un homicidio', y una lista larga...
Pareciera que los directores y productores se complacieran en conseguir un auto antiguo, una casa vieja, un paisaje urbano similar a la época retratada, adornado con algún cartel o inscripción de esos días y mal hecho, y listo.
El resto son actores mal dirigidos, con guiones sobreactuados y declamatorios. En esta película representan a los famosos (Botana, Siqueiros, Justo, Victoria Ocampo, Neruda) con la delicadeza de la caricatura de un aprendiz...
Los personajes hablan como los actores en este momento, con giros y gestos contemporáneos.
Por ejemplo, Carla Peterson suena a sí misma, porteña siglo XXI, o peor, al personaje que hizo en 'Los Exitosos Pells', y no a la uruguaya esposa del muralista de la década del 30.
El muralista se la pasa dando largos discursos y frases célebres en cualquier conversación trivial. Ocurre igual con Luis Machín, que en su Botana, que no es otro que la voz y expresiones ya conocidas de Machín actuando, cada línea del guion es una frase de antología, un proverbio digno de almanaque. Y ni siquiera se le acerca físicamente, el pysique du role faltó sin previo aviso ...
Todo es forzado, solemne, falsamente ceremonioso... en una palabra, actuado. Y actuado mal, como teatro vocacional.
No logran comprender ni la época ni la psicología de los personajes retratados.
Y además cometen anacronismos gigantescos y garrafales, que evidencian una nula investigación histórica. Esos errores los disfrazan de 'adaptación histórica', pero en cuanto se puede, se dan precisiones de fechas, nombres, hechos, lugares... Vieja trampa.
Más bien parece una gran caricatura satírica donde el director y el guionista dan su mirada, a veces crítica, o compasiva, simpática, o cómplice, con cada uno de los personajes y situaciones.
Caen con facilidad en esa manía de aleccionar al espectador con una férrea visión didáctica aprobatoria o condenatoria de la historia y de sus protagonistas.
El público cinéfilo argentino lo sabe. Cada vez que aparece un film retratando la vida de un famoso de pasadas décadas, frunce el ceño. Sabe que los actores van a aprovechar la tajada para hacer personajes histriónicos y exagerados. Y que los directores van a avalar esos registros, adornándolos con escenas poco verosímiles o 'fuertes'.
Y esos registros muchas veces se llevan premios cinematográficos en las entregas anuales locales...
El cine argentino se olvidó como se recrean épocas pasadas. Pensar que en los años 40 o 50 sabían como hacerlo...
marcospeliculas
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