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Flandres

Drama. Bélico Ambientada en la actualidad, narra la historia de un grupo de jóvenes soldados que abandonan su pueblo en el norte de Francia para ir al frente a luchar en una guerra lejana. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
9 de diciembre de 2007
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabe Dios si tendremos la suerte de ver estrenada en pantallas españolas algún día este film de Bruno Dumont, verdaderamente conciso, diferente, impactante. "Flandres" pasa como un suspiro, a ritmo lento y preciso sobre la naturaleza humana con frialdad y sólo en el último momento, los últimos segundos se rompe la barrera de la incomunicación constante para dar un alarido emocional post-destructivo. "Flandres" es un retrato cinematográfico del horror de la guerra, sin dobleces, sin ningún acercamiento al entretenimiento de un film de acción, la guerra sabe a arena, a rostro inexpresivo, descompuesto, incrédulo, a violencia seca.
De la vida en la granja a la supervivencia en el desierto y el retorno a la granja, las fases de la destrucción de un alma que comete el crímen de regresar del infierno para terminar despertando al amor, o a la necesidad del amor. Dumont trae un cine de altura para cinéfilos ávidos de plasmaciones abiertas a la reflexión. No hay vida tras el infierno.
Vargtimmen
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15 de julio de 2008
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dumont, como los Dardenne y tantos otros, transitan lo que hace décadas se dio en llamar el "distanciamiento brechtiano". El problema es que no todo el mundo está capacitado para saltar sin red.

Lograr que unos personajes y unas situaciones, descritos desde la radical ausencia de calor y sentimientos, desde los silencios gélidos y la gestualidad automatizada, lograr que esos personajes y esas situaciones lleguen a emocionarnos, consigan transmitirnos vida, es algo reservado a muy pocos. Losey, en "El mensajero", por ejemplo, ofrece un magnífico ejercicio de trapecio sin red. De distanciamiento envolvente y conmovedor.

El problema surge cuando los silencios, la cámara aferrada a los tiempos muertos, la frialdad como esencia, lo intrascendente que se estira, el problema surge cuando, decíamos, esa galería de recursos deja de ser un medio para convertirse en fin.

Y eso le sucede a Dumont. Al final del áspero metraje, ¿qué hay de nuevo?. Nada. A poco que utilicemos el "distanciamiento brechtiano", un ejercicio de estilo, tan pretencioso como poco original, para envolver tópicos mil veces ya vistos.
Capitán Trueno
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29 de enero de 2007
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El universo Dumont y el de Verhoeven parecen que están más cerca de lo que podría imaginarse. “Flandres” podría ser un acercamiento a las aventuras espaciales de unos niñatos pijos argentinos condenados a una muerte segura o un libre remake de “El cazador”. Aunque Dumont es Dumont y aquí nuevamente ofrece una sobredosis del cine al que nos tiene acostumbrado y permanece inédito en salas españolas: secuencias largas, silencios, fornicación pasional (está vez con eyaculación precoz) y una historia construida desde sus personajes buscando la empatía del espectador.

Las armas visuales de Dumont son tan odiables como sugerentes pero hay aspectos interesantes en la propuesta: el de cómo un ser aparentemente bondadoso se convierte en un Rambo violador cuando va a la guerra, de la asimilación de ese “conflicto” indeterminado y atemporal con uno actual por parte del espectador, el de Oriente Medio, y de las crueldades de cualquier guerra y la desesperación (esta vez en forma de locura) de los que se quedan en casa.

Aunque me deja algo frío, Dumont esta vez sugiere y acierta con sus planteamientos tal y como indican sus pretensiones en forma de frase no póstuma: “Con mis películas busco crear tensión con una historia sencilla, hostilidad entre dos o tres personajes, un lugar, un paisaje... para provocar al espectador, para que piense, para que reaccione.”

Espero que el director francés lleve a cabo su proyecto junto a Tom Cruise y Brat Pitt y deje un poco ya a esos actores no profesionales. Su respuesta es muy convincente cuando le preguntan por el tema: “Lo importante de las estrellas no es el actor sino su relación con el público.”
Y como esta crítica parece más un recopilatorio de entrevistas (a modo de investigación) junto mis opiniones me despido con Carlos Boyero, que también reaccionó con los planteamientos de Dumont y acertó en sus predicciones. Les dejo esa nueva joya de la literatura en el spoiler por resumir en sus breves líneas 90 minutos:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maldito Bastardo
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4 de abril de 2008
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bruno Dumont pone en marcha una delicada realización, tanto en su forma como en su fondo. A través de una serie de planos pausados, sin prisa, nos va conduciendo por un espacio indeterminadamente reciente hasta una románticamente fría relación entre una pareja de vecinos que sobrevive en la rutinaria vida diaria en la campiña francesa, tan inabarcable y aburrida como el rostro del protagonista. Esta anodina vida se verá alterada el día en que él sea llamado a filas, destinado a una batalla de la que nadie habla, intercambiando la cruda realidad cotidiana por el infierno de la guerra. Su aterradoramente humana experiencia allí será lo único que le permita aclarar sus alelados sentimientos.

Flandres es una historia de personajes, personajes que se hablan con la mirada (cuando lo que en realidad buscaban era, quizá, un no siempre sencillo “te quiero”), personajes que practican el sexo con la indiferencia absoluta de los animales, de unos personajes que sólo a través del sufrimiento y la ausencia confirmarán la imperiosa necesidad de poseerse, la necesidad de amor, porque, en el fondo, desde el momento en que el relato se divide con la marcha de él, son dos las historias de entereza las que se nos ofrecen: la sumisión atemorizada frente a la crueldad de la guerra de él y a la (a veces abusiva) crueldad de los que forman parte del entorno en la confusa vida de ella.

En definitiva, y como decía al comienzo, delicada realización de Bruno Dumont (experto en mostrar el drama humano), al menos tanto como su protagonista, maravillosamente interpretada por Adélaïde Leroux (inolvidable en éste su primer papel).

Precaución para vosotros, los fácilmente sensibles, hay algunas escenas que pueden dar cosica.

FIN.
John Doe
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8 de mayo de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que las escenas de la guerra (de todas esas guerras) son enormemente impactantes, el resto, es decir, sus historias de amor, son incongruentes. Bruno Dumont quiere meter cine de autor entre las rejas del cine bélico; y le sale una película irregular, con diálogos tontos y cuya historia pierde fuerza por culpa de querer meter muchas cosas en poco sitio. No entiendo qué hacen esos dos protagonistas masculinos en esa historia "a tres bandas", dándoles igual todo lo que ocurre a su alrededor.
enyel
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