Mario

Algunas cuestiones como la libertad para gestionar la identidad sexual, no parecen haber avanzado tanto como pretenden hacernos creer, incluso en sociedades como la Suiza, donde tendrían que haberse superado hace décadas.

La película afronta el tema, desde una perspectiva madura, acometiendo todas las posibilidades y reacciones, algunas de las cuales cuestionables, aunque no por ello menos reales.

Magníficamente interpretada, con un guión vigoroso, presenta perfiles bien marcados, para conducirnos hacia un final poco previsible pero profundamente auténtico y creíble.

Los elementos que se manejan no son nuevos, pero el interés extra radica en que aquí se trata de fútbol, ese coto cerrado donde parece no existir la homosexualidad y a cualquiera sobre el que pueda haber la sospecha de ser gay se le premia con cánticos e insultos por parte de las aficiones y rivales en el campo de juego.

En Mario están presentes el miedo y la hostilidad del entorno, unidos a la hipocresía y los intereses para lograr encauzar la vida de dos jóvenes que se han enamorado y, dada su proyección, conseguir que su relación no trascienda. Con un admirable uso de la elipsis, ese maravilloso elemento narrativo tan poco utilizado en estos tiempos, el desarrollo es sobrio y directo apoyado en unas sólidas actuaciones, y dándonos algún momento de altura como es el caso de la sesión de fotos y la actitud de la madre o la inteligente exposición del progresivo éxito en lo profesional contrapuesto con el deterioro en lo personal.

Película con un muy buen argumento y sobre todo una historia de amor homosexual en un ámbito al que no estas acostumbrados, pero que existe y esta ahí, pero sepultado y oculto por los representantes de muchos jugadores y llevado al mas alto grado de mutismo e hipocresía informativa para sus clubes y la hinchada propia de cada equipo.

Un guion bien estructurado con los tiempos bien marcados y unas actuaciones buenas, por parte de sus dos protagonistas y algún actor de reparto.

El eje central de la película se basa en un amor, lleno de tabúes, miedos y hostilidad en el entorno de los dos protagonistas, llevado al mas alto nivel de hipocresía e intereses comunes y particulares de las partes. Algo a lo cual actualmente no estamos acostumbrados, por las numerosas estrellas del futbol, la cantidad de dinero que mueve, el prestigio de los jugadores y sobre todo el dinero que esta en juego de los patrocinadores que al fin y al cabo, son lo que "subvencionan" al equipo, por no decir, que en el mismo campo de futbol, se premia con cánticos e insultos por parte de la afición y de los mismos rivales, ya sea del tema homofobia, racismo o sexismo.

En este ámbito y sobre todo en este mundillo del deporte, la homosexualidad esta super atrasada y no logramos avanzar, aquí nos queda un buen trabajo por hacer, visibilizar un colectivo y sobre todo, dejar y entender que cada persona es libre de amar, sentir y estar con quien quiera. Es su vida privada y en eso nosotros como consumidores, fans o seguidores de algo o alguien no, nos debe importar.

Después de esta pequeña reflexión he de decir, que la película cumple con las expectativas, tiene un buen desarrollo, es muy inteligente y sutil con el tema abordado.

Recomendable!

La película me pareció muy buena. La verdad que no conozco mucho el mundo del fútbol así que por ahí algunas aristas de la historia se me escaparon, pero la historia me pareció muy bien llevada y la duración del metraje permite que el conflicto se desarrolle de manera lenta y verosímil, sin caer es giros o escenas forzadas. Las actuaciones muy buenas y los dos actores principales muy guapos. Superó ampliamente mis expectativas. Muy disfrutable, lastima que en la traducción del alemán al español se pierde bastante.

Una notable película con un magnífico guion, que la hace muy profesional y madura, no siendo el típico filme que cae en los tópicos del género.

Se narra una excelente historia, auténtica (exceptuando alguna situación [a mi modo de ver] algo forzada), con dos actores cuyas interpretaciones son brillantes, llevando a sus personajes a un buen feeling. Por un lado, Max Hubacher como Mario y, por otro, Aaron Altaras como Leon, a quien es un placer volver a ver en una película una década después de protagonizar el telefilm "Marcados por el Tercer Reich". Y, de igual modo, el buen hacer del resto del elenco en sus respectivos papeles.

Se trata de una película perfectamente equilibrada, con un medido metraje, y que te hace permanecer ante ella sin querer que aún termine. Por último, al contrario de lo que he podido leer en algunos artículos, en mi caso, para nada predecible.