La tumba de las luciérnagasAnimación
41.965
Animación. Drama. Bélico
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Seita y Setsuko son hijos de un oficial de la marina japonesa que viven en Kobe. Un día, durante un bombardeo, no consiguen llegar a tiempo al búnker donde su madre los espera. Cuando después buscan a su madre, la encuentran malherida en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de urgencia. (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2007
773 de 861 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi lucha no tiene que ver con mi país o mis vecinos. Nada que ver con filias ni fobias, con pactos ni alianzas interesadas en extender fronteras. Mi lucha no es por odio o por honor, no es por venganza.
Mi lucha consiste en procurarle a mi hermana una vida normal, una infancia. Que coma algo, que sueñe y ría… Esas cosas. Que vea luciérnagas ahora que los hombres han destruido las estrellas.
No se ha librado, que yo sepa, guerra más devastadora que la mía.
Mi lucha consiste en procurarle a mi hermana una vida normal, una infancia. Que coma algo, que sueñe y ría… Esas cosas. Que vea luciérnagas ahora que los hombres han destruido las estrellas.
No se ha librado, que yo sepa, guerra más devastadora que la mía.
2 de junio de 2006
454 de 495 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me dejaron ésta película y me dijeron que era un manga, pensé en un producto de acción similar a Ghost In The Shell, pero cuando me fui dando cuenta, a medida que la veía, de que era un drama, me decepcionó un poco. Pero, evidentemente, sólo fue al principio...
Hacía mucho tiempo, cuando me la dejaron y la pude ver, que no me llevaba un impacto tan enorme, tan sublime. No me hace falta ver Platoon para odiar las guerras, con ésta película, sin ni un sólo tiro y casi ninguna secuencia de acción, yo lo hago. Es imposible, salvo que alguna persona sea un iceberg o algo parecido, que quien la vea no se sienta inundado por la náusea más baja, más deplorable, más agotadora y más negra. Película tortuosa, dura, a la que le gusta jugar con los sentimientos de los espectadores y hacerlos llorar; creo que es imposible no hacerlo con ése final tan descarnado, tan obviamente trágico.
Uno se da cuenta, poco a poco, del constante deterioro que sufren los dos hermanos - inolvidable Setsuko - a causa de la guerra; y cómo unos caducos y absurdos principios japoneses, y mundiales, como son el orgullo y el honor, hacen derrumbarse toda posibilidad de esperanza. Película demoledora, sin concesiones, emotiva y seria. Una visión inteligente y no tan convencional del terror, de la lucha por la supervivencia y del egoísmo, y de sus causas y sus consecuencias. Da donde más duele, en pleno corazón. No deja indiferente a nada ni a nadie. Desbordante de sentimientos y dulce a la vez, con una música deliberadamente melodramática, compuesta para acentúar y manipular. Pero no le quito mérito. Es una auténtica obra maestra indispensable. Te hará reír (no mucho), te hará sufrir, pero no será en vano.
Por último, os pido a quienes lean mí crítica, que nada nuevo dice, y le entren ganas de verla, que por favor la veáis en japonés.
Hacía mucho tiempo, cuando me la dejaron y la pude ver, que no me llevaba un impacto tan enorme, tan sublime. No me hace falta ver Platoon para odiar las guerras, con ésta película, sin ni un sólo tiro y casi ninguna secuencia de acción, yo lo hago. Es imposible, salvo que alguna persona sea un iceberg o algo parecido, que quien la vea no se sienta inundado por la náusea más baja, más deplorable, más agotadora y más negra. Película tortuosa, dura, a la que le gusta jugar con los sentimientos de los espectadores y hacerlos llorar; creo que es imposible no hacerlo con ése final tan descarnado, tan obviamente trágico.
Uno se da cuenta, poco a poco, del constante deterioro que sufren los dos hermanos - inolvidable Setsuko - a causa de la guerra; y cómo unos caducos y absurdos principios japoneses, y mundiales, como son el orgullo y el honor, hacen derrumbarse toda posibilidad de esperanza. Película demoledora, sin concesiones, emotiva y seria. Una visión inteligente y no tan convencional del terror, de la lucha por la supervivencia y del egoísmo, y de sus causas y sus consecuencias. Da donde más duele, en pleno corazón. No deja indiferente a nada ni a nadie. Desbordante de sentimientos y dulce a la vez, con una música deliberadamente melodramática, compuesta para acentúar y manipular. Pero no le quito mérito. Es una auténtica obra maestra indispensable. Te hará reír (no mucho), te hará sufrir, pero no será en vano.
Por último, os pido a quienes lean mí crítica, que nada nuevo dice, y le entren ganas de verla, que por favor la veáis en japonés.
13 de julio de 2007
221 de 248 usuarios han encontrado esta crítica útil
90 minutos de los que calan. De los que entran para quedarse dentro. Despierta sonrisas, despierta ternura pero sobretodo genera un sentimiento antibelicista brutal y lo consigue sin grandes escenas, sin batallas, sin soldados muertos. Solamente con los ojitos de Setsuko mirando alrededor sin entender nada basta para que el espectador lo entienda todo, lo sienta todo.
Lo terrible se vuelve superlativo cuando las víctimas son niños, y cuando está tan bien contado me desarma. Me deja clavada ante la pantalla en negro sin poder reaccionar. Sin saber qué hacer. Sin saber cómo quitarme el mal cuerpo ni cómo deshacer el nudo en la garganta.
Hago mía la frase que le dedicó Boyero a "Los puentes de Madison" porque me viene que ni pintada: Tuve que agarrarme fuerte a la butaca para no naufragar en mis propias lágrimas.
Así que ya sabes, antes de verla hazte con un chaleco, boyas, flotadores o manguitos porque si has de naufragar… será con ésta. Maravillosa.
Lo terrible se vuelve superlativo cuando las víctimas son niños, y cuando está tan bien contado me desarma. Me deja clavada ante la pantalla en negro sin poder reaccionar. Sin saber qué hacer. Sin saber cómo quitarme el mal cuerpo ni cómo deshacer el nudo en la garganta.
Hago mía la frase que le dedicó Boyero a "Los puentes de Madison" porque me viene que ni pintada: Tuve que agarrarme fuerte a la butaca para no naufragar en mis propias lágrimas.
Así que ya sabes, antes de verla hazte con un chaleco, boyas, flotadores o manguitos porque si has de naufragar… será con ésta. Maravillosa.
9 de julio de 2005
197 de 223 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos ante nuestros ojos otra maravilla del estudio Ghibli (y van...) con dos peculiaridades.
Primera, no dirige Miyazaki.
Segunda y más importante. No es una película de animación convencional.
Siempre digo que es la película de animación más triste que jamás se ha hecho. De hecho una vez oí a un conocido mío decir “No sé por qué hacen estas películas de dibujos tan tristes”. Ahí está el kit de la cuestión. Walt Disney (tío Walt para los amigos) consiguió dignificar (más o menos) la animación pero también la hizo caer en una trampa: cine de animación era necesariamente cine para niños. Los japonenes nunca lo tuvieron tan claro y cuando llegaron los “dibujos japoneses” muchos se llevaron las manos a la cabeza alarmados por su constante “violencia gratuita”. Ni es constante ni es gratuita, lo que pasa es que ellos saben que esos dibujos no iban dirigidos a niños. He aquí el otro kit de la cuestión: no sólo no asocian cine de animación con niños sino que tienen claro los adultos pueden disfrutar del cine de animación, con lo cual puede tener sexo, violencia, metafísica... todo lo que tienen las películas “normales”.
En este panorama nació hace ya años La tumba de las luciérnagas, una película de dibujos animados de ninguna forma dirigida a niños, pero no por su violencia o sexo explícita (que no se encuentra en las producciones de Ghibli) sino por su extrema dureza. Películas como esta demuestran que “las películas de dibujos” no tienen por qué ser infantiles, que se pueden hacer grandes películas usando los mismos temas que el cine “normal” pero sobre todo, demuestran que la animación no es un género en sí mismo, en animación se puede hacer ciencia-ficción, fantasía, comedia... y efectivamente, drama, como este ejemplo. A ver si pronto y, de una vez por todas, se destruyen estas dos convenciones, animación es cine para niños y animación como género cinematográfico, y sea considerada simplemente como una forma más de expresión cinematográfica. Quizá sea un sueño, incluso ahora que ya hay una nominación a la mejor película de animación (aunque puede ser también un paso atrás, ¿por qué una película de animación no puede obtener el Oscar a la mejor película?), pues para muchos puristas del cine la animación es un “género menor”. Son los mismos que decían que con la llegada del cine sonoro no se podían hacer buenas películas, igual pasó con el color y está pasando lo mismo con la imagen generada por ordenador.
Yo estoy seguro de que si esta película se hubiera realizado de forma “convencional” le habrían llovido los premios y aún muchas mejores críticas. Creo que sólo queda resignarnos y acogernos a “pues ellos se lo pierden”.
Lo mejor: la dureza que impregna toda la película (por otro lado llena de dulzura).
Lo peor: que con títulos como esto la animación siga siendo considerada "genero" "y "menor" e "infantil"
Primera, no dirige Miyazaki.
Segunda y más importante. No es una película de animación convencional.
Siempre digo que es la película de animación más triste que jamás se ha hecho. De hecho una vez oí a un conocido mío decir “No sé por qué hacen estas películas de dibujos tan tristes”. Ahí está el kit de la cuestión. Walt Disney (tío Walt para los amigos) consiguió dignificar (más o menos) la animación pero también la hizo caer en una trampa: cine de animación era necesariamente cine para niños. Los japonenes nunca lo tuvieron tan claro y cuando llegaron los “dibujos japoneses” muchos se llevaron las manos a la cabeza alarmados por su constante “violencia gratuita”. Ni es constante ni es gratuita, lo que pasa es que ellos saben que esos dibujos no iban dirigidos a niños. He aquí el otro kit de la cuestión: no sólo no asocian cine de animación con niños sino que tienen claro los adultos pueden disfrutar del cine de animación, con lo cual puede tener sexo, violencia, metafísica... todo lo que tienen las películas “normales”.
En este panorama nació hace ya años La tumba de las luciérnagas, una película de dibujos animados de ninguna forma dirigida a niños, pero no por su violencia o sexo explícita (que no se encuentra en las producciones de Ghibli) sino por su extrema dureza. Películas como esta demuestran que “las películas de dibujos” no tienen por qué ser infantiles, que se pueden hacer grandes películas usando los mismos temas que el cine “normal” pero sobre todo, demuestran que la animación no es un género en sí mismo, en animación se puede hacer ciencia-ficción, fantasía, comedia... y efectivamente, drama, como este ejemplo. A ver si pronto y, de una vez por todas, se destruyen estas dos convenciones, animación es cine para niños y animación como género cinematográfico, y sea considerada simplemente como una forma más de expresión cinematográfica. Quizá sea un sueño, incluso ahora que ya hay una nominación a la mejor película de animación (aunque puede ser también un paso atrás, ¿por qué una película de animación no puede obtener el Oscar a la mejor película?), pues para muchos puristas del cine la animación es un “género menor”. Son los mismos que decían que con la llegada del cine sonoro no se podían hacer buenas películas, igual pasó con el color y está pasando lo mismo con la imagen generada por ordenador.
Yo estoy seguro de que si esta película se hubiera realizado de forma “convencional” le habrían llovido los premios y aún muchas mejores críticas. Creo que sólo queda resignarnos y acogernos a “pues ellos se lo pierden”.
Lo mejor: la dureza que impregna toda la película (por otro lado llena de dulzura).
Lo peor: que con títulos como esto la animación siga siendo considerada "genero" "y "menor" e "infantil"
1 de noviembre de 2006
125 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es lo que más respira esta joya de la animación japonesa. No deja ni siquiera un respiro para disfrutar de momentos simpáticos o amables, cuando parece que la situación de los hermanos mejora vuelve de nuevo el bajón, es una constante de sube y baja de emociones. Película triste donde las halla, te deja una sensación de impotencia respecto a la guerra, culpable de la desesperación de los personajes. Es sin duda la mejor película de Isao Takahata (director de Heidi y Marco) que consigue llegar a la cumbre de la animación y sin duda del cine. Obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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