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Disintegration Loop 1.1

7,4
34
Documental Film rodado por Basinski en la azotea de su apartamento en Williamsburg Brooklyn mientras las Torres Gemelas se quemaban en la distancia, acompañado por la Parte 1.1 de su cuarto album de estudio, "The Disintegration Loops". Una bella y trágica elegía dedicada a aquellos que fallecieron en las atrocidades del 11 de Septiembre de 2001.
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
29 de marzo de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al margen de las infinitas teorías conspiranóicas que lleva asociadas el suceso en sí,lo único claro que se puede decir sobre lo del 11 de Septiembre del 2001 es que justo hasta el día anterior había dos mamotretos alzándose casi medio kilómetro en perpendicular al suelo de Nueva York pero ya el 12 no. El suceso que más ha marcado a la sociedad occidental en este siglo XXI (por mucho que cualquiera trate de abstraerse de ello sus consecuencias le afectan en todo ámbito, especialmente en el que atañe a la vigilancia y a la tutela de sus libertades) creó desde la realidad una serie de imágenes que la ficción difícilmente podrá llegar a igualar. A las ya escarificadas en la memoria de todo aquel que lo viera de las herrumbres del World Trade Center envueltas en una inmensa humareda se le añaden las terroríficas fotografías de gente tirándose desde las ventanas, como aquella archiconocida The Man Falling. Algo así, obviamente, da lugar a infinidad de obras en cualquier ámbito artístico; en el medio cinematográficoha dado a toda una subcategoría llamada 09/11 films de la que, irónicamente, sólo
cabe salvar una serie, Equipo De Rescate. Su gran valía residía en que en pleno 2004 -y siendo norteamericana- se atrevía a romper el paradigma cuasi tabú de discrepar sobre la nueva categoría adquirida por los bomberos neoyorquinos. Una categoría que les consideraba héroes sólo por el simple hecho de ser bomberos en Nueva York, rollo la simplificación esa de que alguien tiene razón no por demostrar tenerla a la luz de las argumentaciones y pruebas que esgrima sino por ser víctima de algo. En esa maravilla el protagonista fue un héroe la tarde-noche del once ese, sí, pero el resto de días posteriores a la fecha señalada sigue siendo humano. Y como humano que es se divorcia, desatiende a sus chavales, bebe lo que no está escrito y no tiene reparos
en aprovechar que compañeros suyos doblaron el gorro durante el desempeño de su profesión en tan señalado día para romperle el culo a sus viudas una detrás de otra.

En otras artes dio para bastante más lo del World Trade Center. Karlheinz Stockhausen, famoso por concebir vanguardias tronadas nivel el Helikopter-Streichquartett, abrió la veda declarando que el atentado fue ”la mayor expresión artística jamás realizada”, suerte de circunloquio arty al ”tras las torres gemelas ya no ha habido nada”
de Ciclos Iturgaiz. Razón no le faltaba, si bien ha de reconocer que no anduvo fino a la hora de calibrar la variable tiempo al soltar aquello, pues ni cuatro meses habían transcurrido aún y ya se sabe que con la distancia y lo otro aún fresco lo de que la gente se lo tomase a broma imposible. Aquí en España una conocida presentadora de
Tele 5 también aportó la inevitable cuota de futurismo comparando el impacto del avión contra las torres con la caída de un helicóptero en la Puerta De Alcalá, para ella ambas cosas tenían el mismo potencial icónico e idéntica cantidad de oficinas lquiladas en su interior. Chris Korda, el fundador de La Iglesia De La Eutanasia, realizó un videoclip para I Like To Watch en el que fundía y superponía retransmisiones deportivas con la retransmisión del once ese e insertos pornográficos propios y ajenos para terminar eyaculando y limpiándose con la bandera estadounidense. Una obra transgresora de verdad y a la vez clara inspiración para el mejor análisis sobre el
suceso que se haya hecho jamás, esas conclusiones que sacaron Alma-X y que siempre es bueno tener presentes: ”miles de puesto de trabajo tras este suceso vinieron abajo, así que donde mejor estaban era durmiendo en la cama”.

Empero, nada de lo anterior puede competir con Disintegration Loop 1.1. La única filmación de alguien que en realidad poco tiene que ver con el cine, y algo a priori de lo que se debería huir, pues guarda más parecido con un remake de Empire de Andy Warhol que con cualquier otra obra, solo que durando la octava parte que el ladrillazo
del albino popi. William Basinski llevaba algún tiempo pasando antiguas grabaciones de loops registradas en formato magnético a digital. Eran piezas con casi dos décadas a sus espaldas -que bebían tanto de los experimentos de White Noise para su An Electric Storm, deudores de Raymond Scott, como de los paisajes ambientales de Brian Eno y La Monte Young- resultantes de experimentar con pletinas para obtener
repeticiones de corte pastoral con efectos de eco. Lo mismo ni se acordaba de que por allí andaban, o igual llevaba rumiando la idea meses; sea como fuere un día comenzó a reproducir con infinita paciencia las cintas para salvarlas en formato digital, y sucedió algo inesperado: conforme sonaban los bucles William se fue percatando de una pérdida cada vez más acusada –si bien casi imperceptible al escuchar pequeños fragmentos- en la calidad de sonido como consecuencia de la desintegración de los productos férricos de las cintas magnéticas. Acusada al comparar principio y fin de cada pieza o escucharla del tirón, irrelevante de cualquier otra forma. Atribuyó esta erosión sobre la calidad de audio a los efectos de una exposición prolongada al tiempo, con todo lo que ello supone, y decidió dejar que continuaran los procesos de trasvase de formato hasta que las cintas magnéticas se cuajaran sobre si mismas sin emitir sonido alguno, como el celuloide quemado de Two-Lane Blacktop (Monte Hellman, 1971).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
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