Industrial Accident: The Story of Wax Trax! Records

Pero como en tantas historias de triunfo casi involuntario, Wax Trax terminó muriendo de éxito. La idiosincrasia del sello, basada en la confianza entre productor y artista, fue rápidamente quebrantada (o "violada" como bien dice el cantante escocés Chris Connelly en el documental) en el momento en que el catálogo de Wax Trax pasó de ser música "alternativa" a convertirse en parte del mainstream. Los acuerdos sellados con un apretón de manos con los dueños de Wax Trax dejaron de tener validez en el momento en que las grandes compañías discográficas olieron sangre y se lanzaron de cabeza a fichar a todo lo que sonase a Nine Inch Nails. Wax Trax no tenía ni la infrastructura ni la filosofía mercantil para competir en esa guerra, y su fulgor como sello discográfico se apagó rápidamente hasta que fue absorbido por otro mayor como TVT. Pero ya nada fue lo mismo.

Industrial Accident es un bombón para cualquier fan del rock industrial. Los principales protagonistas de la escena (miembros de Ministry, sus proyectos paralelos, Front 242, Frontline Assembly; KMFDM, Tret Reznor, My Life With TheThrill Kill Kult...), así como antiguos trabajadores y colaboradores de la tienda participan en la película ofreciendo testimonios muy jugosos sobre una época difícilmente repetible a nivel creativo y social. Pero más allá de la biografía de esta productora con un merecido lugar en la Historia del rock alternativo, Industrial Accident nos cuenta otra historia no menos interesante y emocionante: la de la relación de amor entre Jim Nash y Dannie Flesher, así como la de todos aquellos que les conocieron y convivieron con ellos, empezando por la ex-mujer de Nash, quien habla sobre su ex-marido (un matrimonio aparentemente feliz y con dos niños hasta que Nash rompió para irse con Flesher), con un respeto y cariño conmovedores, similar al que muestran tantos otros testimonios por ambos personajes. Sin duda Wax Trax fue un reflejo de su personalidad.

Como punto final me gustaría apuntar que, pese al buen rollo que genera la película, la ausencia de Al Jourgensen, músico, personaje, genio y pieza fundamental para entender el éxito de Wax Trax y del rock industrial a finales de los 80, en la fiesta homenaje al sello en su 33 aniversario donde participaron algunas de las figuras claves de la escena (Paul Barker y Chris Connelly, Luck Van Acker, Richard 23...) no deja de ser dolorosa y es una muestra palpable de las rencillas entre Jourgensen y sus ex-compañeros de correrías Barker y Connelly, sobre quienes se explaya a gusto en su autobiografía "The lost gospels", que recomiendo fervientemente para todo el que disfrute con este documental.