Ángeles

Que le vamos a hacer. Soy un enamorado de las películas deportivas, y pese a lo predecible que esta resulta tiene detalles que me hacen sonreir. Es emotivo el último partido, el final, con la fiera de Quisi (no sé cómo se escribe) esperando para reventar la bola lanzada por el lanzador lesionado.

Por mucho que se diga, es una película familiar recomendable.

Datos curiosos: Vemos a Joseph Gordon-Levitt de joven, en unos años dará que hablar porque es un actorazo.

Navegando por FilmAffinity he encontrado esta película de la que guardo muy buen recuerdo de cuando era más joven, o mejor dicho, de cuando era "más niño".

Acabo de re-visionarla ahora, más de 10 años después, y me he dado cuenta de que es una película concebida para los niños, para ver en familia un típico domingo por la tarde después de la paella.

Por eso me Tele-transporto a finales de los 90, porque es una película para niños y hay que votarla como tal, y por aquel entonces esta película me gustó bastante. Por eso le pongo un 8.

Si la votara "en la actualidad", a día de hoy, le daría una nota bastante más baja, pero no sería justo. Sería como traicionar al niño que llevo dentro y que un día fui, como traicionarme a mi mismo.

¿Por qué se menosprecia el cine infantil y familiar?
Su labor es tan necesaria como la de las películas más prestigiosas e incluso más.
Ya no se hace cine familiar prácticamente. El cine se ha vuelto muy infantil o muy fantasioso. Pero estas películas amables y sin pretensiones resultan mucho más humanas y entrañables.
Reivindiquemos este cine para todos los públicos.

Observar a Joseph Gordon-Levitt de niño después de sus más recientes películas, buenas, por cierto, es atestiguar sencillamente el nacimiento de un gran actor. Seguramente esta no sea una película como para despelucarse y refrendarla como clásico, ni siquiera familiar, ni angelical, ni siquiera con una pizca de gracia ni de irreverencia. Solo se trata de una película en la que Gordon-Levitt era un niño con ganas de seguir creciendo actoralmente. Llama la atención, incluso, que sus facciones aún sean las de un niño en ropa de adulto o que cuando era infante pudiéramos decir que era un niño con cara de adulto.