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Farewell to Dream

Drama Yoichi tiene dieciséis años y anhela convertirse en marinero. Hijo de pescaderos, vive junto a ellos y sus cuatro hermanos en medio de estrecheces económicas. Sólo tiene los prismáticos que un tío le regaló para ayudarle a soñar con otro mundo, lejos de su familia. Pero su padre sufre graves problemas del corazón, y se espera de Yoichi que asuma el negocio familiar. (FILMAFFINITY)
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18 de abril de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adorado por el público de su país, Keishuke Kinoshita (1912-1998) fue un prolífico director que trabajó todos los géneros pero que resaltó especialmente en el melodrama domestico de postguerra.

Contada a través de los ojos de Yoichi, un sensible veinteañero, la película retrata, a través de un flashback que ocupa todo el metraje, los sueños de la empobrecida clase media japonesa en un delicado pero amargo -y sin embargo esperanzado- retrato de la familia Akimoto. La película contrasta el egoísmo del descuidado padre, que regenta una mísera pescadería, y de la caprichosa hija, que busca a toda costa un matrimonio que la saque de la pobreza, con la digna honradez de Yoichi y su madre. La enfermedad y muerte del padre obligan a Yoichi a hacerse cargo del negocio y, de paso, a renunciar a sus sueños –simbolizado en los prismáticos con los que se imagina la vida de sus vecinos-.

Kinoshita sigue la estela neorrealista italiana de autores como Vittorio De Sica –una de sus grandes influencias- para mostrarnos el viejo y el nuevo Japón, y el proceso de maduración acelerada del adolescente protagonista, en medio de paisajes de las afueras de Tokio. Cinematográficamente Kinoshita combina con enorme sensibilidad, sin estridencias, una planificación típicamente japonesa con el uso de técnicas más occidentales -abundantes travellings y primeros planos- lo que otorga una gran viveza a su cine, enormemente popular entre los espectadores japoneses de los años 50.

Película melancólica, de sostenida emotividad, que se desborda en su parte final, es una más de las admirables producciones del más desconocido de los grandes maestros japoneses.

“Hoy en día son otros tiempos. Lo que me digas no servirá”
Gould
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