Concierto para la batalla de El Tala

Concierto para la Batalla de El Tala (2021), creada y dirigida por Mariano Llinás, es una película que, de manera experimental, mediante el uso de textos y la filmación de una banda de sonido, cuenta una batalla entre unitarios y federales en el siglo XIX. Extraordinaria música compuesta por Gabriel Chwojnik.

Por Nicolás Bianchi

De estreno reciente en el Buenos Aires Festival de Cine Independiente (BAFICI), Concierto para la Batalla de El Tala prescinde casi por completo de los actores y la actuación como elemento narrativo para centrarse en la música y el texto. La película intercala la filmación de una sesión de grabación, en la que una orquesta interpreta la banda musical del film, con el despliegue de un texto escrito por Llinás. Hay además otras imágenes secundarias, ilustrativas, pero los principales componentes con los que se cuenta son esos: palabras y música.

Luego de las kilométricas Historias Extraordinarias (2008), de más de cuatro horas, y La Flor (2018), de casi catorce horas, Llinás aquí ejercita la síntesis, ya que la película dura poco más de una hora. El director parte de un artilugio, que también se puede encontrar por ejemplo en El Movimiento (2015) de Benjamín Naishtat, que consiste en contar una historia del siglo XIX y al mismo tiempo hablar de la actualidad.

Son tiempos tristes de gobernantes ingenuos, dice Llinás sobre el presente aunque sin hacer nombres. En el despliegue de los textos, que aquí los espectadores deben leer en letras negras sobre un fondo blanco porque no hay un relato en off, se advierte la misma pluma y hasta la misma entonación que el director utilizó en sus películas anteriores. En definitiva el recurso es una variante de los largos parlamentos en off que Llinás, o algunos de los personajes, leían en las películas ya mencionadas.

En Concierto para la Batalla de El Tala la auto consciencia del relato está llevado a un extremo tal que es difícil de clasificar al resultado final. ¿Es un documental? ¿Es una ficción? ¿Es un ensayo audiovisual con tintes históricos y políticos? ¿O es una película sobre cómo hacer una película? No hay una respuesta correcta que excluya a las demás. Todos esos componentes están desplegados en distintos momentos.

Por más que no haya actores, cuando se despliegan los textos que cuentan los pormenores de la batalla y la actitud heroica del general Lamadrid (quien podría ser considerado aquí como el protagonista de la película), la música, brillantemente realizada por Chwojnik, le da una épica ineludible a la lectura de los textos. La historia de Lamadrid está contada a partir de sus memorias, la búsqueda en ella de Llinás y la lectura del Facundo, de Domingo Sarmiento. Lamadrid fue dado erróneamente por muerto en la batalla de la que se ocupa el film y eso es lo que dispara la curiosidad del autor (como el fusilado que vive en Operación Masacre de Rodolfo Walsh).

Es el relato de un hombre corajudo, quizás en exceso, que no vacila en luchar solo si otros no lo acompañan. Justamente lo que más parece reivindicar Llinás es una actitud, un arrojo valiente en un momento de crisis. El conflicto y el contexto están dados, y si al espectador le interesa deberá buscarlo por su cuenta. El marco es el enfrentamiento entre unitarios y federales en los años anárquicos de la década del 20 del siglo XIX, que más tarde recupera Sarmiento en su libro y Llinás ahora en su película.

A pesar de abordar un tema un tanto solemne y complejo, sobre todo por la manera en la que se puede establecer una relación con la actualidad, la película no deja de experimentar y jugar con los elementos narrativos como en las demás obras realizadas por Llinás. Aquí el director se vuelve a filmar a sí mismo, se pone en el centro de todo y se va por las ramas de manera tan disfrutable como, por ejemplo, en las filmaciones de los árboles en La Flor o la enésima derivación narrativa de alguna anécdota que se desprendía de las líneas centrales de Historias Extraordinarias.

Imposible de clasificar fácilmente, Concierto para la Batalla de El Tala, es también una puesta en valor de la historia, como actividad intelectual que sirve para la vida en el tiempo presente, de la belleza de las palabras, cuando están bien utilizadas y elegidas, y del poder y la potencia de la música como vehículo de sensaciones y emociones.