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El crítico

6,3
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Documental Carlos Boyero es una de las figuras más seguidas y temidas del cine español. La polémica le persigue desde que hace más de cuarenta años publicara su primer artículo y, desde entonces, nunca ha dejado estar en ojo del huracán. ¿Es el último representante de una época que se termina? ¿Han acabado las redes sociales con la tradicional influencia de los críticos? Partiendo de la trayectoria y la personalidad de esta figura tan ... [+]
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
26 de septiembre de 2022
35 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los críticos de cine siempre han sido una figura cuestionable para el gran público consumidor de cine. Cada persona tiene su particular visión una vez que la película ha terminado y desea hablar de ella sin tapujos. Aunque sí es verdad que a veces está la impera curiosidad de saber la opinión de un critico de cine por si se va a encontrar algo bueno, o bien, algo decepcionante que no vale la pena ver. Luego cada crítico tiene un lenguaje particular. Unos van más directos, que dan su opinión directamente, y otros tienen un lenguaje más literario, con el peligro de no contarte nada.

Si en Estados Unidos hay figuras ilustres como Pauline Kael o Roger Ebert, en España tenemos también a Ángel Fernández, Antonio Gasset y el más temible de todos, Carlos Boyero. Canal TCM emitirá el próximo 21 de octubre el documental El crítico, un documental sobre el crítico de cine Carlos Boyero, dirigida por Juan Zavala y Javier Morales y que se presentó en el Festival de San Sebastián ya que el documental se ambienta allí cuando el famoso crítico estuve presente en la última edición de 2021.

No estamos ante un documental que te va a cambiar la vida, ya que se basa en la vida de Boyero desde su infancia, repudiando a su padre pasando por su vivencia en el colegio de los escolapios de Salamanca donde tuvo una mala experiencia. Todo cambió cuando se mudó a Madrid en la facultad de Filosofía, con un look estilo punk, llegando a conocer a Fernando Trueba y Antonio Resines, forjando así una amistad que les harían inseparables incluso rodando cortos que según dice el propio Boyero, “le avergüenza” salir en la pantalla.

Esta amistad con Fernando Trueba le llegaría la gran entrada a la crítica de La guía del ocio y con esto, empezaría el nacer del gran Carlos Boyero. A partir de aquí, empezarían sus polémicas con los distribuidores y con el propio director de la revista, nada más y nada menos que Florentino Pérez, donde se negaba a publicitar algunas películas con críticas buenas que le acabó llevando al despido. No obstante, no tardaría en encontrar trabajo en el diario de Pedro J. Ramírez, que después llevaría consigo al diario El Mundo hasta que fue “fichado” por El País, donde no estuvo exento de polémica porque varios directores, encabezados por Victor Erice escribieron una carta al director para que ”no fuera enviado a los festivales”, y su enemistad con Pedro Almodóvar donde todo, absolutamente todo, le repudiaba excepto Volver.

En el documental nos encontramos con varios directores de cine que dan su testimonio sobre Carlos Boyero como Nacho Vigalondo, Manuel Martín Cuenca o Álex de la Iglesia comentando que cuando le reprochó en una crítica le convirtió ya en director , críticos como Marta Medina, Pepa Blanes, María Guerra, Beatriz Martínez comentando las polémicas sexistas y machistas en muchas de sus críticas, e incluso el crítico del diario ABC Oti Rodríguez Marchante hablando de su amistad con él y la desaparición del resto de amigos críticos debido a la fatalidad de la vida donde nadie puede escapar.

A partir del Covid, Carlos Boyero se ha convertido en un animal mitológico de la crítica, donde anteriormente era una figura discutible pudiéndote arruinar la distribución de una película, o incluso, de recortar el número de copias en cines. Y ahora, las nuevas generaciones desconocen de su existencia debido a su nula capacidad digital al igual que le ocurre a José Luis Garci. Las distribuidoras ya han perdido miedo a las palabras del temible crítico, respirando una bocanada de aire fresco dando paso a la nueva crítica más libertaria, pero a la vez, más precaria donde no puede contar con los privilegios de la crítica clásica. Este documental sirve como colofón final a la despedida de un genio sin igual.
Jaime Meco
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22 de octubre de 2022
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este documental ahonda en el crítico de cine más vehemente, provocador, interesante y sincero de la prensa española. Boyero se analiza a sí mismo y a su historia se le marina las intervenciones de compañeros periodistas, como Carles Francino, y una nutrida amalgama de actores, directores y productores y también amigos del gremio que lo conocen y lo han conocido.

Como ocurre con Arturo Pérez-Reverte, con el que tiene algún paralelismo, por el papel de provocador que comparte, oteamos la faceta periodística que forma parte de un modo de ver y entender el mundo. Creo que Boyero ha cultivado un personaje exagerado en la prensa, un personaje que ha buscado dinamitar a aquel que le aburre, a veces ciegamente, como ocurrió con Javier Cámara, pero es, al mismo tiempo, de los pocos que muestra originalidad, personalidad y honestidad consigo mismo y critica lo que le parece mal, ya sea cine, un actor o un director (es archiconocido el rechazo que siente con Almodóvar) o una encrucijada social. No se corta la lengua a la hora de arrojar bombas sobre los techos acomodados de los poderosos. Sin embargo, en La Ventana del Cine, en su sección en la SER, uno escucha a un hombre pausado que reflexiona sobre el cine, sobre la música y sobre la vida, con humor, con valentía, con sinceridad, y quizás en eso tenga mucho que ver la comodidad que siente con Francino y con la alcachofa amarilla. Por lo que hay muchos Boyero en Boyero.

El documental muestra sus luces y sus muchas sombras; su mala relación con su padre, la infancia desestructurada con los curas a los que llama en el documental "cuervos", y explica los porqués de su animadversión hacia ellos, los excesos posteriores de drogas, juegos y alcohol, el rechazo que produce y ha producido en algunos sectores porque lo consideran machista, maleducado, cínico y déspota, y también por el lugar privilegio que ocupa y ha ocupado en el sector, donde ha sido uno de los mejores pagados, lo que ha sumado aún más las dosis de animadversión y envidia.

A pesar de todo, de los sinsabores y las glorias, el personaje y la persona salen a flote, y al crítico aún le quedan películas por cortar, triturar y alabar. Una de las figuras más polémicas e interesantes que ha tenido a los grandes medios pujando para que escribiera en sus periódicos (Pedro J. Ramírez lo tuvo veinte años en 'El Mundo', a pesar de que ambos tenían y tienen un imaginario político muy diferente, también ha escrito para 'El País', la SER y un largo etcétera).

Un documental que, en definitiva, intenta hacer de espejo para reflejar, hurgar y entender al crítico de cine más famoso e irreverente de este país.
Bru
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27 de octubre de 2023
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante documental sobre la figura más representativa de la crítica de nuestro país. Sirve para comprobar que la mayoría de la crítica profesional está al servicio de la industria subvencionada. Me temo que la crítica amateur tampoco se salva. Comprueben la cantidad de negativos que acumulan las primeras críticas que ponen mal una película de estreno en esta misma página.

En este mundo donde se vende todo, donde todo es válido y hasta magnífico, donde se exaltan películas de mierda solo porque se es amigo del mediocre director de turno, o por corporativismo odioso, aparece Boyero para decir lo que le sale de la flauta.

Boyero ha elegido pasar por la vida con su verdad por delante. Pasar de todo y de todos. Con un par.

Eligió ser un borracho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Razumikhin
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24 de noviembre de 2022
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El canal TCM produce este documental donde amigos, cineastas, profesionales del medio y compañeros de profesión analizan el pasado, presente y futuro de un crítico mordaz, insobornable, punk, único en su especie.

Boyero es ese tipo que ha leído más libros que tú, ha visto más películas que tú, ha vivido más que tú, y que, si tiene un mal día, te puede hundir con una frase. También es un hombre entrañable, vulnerable, a menudo autodestructivo, con demonios interiores, una visión pesimista del mundo, un alto concepto de la amistad, un ser rebelde, ácrata, salvaje, sincero de forma suicida. Su pasión por el cine le condujo a la crítica, aunque siempre tuvo claro que no deseaba hacer nada. Se ha mantenido ajeno a modas y nunca se ha inclinado ante el moderno de turno. Ha esgrimido su opinión contra todos y contra todo.

El documental también da testimonio del fin de una época. De aquellos críticos temidos y admirados que se alojaban en los hoteles más lujosos y comían en los restaurantes más exquisitos a los que sobreviven en los festivales a base de bocadillos, compartiendo habitación con otros colegas. Las redes sociales cambiaron el panorama, la democratización de las opiniones trajo penuria. El poder de la prensa escrita ha ido menguando a ritmo acelerado. Boyero es uno de los últimos de una estirpe condenada a desaparecer.

Desde sus críticas, sus columnas o el chat que mantenía con los lectores, exhibió sabiduría, desprecio por las cosas que detestaba y amor por las que amaba, con talento y gracia, sin concesiones. No usa internet, apenas sabe manejar un ordenador, y ni falta que le hace. Lo suyo no es una pose; nació así. Los debates acerca de si hay que considerarle un escritor antes que un crítico se antojan irrelevantes. Él vende estilo, como Sinatra. Le funciona.

Una pena que la nuevas generaciones no le conozcan. Ellos se lo pierden.
Jackie Daytona
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27 de octubre de 2022
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diré el tópico corriendo y me lo quito de encima: esto es criticar al crítico. Vale. Pero yo no sé criticar (como me recuerdan ¡ay! a menudo) y no considero a Boyero un crítico. Por lo visto y oído en el documental, me parece que a él le pasa lo mismo y mantiene la cara atónita, asustada e impostora del que no se cree ganarse la vida con eso.
Pero lo cierto es que se ha ganado el prestigio a estocada de pluma afilada. Es que, a lo mejor, se trata de eso: de que su escritura transciende lo visto en el cine. Es la buena literatura, la acidez del papel, el sarcasmo gordo o la ironía fina. La mala leche destilada, a veces desnatada, que te sorprende y te hace cómplice, aunque no lo quieras. Es la inteligencia, que es más seductora que esas mujeres fatales del cine negro, porque nunca envejecen, sino todo lo contrario.

No sé cual de los amigos, o enemigos; damnificados o agradecidos, dice que siempre pensó que se dedicaría a la escritura. Y es lo que ha hecho. El cine ha sido una buena excusa. Confortable y cálida. Porque en el cine te llueven las historias; te calan hasta el forro de los huesos y te desnudan en la húmeda soledad de la intemperie aterciopelada de las salas de los cines, pero es en la puta calle y en la vida real donde te resfrías, agonizas y te asfixias.

Así que las críticas, las propias y las que te gustan, son historias de la historia donde el protagonista eres tú. Tu emoción o la falta de ella. La forma, o el fondo, en que una película te llena o el tedio que reproduce dentro de tí.
Boyero es un gran cronista de sí mismo y de una gran cantidad de gente que apuesta por una escritura hermosa, una filosofía melancólica, un humor chirriante y un contenido cínico, siempre inteligente. Porque su crítica es transversal, cruza guiones, directores, actores, ideas, costumbres, modas, vida... La pantalla como una ventana y tú de afuera a dentro o al contrario...

Es verdad que no tiene misericordia (eso podría formar parte de un personaje) y que es parcial o subjetivo; y que, como decía una crítica (muy profesional ella) escribe desde la emoción y es mucho mejor distanciarse (palabras de ella), o sea, ser más técnico. Seguro que ella lo consigue, pero si hablas de arte no puedes distanciarte sin perder lo más importante de su poder. El de pasmarte, sorprender, reír o enojarte; indignarte o ponerte pelipunteada. Yo creo que Boyero exhibe esa capacidad, o imposiblidad, de las películas y te lo retransmite.

También lo conseguía Gasset, o Alfonso Sánchez, o Garci en sus tertulias de frikis por el cine. Aprendías muchísimo con ellos de cosas de esas "técnicas", pero siempre estabas esperando el momento intimo de sus recuerdos, amores y odios muy personales. Todo iba bien, muy profesional, hasta que sonreían soñadoramente, torcían media boca o empezaban a susurrar como el que iba a contarte un secreto muy especial.

Chaval, era el momento. Estabas en un club muy selecto. La comunicación máxima. La inteligencia compartida. La emoción. Como decía un gran poeta americano:"¿Que soy contradictorio? ¿Y qué? Soy inmenso y contengo multitudes"

Pues eso. La gran belleza.
paki
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