Debris Documentar

He visto bastantes películas que cruzan la línea del terror comercial o del gore asequible, y se pasan de rosca sacando verdaderas brutalidades. No tengo, a priori, ningún problema con esto siempre que tu concepto trascienda de la mierda que sacas. De hecho, si algo me gusta del cine del director de este metraje, Marian Dora, es que sus películas suelen contar algo más.

Bien, aquí no es el caso.

Lo único que puedo decir a favor de Debris Documentar es el que el tema principal está bastante bien (sin ser tan destacable como el de otras películas de este autor) y que los fluidos y situaciones desagradables varias están muy conseguidos. (Tengo entendido que al señor Dora le gusta trabajar con fluidos reales y no falsearlos...)

Sin embargo, por muy bien hecha que esté la putrefacción de la película, no narra nada más. Solo es un tío, su cámara, y lo que le gusta grabar cuando sale del rodaje en el que trabaja.

Podría haber aderezado esta ruina argumental con una estética llamativa y bien lograda como en sus posteriores metrajes (obviando Cannibal), pero nada. Los entornos mostrados son bastante feos, no aportan nada, ni a nivel estético ni argumental.

Con todo esto, no me queda más que ponerle la nota que veis...

No es de extrañar porque esta película no se publicó hasta después de La Melancolía Del Ángel. Esta película fue claramente hecha para escandalizar y asquear a la gente y eso es lo que consigue a la perfección. Una película con muchos momentos escatológicos que sorprendentemente son reales, la mayoría sin efectos especiales. Un argumento corto y simple que no tiene relevancia, las escenas asquerosas son lo más relevante de esta película al tener como protagonista a un hombre sádico con fetiches escatológicos y un morboso gusto por la violencia. Lo que se destaca es que se trata de alguien que a los ojos del público es alguien común y corriente, pero en secreto es un fetichista morboso. Lo fascinante de eso es que sirve para reflexionar respecto a las personas que no sabemos como son sus vidas privadas y qué mañas tienen. Como siempre en los filmes de Marian Dora, la parte visual, la edición y el ambiente son lo mejor. Esta película va más allá de lo convencional y hay que ser muy de mente abierta y estómago fuerte para poder verla. Mi nota para esta película es un 5/10.